Hermandad teatral México – Uruguay  

Teatro / 30 junio, 2025 /

Se estrena en México Soy un soñador que ya no sueña

La Ópera reflexiona sobre fenómenos sociales como la migración y la desaparición forzada.

I’m a Dreamer Who No Longer Dreams (“Soy un soñador que ya no sueña”) es una ópera contemporánea de alto nivel que reflexiona sobre la migración y la desaparición forzada, dos fenómenos sociales extendidos y dramáticos del siglo XXI.

Escrita por la dramaturga originaria de Singapur, Cerise Lim Jacobs, con música del compositor mexicano residente en Nueva York, Jorge Sosa, la ópera fue estrenada en el Emerson Paramount Theatre de Boston, en 2019, por la compañía White Snake Projects, que encarga y produce ópera original accesible para todo tipo de público y con altos niveles artísticos.

Con esta nueva producción de Escenia Ensamble, compañía multidisciplinaria con más de 17 años de trayectoria, se realizará su estreno en México y Latinoamérica, como parte de su proyecto Identidades Migrante, bajo la dirección de escena del dramaturgo y director mexicano, Ragnar Conde, y la dirección concertadora de su compatriota, el cantante y director coral y orquestal Alberto Alonzo.

La historia presenta a Rosa Hernández, una mujer mexicana indocumentada a punto de ser deportada y obligada a dejar a su hija pequeña, Sol, por las políticas migratorias en Estados Unidos. Rosa conversa con su defensora de oficio, Singa Loh, proveniente de Indonesia, una abogada inmigrante que también carga con el miedo constante al sistema, aunque con otra situación de legalidad, pues tiene una tarjeta de residencia permanente y se ha logrado integrar a la sociedad. Juntas, ambas protagonistas confrontan sus expectativas sobre el “Sueño Americano” con la realidad que viven.

“Esa conexión empieza con una serie de prejuicios, y poco a poco se van conociendo y van encontrando puntos en común. Esto las lleva a constantes regresiones al pasado y a distintos momentos donde se empiezan a diluir las líneas entre la realidad y los sueños”, señala el director Ragnar Conde.

Conde apunta que la obra estaba escrita para ser interpretada por tres cantantes. En este caso, esos tres roles quedaron distribuidos entre más cantantes, porque, como parte del proyecto de Identidades Migrantes, lo que se busca es “impulsar a nuevas generaciones de artistas, en todos los sentidos”.

El elenco está encabezado por voces jóvenes mexicanas que se han ido posicionando en el género lírico, como la mezzosoprano Mariela Angulo en el rol de Rosa y la soprano Tania Solís, en el papel de Singa, así como las sopranos Belinda González, Jéssica García y Ana Silvia Sánchez, y las niñas Regina Neri Bazán y Valentina Pérez Escalona. También participarán el Coro Metropolitano Huitzilli, que dirige Ruth Escalona, y el Coro Vox Coeli del Centro Escolar del Lago de Cuautitlán Izcalli, bajo la dirección de Edgar Flores Magaña, además de un grupo de niños actores, sumando un total de 80 infantes en escena, además el elenco principal.

Todos ellos serán acompañados musicalmente por la Camerata Escenia, la cual está conformada por destacados músicos, como el pianista Jozef Olechowski, Beata Kukawska y Pawel Sliwinski (violines), Erika Ramírez Sánchez (viola), Luz María Frenk Mora (cello), Alberto Caminos Miranda (contrabajo) y Samir Pascual Vázquez (percusiones), todos ellos integrantes de las más importantes orquestas de México.

El director orquestal Alberto Alonzo dijo que “ha sido un grato descubrimiento trabajar esta ópera, en la cual, desde lo musical proponemos una versión reducida para cuerdas, percusiones y piano, que busca equilibrar la teatralidad del drama con la teatralidad a través de la música”. Destacó, también, que la composición combina elementos del folclor mexicano con una narrativa universal.

El conjunto promete llevar a los espectadores de la opresión de la realidad al mundo de los recuerdos, las pesadillas y las fantasías, incitando a una reflexión sobre los tiempos difíciles que vivimos, y abriendo una luz de esperanza para las nuevas generaciones. Se trata, en síntesis, de una evocadora ópera contemporánea con una historia conmovedora y oportuna.

En la parte visual, la escenografía e iluminación son de Pedro Pazarán y transportarán al público de la cárcel —donde está encerrada Rosa— a los pueblos de México y Singapur, donde las mujeres vivieron su infancia, apoyándose con el diseño de proyecciones de Chava Banuva. El vestuario, que combina elementos realistas con acabados oníricos, es diseñado por Brisa Alonso, y enriquecido por el maquillaje de Ilka Monforte.
——————————————————————————————————————————————

 

Para la libertad: México 68

Un musical escrito y dirigido por Omar Olvera, celebra a la juventud y al poder transformador del arte

Basada en hechos reales, Para la libertad: México 68 es una ficción que cuenta con diversas fuentes documentales y gira en torno a un grupo de estudiantes de la Academia de San Carlos, que, tras organizar una fiesta de disfraces, asesinan a uno de sus compañeros durante el movimiento estudiantil de 1968, en los días previos a la inauguración de las Olimpiadas; el crimen los llevará a involucrarse en el movimiento.

Entrelazada con canciones de Juan Manuel Serrat, la obra se centra y explora las vidas, relaciones, sueños y aspiraciones de esos jóvenes, mientras enfrentan la represión y la violencia militar del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, que culminó con la matanza en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco. Las canciones del cantautor catalán conectan con el público y lo llevan a reflexionar sobre los ideales de libertad, amor y amistad, y la importancia de la memoria histórica y la lucha por los derechos humanos.

Se abordan, también, temas como la represión, la homofobia, el racismo y la falta de tolerancia, invitando a la reflexión sobre si se ha aprendido de los sucesos de 1968 y se avanzó en la construcción de una sociedad más justa.

El musical combina la historia del movimiento estudiantil con las historias personales de un grupo de jóvenes, representado por nueve actores y tres músicos, que interpretan, en vivo, parte del cancionero de Serrat, como hilo conductor para conectar con el público y reflexionar sobre el pasado y el presente de México.

La génesis del proyecto inició hace 15 años, cuando el autor, Omar Olvera, era estudiante de la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ahora Facultad de Arte y Diseño). Así, lo que comenzó como un trabajo de titulación basado en temas latentes como la represión de los estudiantes, se entrelaza con hechos más actuales, como la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, en Guerrero, entre otros acontecimientos sociales.

Empapado por el espíritu universitario, Olvera comenzó a idear un musical que hablara del movimiento del 68 y se contara a partir de canciones de Serrat, y junto con el músico Hugo Morales Zendejas y un grupo de amigos cantantes, comenzó a tallerear los arreglos musicales y probar el texto.

“Eran pasos lentos, y como si se tratase de un barquito de papel que se lanza al mar, el sueño comenzó a tomar forma”, comenta el autor. Un primer libreto quedó listo en 2012, con su título original Barquito de papel, y con apoyo institucional en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Un año después, tras una profunda revisión al texto y el concepto, se adoptó el título definitivo: Para la libertad: México 68. En esa nueva etapa, se presentó en el Teatro del Parque Interlomas, donde Joan Manuel Serrat asistió, aplaudió de pie y concedió los derechos para el uso de su música, recordó Olvera.

La nueva puesta en escena cuenta con el apoyo de Producción de Mejor Teatro y del productor teatral mexicano Morris Gilbert, con más de 50 años de trayectoria. Contiene 17 canciones en escena que un cuarteto interpreta en vivo (guitarra, batería, bajo y teclado), con la dirección musical de Morales Zendejas. El reparto lo componen Irasema Terrazas, Samanta Salgado, Santiago Ulloa, Alexo Fergo, Brenda Santabalbina, Dafne García, Diego Llamazares, Jorge Escandón, Juan Pablo Ruíz, Lucía Huacuja, Roberto Salguero y Vanessa Bravo.

En definitiva, según Olvera, se trata de una puesta para hacer reflexionar a los espectadores sobre cuánto ha cambiado la sociedad mexicana desde 1968, en tópicos como la violencia de género, los derechos humanos, la homofobia y la libertad de expresión, además de conmemorar ese acontecimiento que sigue siendo una profunda herida abierta en México.