Espacio Horacio «Corto» Buscaglia

Música / 3 octubre, 2022 /

 

“El otro día vino Mateo y me dijo que había un mojo donde se hacían unos piques que tenían mucho que ver. Enseguida agarré el collar y se lo puse al piano, que hacía rato estaba moviendo la cola, y salimos. Pero justo en el primer árbol levantó la tapa y se puso a tocar la sexta sinfonía. Suerte que conseguimos un perro vertical.”

El pasado 10 de setiembre se inauguró el espacio Horacio “Corto” Buscaglia, a iniciativa del comité Los Malvines, de la coordinadora L del Frente Amplio, en el local ubicado en Michigan 1433, esquina Aconcagua. Como no podía ser de otra manera, el espacio será un ámbito de encuentro, arte, cultura y recreación, que recuerde a quien fue un gran agitador cultural, un creador antes que nada, que le imprimió su inconfundible impronta personal a todas sus facetas: actor, músico, director teatral, poeta, periodista, publicista. Integrante de un grupo de músicos que crearon, en la década del setenta, la música urbana uruguaya; en 1969, junto a Eduardo Mateo, crea y dirige Musicasión, cuatro espectáculos fundamentales y de una enorme singularidad, en donde Horacio, además, decía en escena sus recordados mojos, pequeños poemas surrealistas que pautaban un clima donde todo era posible. Como la vez que Rubén Rada pasaba por El Galpón, mientras estaban ensayando Musicasión, y Buscaglia le pidió una canción para que la cante esa misma noche. Rada se fue caminando a la rambla y creó Las Manzanas, tema que lo hace conocido para el gran público. Su legado referido a la música deja una cantidad de canciones que compuso junto a Urbano Moraes, Pippo Spera, Rubén Rada, Martín y Paolo (sus hijos); con Eduardo Mateo componen una de las canciones más bellas de nuestro cancionero: Príncipe azul. Fue uno de los fundadores de Canciones para no dormir la siesta, un espectáculo para niños que, con el sustancial aporte de Nancy Guguich, su compañera de aquellos tiempos, dejó, desde su estreno en 1975, un imborrable recuerdo para varias generaciones. También en la misma dirección, crea, conjuntamente con Rubén Rada, Rada para niños, espectáculo en el que lo supo guiar para que cautivara a los niños y adultos con su reconocido histrionismo y swing. Sus comienzos en el teatro son en el Club de Teatro, para luego dirigir obras en El Circular, El Galpón y la Comedia Nacional. Son recordadas las puestas en escena de Inodoro Pereyra y Fahrenheit 451, en el teatro La Máscara, por la década de los ochenta. La radio es otro medio en el que pudo ejercitar su capacidad de comunicador, con dos programas legendarios: La nave de los locos y La conjura de los necios. También personificó, junto a Juceca, Los guapos. En televisión condujo el programa de humor político Cortocircuito. De su incursión en Carnaval es recordado el cuplé Arturito, en 1984, para los Diablos Verdes. Desde siempre estuvo comprometido políticamente con el Frente Amplio, marcó un mojón en cuanto a la comunicación política con su recordado Profesor Paradójico, para la campaña de 1989. Ejerció el cargo de Asesor Presidencial en Asuntos de Prensa, durante el mandato del Dr. Tabaré Vázquez. Fue un codiciado creativo publicitario, trabajó en las agencias más importantes del país, y realizó trabajos que fueron premiados en Cannes.

Horacio nos deja el 1 de febrero del 2006 a los 62 años, y con él y otros compañeros de ruta se fue una época en la que se discutía con pasión e irreverencia, se ejercitaba el espíritu crítico sin medir los costos; tal vez su mayor legado es hoy sentir su ausencia ante un hecho político, social o artístico. Seguramente, este espacio va a cumplir con sus objetivos: ser un espacio para la creación, recreación y también —¡por qué no! — para la reflexión, como lo hubiera querido Horacio “Corto” Buscaglia.

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