Hermandad teatral México – Uruguay. (agosto 2024)

Teatro / 31 julio, 2024 /

Ausencio Cruz:

“ENTRE BROMA Y BROMA  AUSENCIO SE ASOMA”

Una comedia al estilo de la Carpa Mexicana

Creador de inolvidables personajes como el No hay, Doña Zoila y Valente Campillo, entre muchos otros, Ausencio Cruz vuelve a los escenarios mexicanos con un show impregnado de crítica social: Entre broma y broma Ausencio se asoma. En su nueva puesta en escena, Cruz, uno de los humoristas con más amplia trayectoria en México, vuelca toda su experiencia y talento como escritor, actor y director de teatro en una profunda y divertida reflexión sobre el quehacer de los comediantes y el papel que desempeñan en la sociedad actual, dominada por el chiste fácil y lo “políticamente correcto”.

El hilo conductor del show es el proceso creativo de un humorista, reviviendo en algún momento a los padres del teatro de carpa en México, con personajes como Mamerto Parado Pelado y Gonzáles, un sketch original de 1918, al que, puntualizó, no le quitará ni una coma. El público también podrá disfrutar en acción a otros personajes como Cantinflas, Tin Tan, Borolas, Palillo, Resortes, Piporro, El Panzón Soto, de Héctor Suárez, entre otros.

Ausencio Cruz se dio a conocer en los años ochenta, en el programa La Caravana, la comedia mexicana de carpa llevada a la televisión con todas sus reglas. Allí interpretó el personaje Margarito Pérez, un hombre humilde que participa de manera constante en un programa de televisión con la intención de ganar un premio millonario, pero en el cual, debido a su mala suerte y lo amañado del programa, el concursante nunca gana, lo que da pie a la popular frase: “¡Lástima, Margarito!”

“Mi proyecto es la comedia musical mexicana y, tomando en cuenta lo anterior y viviendo el actual momento político en México, reinterpreto a Margarito Pérez, un personaje ya icónico de la vida popular en el país, que representa ‘la voz sin voz’, al que suele ser víctima del abuso del poder político y económico, con el cual la inmensa mayoría nos podemos reflejar y hacer propia la clásica frase: ‘¡Lástima, Margarito!’”

Dice: “Hace 32 años escribí El dedo del señor, una comedia musical que jugaba y criticaba el inicio del neoliberalismo implementado por el presidente Carlos Salinas de Gortari. Por decreto ingresábamos a la modernidad. El protagonista era el elegido por el dedo del señor para ser ejemplo de un nuevo mexicano. Como siempre nada ganaba salvo perder su identidad, sus costumbres y su cultura. Hasta el nombre; en vez de llamarse Thoniatu (hijo del sol), se llamaría Tony. El dignatario gana consolidándose como el guía que pasará a la historia como el modernizador de un país entero.

Cruz señala que hoy habría que escribir El otro dedo del señor, cambiando el régimen neoliberal por el “humanismo social”. La revolución de las conciencias está imponiéndose sin violencia para un México y una Latinoamérica y, por qué no, una Europa que busca nuevos senderos económicos, políticos, culturales y sociales…

Patricia Villafuerte

 

Sátira política y censura

Los teatros ambulantes, llamados “carpas” en México, nacieron junto con el siglo XX como una alternativa popular ante el “teatro culto”, y sin lugar a duda dejaron huella.

Durante varios decenios, el espectáculo fue uno de los entretenimientos favoritos del pueblo mayoritariamente pobre y una variante teatral que se convirtió en una válvula de escape social y en un foro público para la sátira, la parodia y la crítica política, en un tiempo donde la censura oficial se imponía sobre toda forma de expresión que cuestionara al gobierno “infalible” y a los funcionarios “intocables”. Así, los actores y comediantes de las carpas se convirtieron en auténticos voceros de la opinión popular,  burlándose  del presidente y de los miembros del gabinete, ya sea por sus yerros, sus corruptelas o sus amantes.

Las carpas eran itinerantes, y se montaban el mismo día en que se daba función. Además, eran espectáculos económicos. La rutina de la carpa era simple y predecible, pero muy efectiva en su objetivo de desatar la algarabía, el griterío y el alboroto del público, que festejaba con gritos y carcajadas los afilados comentarios de los actores y comediantes que daban vida a los arquetipos populares.

Los personajes de la carpa no eran distintos de los que pululaban en los barrios populares promedio de la época: el taquero, el “peladito”, el policía, el charro, el chinaco, la china poblana, la borrachita o el valedor.  Ellos se unían, cada noche, para hacer crítica social.

Uno de los cómicos emergidos de la carpa fue Roberto Soto, apodado “El Panzón Soto” (1888-1960). Soto es considerado el inventor del chiste político. A guisa de ejemplo, cuando en la carpa la gente le preguntaba quién mató a Pancho Villa, Soto respondía “¿CALLE-SE?”. El asesinato del llamado Centauro del Norte fue atribuido al presidente Plutarco Elías Calles (1924-1928), aunque no hay evidencia de ello.

De las carpas surgieron cómicos muy queridos del público mexicano, y algunos de ellos terminaban de vez en cuando en la cárcel por sus ácidas críticas a los políticos, como Jesús Martínez, “Palillo”, y otros se volvieron estrellas del cine y la televisión, como Mario Moreno “Cantinflas”, Germán Valdés “Tin-Tan”, Adalberto Martínez “Resortes”, Fernando Soto “Mantequilla”, Fanny Kauffman “Vitola”, Amelia Wilhelmy y Delia Magaña, (la Guayaba y la Tostada) y Amparito Arozamena, entre muchos otros.

En la década de los cuarenta, la carpa agonizaba por la censura impuesta por el presidente  Manuel Ávila Camacho. La dictadura “PRIerfecta” estaba en auge y la figura presidencial era algo intocable, de lo que no se podía hablar. La llegada de la televisión, y el servilismo hacia el gobierno que conllevó, fue acabando poco a poco con la carpa; obviamente, la censura oficial hizo su parte.

Un caso ejemplar fue el de Jesús Martínez Rentería, “Palillo”. Palillo criticó al gobierno por mucho tiempo, y el presidente al que más tuvo en la mira fue José López Portillo. Su obra Agarren a López por pillo”, duró bastante en cartelera gracias a un amparo que, según se dice, el actor siempre traía consigo. Sin embargo, su más acérrimo enemigo fue el regente del Distrito Federal (ahora Ciudad de México) Ernesto P. Uruchurtu, que lo mandaba a la cárcel tiro por viaje y le cancelaba sus obras con la misma frecuencia. Palillo vivió encarcelamientos, acosos, golpizas…pero nunca tuvo miedo, se asumió como el portavoz del pueblo, una persona que representaba lo que la gente deseaba expresar, pero que no tiene un escenario o una curul para decirlo.

Carlos Monsiváis, uno de los principales cronistas del México contemporáneo, ya fallecido, ha señalado que la carpa ayudó a consolidar el imaginario moderno de la cultura popular mexicana. Es justo decir que el espíritu de la carpa ha regresado de vez en cuando, así, a finales de los años setenta, como Cabaret político y, actualmente, como Teatro bar.

Patricia Villafuerte

 

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