Temporada de premios

Cine / 30 enero, 2020 / Guillermo Zapiola

Predecir los ganadores del Oscar se ha vuelto el trabajo menos estimulante y más aburrido del planeta, desde que casi todo el mundo sabe quién va a ganar un mes antes de que los galardones se anuncien. Siempre queda la esperanza, de todos modos, de que en un rubro por lo menos haya una sorpresa. Pongamos manos a la obra.

En la entrega de los Globos de Oro se anunció que 1917 de Sam Mendes era la mejor película del año, los propios presentadores de la transmisión televisiva del evento manifestaron su sorpresa. Observadores más atentos o mejor informados se sorprendieron menos. Esa película ambientada en la Primera Guerra Mundial había sido la última de las candidatas en estrenarse y no había generado mayores controversias, como la muy fabricada de Guasón o la más legítima de Había una vez en Hollywood, lo cual inevitablemente le garantizó menos espacio en la prensa. Pero, al mismo tiempo y con rarísimas excepciones, la crítica especializada estaba hablando muy bien de ella. Hacia mediados de diciembre no era tan difícil sospechar que podía ser una de las favoritas, y el Globo fue la primera confirmación. Mendes obtuvo también el Globo a mejor director, lo cual parecía un segundo aval.
Y después vinieron otros. La Asociación de Críticos de los Estados Unidos confirmó a Mendes como mejor director, aunque optó por la de Tarantino como mejor película. La Asociación de Productores se volcó en cambio por 1917. Hoy resulta más fácil sostener que la película de Mendes es la favorita para el Oscar, aunque ya se sabe que siempre puede haber alguna sorpresa.
1917 cuenta en un único plano secuencia (falso; en realidad se trata de un prodigio técnico del gran fotógrafo Roger Deakins) la odisea de dos soldados británicos que deben entregar un mensaje crucial a un oficial en pleno frente francés en el año del título. La opción por ese procedimiento narrativo no es gratuita, sino que expresa la voluntad del director Mendes (responsable de Belleza americana, Camino a la perdición, Soldado anónimo, Solo un sueño y los dos últimos 007) de identificarse permanentemente con sus dos personajes principales. La cámara nunca sabe más de lo que saben ellos, el diálogo es el que necesitan para comunicarse, no para editorializar Qué Cosa Horrible es la Guerra, y el espanto del conjunto radica en las imágenes de heridos, muertos, destrucción, no en los discursos. Gogol decía que cuando escribía un cuento sobre ladrones de caballos no se sentía en la obligación de explicar que está mal robar caballos. Mendes no necesita explica que la guerra es un infierno. Como en los mejores ejemplos previos del género (Aventuras en Birmania, 1945, de Raoul ; Brindis de sangre, de Anthony Mann; algunas de las primeras películas de Samuel Fuller como Bayoneta calada o Casco de acero, ambas de 1951) sabe que la función del cine, como lo dijera Eric Rohmer, no es demostrar sino mostrar. Su película muestra, enérgicamente, sin pérdidas de tiempo, lo que ocurre ahora ante la cámara, y con ello alcanza. No es difícil señalar el parecido de 1917 con Rescatando al soldado Ryan de Spielberg, y tampoco es difícil explicar por qué 1917 es mejor: a diferencia de lo que hacía Mr. Sentimentalismo, Mendes no se siente obligado a terminar la película con alguien sollozando delante de las lápidas de un cementerio. El espectador ya había entendido sin necesidad de ese énfasis.
Juguemos limpio. 1917 tiene un rival considerable en Había una vez en Hollywood de Tarantino, que fue la película preferida de los críticos, aunque el número de premios obtenidos hasta ahora la beneficia. Y en cuando a estricta calidad, resulta difícil decidirse entre ella y Parásitos, la muy buena película coreana de Bong Hong-ho. Pero la película coreana corre con la ventaja de que también compite en el rubro internacional. No es difícil que gane este segundo galardón, y Mendes se alce con el primero. Eso va a dejar afuera, (y es una lástima) a El irlandés de Scorsese, pero no se puede todo. El resto de las candidatas a mejor película parecen tener muchas menos probabilidades (aunque Historia de un matrimonio y Guasón no están mal), y daría vergüenza ajena que alguien premiara a Jojo Rabbit, una “dramedia” sobre el nazismo que tiene algún ocasional momento de emoción pero como comedia está al nivel de los Tres Chiflados en un mal día, y que ni siquiera debería estar en la lista. Bien pudo haber sido reemplazada por El caso de Richard Jewell de Clint Eastwood, pero ya sabemos que Clint es republicano. La única candidatura de su película ha sido, como actriz secundaria, para la excelente (y demócrata) Kathy Bates.
Otras predicciones son muy fáciles. Quizás no tanto director, que puede estar repartido entre Mendes y el coreano. Ciertamente sí actor principal (Joachim Phoenix por Guasón), actriz principal (René Zellweger por Judy), actor secundario (Brad Pitt por la película de Tarantino) y actriz secundaria (Laura Dern por Historia de un matrimonio), que han venido ganando todo lo ganable durante el último mes, y probablemente repitan el 9 de febrero. Si nos equivocamos en más de una predicción, prometemos colocarnos en penitencia de cara a la pared después de la ceremonia durante quince minutos seguidos.

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