Junio en Cinemateca

Cinemateca Uruguaya / 30 mayo, 2022 /

Dos de los estrenos del mes de junio en Cinemateca son Bosco, de Alicia Cano Menoni y La fuga del capitán Volkonogov, de Aleksey Chupov y Natalya Merkulova.

En el documental Bosco, la realizadora uruguaya Alicia Cano cuenta la historia de su abuelo Orlando. Orlando sueña desde Uruguay con su pueblito en Italia, el Bosco. Tiene más de cien años y parece que intercambia con ella hace mucho sobre esas imágenes que le recuerdan al Bosco. Le dice que cuatro o cinco días bastarán para filmarlo todo, porque quedan muy pocos en el pueblo, solo trece… Son trece habitantes y ella filma trece años. El encanto del pueblo y su gente atempera un proceso complejo que entraña la memoria y los lazos que se crean en la vida. Largas vidas con tiempos alucinantes. El paisaje es fantástico: se compone de pequeños objetos, rostros y detalles mirados con ternura y una sensibilidad muy sabia, como la gente de Bosco. En Salto, desde su silla giratoria, Orlando nos invita a un viaje que deviene fábula. Entre Bosco y Salto, entre la imaginación y la memoria, se construye un diálogo que abre paisajes que existen más allá del tiempo y de la realidad. El pueblecito italiano ha sido descrito como un lugar en el que “hay más lápidas que personas, casas habitadas por animales, comida, recuerdos. Un pueblo casi inerte tomado por el bosque encantado”. Y se ha señalado que la película encuentra una belleza inusitada en la simpleza aparente y, al mismo tiempo, con humildad y amor, se detiene a mirar algo invisible: el tiempo que pasa, la huella que deja en los ojos de la gente, el sentido de la vida y lo que desaparece. La película toda es un regalo que anima profundamente y estremece. Filmada a lo largo de trece años, Bosco indaga sobre lo que queda cuando todo parece destinado a desaparecer.

Por su parte, la película rusa La fuga del capitán Volkonogov retrata la Unión Soviética del año 1938. En ese momento Stalin realiza una purga entre sus propias filas. Algunos hombres del Servicio de Seguridad Nacional (NKVD), los que ejecutan y reprimen, son también apresados y ejecutados. Volkonogov, un capitán entregado a la causa, sabe que está condenado y escapa. Mientras huye, trata de expiar sus crímenes recogiendo el perdón de las familias de sus víctimas.

Volkonogov ha desaparecido y nadie da con él en las oficinas centrales o en su escondite. Cuando sigilosamente recupera la documentación, hacia el final del primer tramo de la película, somos testigos del desenlace final. Cientos de ciudadanos que han sido detenidos y supuestamente enviados a campos de trabajo han sido asesinados sumariamente y Volkonogov (cuyo primer nombre es, no por casualidad, Fyodor, como el autor) se propone sacar todo a la luz y conseguir que se haga justicia. Los parientes más cercanos de todos los casos que supervisó reciben una visita, desde trabajadores de lavandería a médicos titulados, y escuchan la cruda realidad. Entonces se empiezan a percibir algunas ambigüedades en el comportamiento del héroe.

Y es que la película lanza sobre su público una pregunta que acaso no tenga respuesta: ¿la conciencia limpia de una parte de un régimen totalitario puede contribuir de alguna manera a exonerarlo? Repitiendo los intereses metafísicos de la anterior película del director, El hombre que sorprendió a todo el mundo, las personas a las que falló en su momento; una vez contada toda la verdad, ¿es posible culpar a los destinatarios por no bendecir su alma? Esa polémica no ha estorbado el aprecio suscitado por la película. Leslie Felperyn, en The Hollywood Reporter, la ha definido como “Tensa y enérgica (…) Los aficionados a la literatura rusa notarán su similitud temática con Dostoievski, con su énfasis en la redención: además del absurdo de Gogol”. En Screendaly, Jonatham Ronmeuy ha señalado igualmente que “la tradición de la angustia dostoievskiana y el absurdo de Gogol ofrecen una estructura plausible en este drama poderoso y perturbador sobre la era Stalin”.

Además de estrenos, con la excusa de cumplirse 25 años del estreno de Felices juntos, repasaremos parte de la obra de su talentoso autor, el hongkonés Wong Kar-wai.

Para ser más precisos, Wong no es hongkonés. Nació el 17 de julio de 1958 en Shanghái (China), en el seno de una familia de inmigrantes chinos que emigró en la década de los sesenta de Shanghái a Hong Kong. No fue fácil ni para él ni para su familia adaptarse a los diferentes dialectos y culturas de Hong Kong; algo que lo marcó a fuego y que se ha reflejado en su obra. Incapaz de hablar cantonés, el idioma local de Hong Kong, el joven Wong tenía problemas para comunicarse con la gente, y por consiguiente para socializar y entablar amistades. Lo mismo le sucedió a su madre, y el cine se convirtió en el refugio de ambos.

Como Stanley Kubrick, como Quentin Tarantino, nunca asistió a una escuela de cine, y comenzó su carrera cinematográfica como guionista, fundamentalmente de películas de acción. Luego se convirtió en uno de los tantos directores que surgió de la ola creativa hongkonesa durante los años ochenta, donde se llegaron a producir hasta 200 películas al año. Jóvenes directores con influencias occidentales, como Ann Hui, Tsui Hark y Patrick Tam, comenzaron a hacer películas que distinguían su trabajo de las principales producciones de estudio de Shaw Brothers y Golden Harvest.

De sus años como guionista, hay que destacar el film llamado Final Victory (1987), dirigida por Patrick Tam, que le valió una nominación en la séptima edición de los Hong Kong Film Awards. Dos años después de guionar Un mañana mejor (1986), de John Woo, que se convirtió en un éxito de taquilla, Wong debutó como director con El fluir de las lágrimas (1988); una sutil y estilizada película de gangsters protagonizada por Andy Lau y Jacky Cheung. En esos años Wong creó con el también director Jeff Lau la productora In-Gear, que le permitió un margen de maniobra para poder financiar sus propias producciones, distanciándose del ámbito más comercial del cine de Hong Kong.

Hay un denominador común en todas las películas de Wong Kar-wai, y es que cada uno de sus personajes sufren de una terrible soledad en sus vidas, al punto de que en muchas ocasiones esa soledad es tan grande que no puede ser comprendida ni por ellos mismos. En Días salvajes (1990), el protagonista seduce a dos mujeres diferentes. Sin embargo, a medida que su crueldad y su naturaleza de playboy se vuelven evidentes, tanto él como las mujeres se embarcan en diferentes viajes emocionales. En Con ánimo de amar (2000), el sentimiento de soledad se acentúa aún más a través de la sensación de anhelo nunca materializado que siente su pareja protagónica. En Chungking Express (1994) y Fallen Angels (1995), la soledad deriva de la sociedad urbana moderna. Los personajes no pueden conectarse con nadie y terminan solos, al menos sentimentalmente.

Las películas de Wong Kar-wai destacan por la sensibilidad de la que se ven impregnadas tanto a nivel estético y sonoro, como por un particularmente inteligente uso del color. Los fotogramas están impregnados de colores que evocan el estado de ánimo y las emociones. Frecuentemente, hace uso de colores cálidos (rojo o amarillo) y fríos (verde o azul) para llenar el marco. Del mismo modo, suele hacer uso de una fotografía muy saturada de tonos profundos y significativos, que acaban esbozando una poética visual muy particular. Wong Kar-wai es un director profundamente visual, donde el lenguaje y el ritmo cinematográfico conforman la esencia misma de la historia que quiere contar. El director sabe que una buena película se debe de contar por sí sola, que lo que importa es la imagen y el sonido, y que la charla sobra. En este ciclo, inevitablemente incompleto, hay varios ejemplos de su mejor producción, como son Ángeles caídos (1994), Felices juntos (1997), Chungking Express (1994), Con ánimo de amar (2000), 2046, Los secretos del amor (2004) y El sabor de la noche (2007).

 

 


Y entre las otras propuestas que tendrá Cinemateca para el mes de junio, les adelantamos la realización de la 7.ª semana de cine portugués desde el 16 al 22 de junio.

Por último, recordar que Cinemateca te acompaña sigue todos los jueves y domingo a las 22 h por la pantalla de TV Ciudad.

Toda la información sobre la programación y las películas la pueden encontrar en cinemateca.org.uy.

Los esperamos.

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