Hermandad teatral México – Uruguay

Teatro / 27 marzo, 2024 /

Diego Rivera y su huella  en el teatro mexicano

La relación del pintor y muralista Diego Rivera con el teatro no se limita solamente al maravilloso mural de mosaico que adorna el Teatro de los Insurgentes, titulado Historia del teatro en México, creado en 1935, que resume la historia de esa manifestación artística desde la época prehispánica hasta la primera mitad del siglo XX.

A lo largo de su vida Rivera mantuvo estrechos lazos con el mundo del teatro. A inicios de los años veinte del siglo pasado, el muralista entabló lazos de amistad con autores de revistas como Carlos M. Ortega, Pablo Prida y Manuel Castro Padilla, conocidos en su tiempo como la “sociedad de los muchachos” y aunque el nombre del muralista no solía aparecer en los créditos de sus populares obras de revistas y comedias populares, Rivera frecuentemente los asesoraba y/o participaba de forma más directa en algunos de sus decorados.

Tal parece haber sido el caso de la obra Aires Nacionales, que se estrenó el 24 de septiembre de 1921, como parte del programa cultural de las celebraciones del centenario de la consumación de la Independencia, y que contó con la actuación de Lupe Rivas Cacho (1894-1975) y Roberto Soto.

En 1929 Rivera realizó la escenografía para la obra titulada El corrido de Juan Saavedra, de la autora María Luisa Ocampo Heredi, y también diseñó decorados y vestuarios para obras pedagógicas desarrolladas por Amalia Castillo Ledón dentro del Teatro del Periquillo. En 1930 hizo diseño de decorados para la Carpa Morelos, que ofrecía funciones en barrios populares de la Ciudad de México

Entre 1926 y 1932 Rivera trabajó con el compositor Carlos Chávez en el diseño de vestuarios y decorados para el ballet sinfónico Horse Power, que se estrenó en 1932 en el Metropolitan Opera House, en Pensilvania, EU. El ballet contaba una historia panamericana que se promovía como una narrativa de cooperación entre el Norte y el Sur del hemisferio.

En 1937 Rivera hizo la escenografía de Rayando el sol, una obra de revista de Carlos M. Ortega, que se presentó en el Teatro Esperanza Iris y posteriormente en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México.

En 1950 realizó su último trabajo escenográfico para El cuadrante de la soledad, escrita por José Revueltas y dirigida por Ignacio Retes. La obra se presentó en el Teatro Abreu y la escenografía diseñada por Rivera presentó una serie de problemas que iban desde que estaba mal aforada y que el piso del teatro, por sus malas condiciones, no resistía el peso de la estructura.

Diego Rivera en vida y después de muerto inspiró a diversos autores para realizar montajes sobre su vida. Sin embargo, uno de sus legados más visibles en el mundo teatral es el mural del Teatro de los Insurgentes.

Un rostro enmascarado y las manos femeninas a su alrededor son el centro alrededor del cual Rivera colocó personajes conocidos y anónimos de la historia de México para hablarnos de la historia del teatro y dar la bienvenida a los espectadores que ingresan al reciento teatral.

El propio artista señaló que el mural lo cubrió “con escenas de obras de teatro que reflejan la historia de México desde la Colonia al presente”.

 


Teatro de Ahora

 Primer ensayo de teatro político en el México posrevolucionario

Juan Bustillo Oro y Mauricio Magdaleno, entonces jóvenes escritores de 27 y 25 años de edad, militantes partidarios de José Vasconcelos en la contienda por la presidencia de México en 1929, inspirados en gran medida por las experiencias vanguardistas del teatro político de Meyerhold en la Unión Soviética y de Piscator en Alemania, concibieron y realizaron entre 1931 y 1933 una propuesta dramatúrgica y escénica a la que denominaron Teatro de Ahora.

El movimiento fue definido por ellos como ejemplo de una dramática esencialmente política, realista, anti-individualista, y por consiguiente anti-psicologista, simplista, anti-nacionalista, anti-folclórica y de lucha revolucionaria en defensa del pueblo, obreros, campesinos e indígenas mexicanos.

“El Teatro ha de enraizarse en la realidad histórica de su momento si quiere chupar savia suficiente de vida auténtica; tiene que traducir la implacable realidad social del momento, tiene que ser, en ese sentido, fiel a la trágica angustia económica de nuestro tiempo, reflejo de la absorción política; en una palabra tiene que ser político”.

“Juan Bustillos Oro, dio a conocer su obra Masas” Periódico el Universal 5 de noviembre de 1931.

La fundación del Teatro de Ahora en la década de los 30 constituyó un hito fundamental, a pesar de la crítica muy severa y el poco interés que suscitó en aquél tiempo, para la corriente teatral mexicanista, que según Osvaldo Pellettieri “logró indiscutiblemente llevar a la escena los espacios y el sentir mexicano por primera vez en la historia del teatro en México”.

En términos generales, la dramaturgia que se propuso el Teatro de Ahora fue de carácter nacionalista y nació con el objetivo de llevar a la escena la realidad de la nueva sociedad posrevolucionaria en México.

Sus principales obras

“MASAS”, obra maestra de Bustillos Oro por ser pionera en la literatura latinoamericana en utilizar al dictador como personaje.

“Justicia S.A.”, obra de Bustillos Oro trata de la responsabilidad y la integridad de un juez.

“San Miguel de las Espinas” de Bustillos Oro, en donde se observa la introducción de elementos de narración cinematográfica en la estructura dramática.

Trópico”, obra de Mauricio Magdaleno, trata sobre los abusos de una compañía chiclera estadunidense en territorio chiapaneco.

Pánuco”, obra de Mauricio Magdaleno, pieza que aborda la explotación extranjera del petróleo mexicano.

“Si mi país ofreciera alguna oportunidad de verter al drama su conciencia social y sus angustias, hace tiempo que yo habría tratado de localizar una nueva expresión dramática de acuerdo con el nuevo sentido de estos tiempos; quizá un teatro al aire libre en el que se representen por las noches, tragedias con mitos, con semidioses y divinidades de la industria, el imperialismo, la política y la tierra, alumbrados por el resplandor de muchas teas y con coros capaces de traducir la pluralidad de esta hornaza que es América, pero no puede ser y hoy, un poco a despecho de la vena dramática, vuelco vocación y fervor en la novela”  Reflexión de Mauricio Magdaleno.

El Teatro de Ahora fue muy innovador en su tiempo y puede ser considerado “el mejor teatro experimental” del periodo formativo del arte escénico mexicano. La obra de crítica social de Bustillo Oro y Magdaleno resultó muy novedosa para la época, tanto por la manera en que se trataban los temas, casi exclusivamente mexicanos, como por los recursos usados.

Se trató de una experiencia de renovación escénica  con el fin de promover un nuevo teatro que rompiera con el arquetipo de los melodramas familiares de herencia española y que, siguiendo en algunos aspectos la estética teatral del director alemán Erwin Piscator, funcionara como una suerte de “termómetro” de la vida política y social del México posrevolucionario.

Pese a su  énfasis innovador, Teatro de Ahora no alcanzó el éxito de la pintura mural, y tuvo que esperar muchos años antes de ser reconocido como un eslabón decisivo en la formación del teatro en México.

Patricia Villafuerte

 

 

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