Nicolás Peruzzo y Gabriel Serra presentan Diskettes, una de las mejores novelas gráficas de este siglo, una que fue reconocida por el premio Bartolomé Hidalgo en la pasada Feria del Libro de Montevideo.
Montevideo, Uruguay, principios de la década de los 80. Dictadura, clima gris plomizo. En este entorno agobiante y encerrado, un trío de jóvenes informáticos —estudiantes de ingeniería, en realidad— inventan y desarrollan un programa de contabilidad con el que esperan zafar del horrible trabajo que realizan y abrir su propio estudio. No es sencillo, le roban horas al sueño, a la vida, al estudio y a la propia empresa que los emplea. Pero para Diego, El Miunjen y Arafat ese programa lo es todo. Es una mejora en las condiciones de trabajo, sí, pero también en las de vida. Es lograr salir de dónde están y lo saben: todo depende de ello. Iremos conociendo a nuestro trío protagonista y entendiendo cuánto les va en el éxito de ese programa, aunque las cosas lejos estarán de ser sencillas (más allá incluso de los propios problemas de la creación del mismo programa). Pero la historia no se queda en eso, sino que también incluye el marco histórico y social del momento, uno que se siente tan invasivo como opresivo, uno al que los personajes —los autores— combaten con grageas de humor, relaciones personales y mucha amistad.
Dentro de la siempre sorprendente escena de la historieta uruguaya, Nicolás Peruzzo (Montevideo, 1980) —cada día más popular entre el público menudo, por su creación Pancho El Pitbull— vuelve a demostrar que es uno de los mejores guionistas del Cono Sur con una historia engañosamente simple y costumbrista (que, según ha compartido en varias entrevistas, recoge aspectos personales de la historia de su padre), pero que incluye muchísimas capas de profundidad —en sus personajes (tanto protagonistas como secundarios), pero también en la trama y en los distintos flashbacks que nos ponen en situación (de todos ellos, el origen del apodo de El Miunjen es por lejos el más divertido y, por tanto, memorable)— que terminan por construir un relato denso —en el buen sentido de la palabra, no en el peyorativo— que al mismo tiempo es dinámico y entretenido.
Mucho colabora para ello el estupendo trabajo de Gabriel Serra (Artigas, 1984), quien cada día dibuja mejor (para dar una idea del estilo en el que se mueve, decir que milita en la misma línea que Matías Bergara o Paul Pope, pero aquí en un estilo más liviano, claro, incluso caricaturesco), y entrega más de 120 páginas complementadas con un estupendo trabajo de color, también de su autoría.
Peruzzo y Serra ya habían realizado en conjunto una de las mejores historietas uruguayas recientes —Rincón de la Bolsa, como Diskettes, también serializada y publicada por entregas, primero, en la revista Lento—, y aquí, aunque en lo personal me sigo quedando con la otra, repiten publicando uno de los mejores libros del año por nuestras tierras. El Premio Bartolomé Hidalgo —entregado por la Cámara del Libro a las mejores publicaciones nacionales— coincidió con esta idea, al elegir a Diskettes como el mejor en la categoría de novela gráfica. Y, además de ser un muy buen libro, Diskettes es otro paso más en la carrera de un autor inquieto y siempre interesante como Peruzzo —quien comenzaría su carrera con parodias de superhéroes con Relatos de ciudad Fructoxia, para luego iniciar una corriente muy marcada por lo personal y lo autobiográfico en Ranitas, continuada después por La Mudanza—, quien encuentra en Serra al mejor compañero de ruta que se puede tener. Muy recomendable.