Carnaval

Murgas 2020: Un año bisagra?

Carnaval / 30 enero, 2020 / Daniel Porteiro

No sé qué tienen los años redondos, pero nos gusta usarlos para marcar fechas y conmemorar momentos significativos. Y este 2020 puede que sea uno de esos. Se concreta el cambio generacional de murguistas —que ya veníamos comentando en este espacio—, se produjo un cambio de gobierno significativo y los letristas tienen más material y menos aprietos para la crítica. 2020 viene redondito, redondito. ¡Si hasta dan ganas de jugarle a la suerte, con ese numerito tan bien diseñado! Bueno, vamos a ver.

 

Todo indica que será un buen año de murgas. En todo; cantando ni qué decir. A nivel técnico ha crecido mucho. Y, además, el carnaval de las promesas, la movida joven y la cantidad de talleres durante el año generan murguistas con saber y experiencia. Salen buenas cosechas.

Pero de eso siempre hablamos. Este año, el apunte es sobre el proceso que orejeábamos en notas anteriores y que se consolida hoy: el cambio de generaciones en la composición de las murgas.

Ahora sí que la mayoría de los planteles son jóvenes. Pregúntele a algún veterano carnavalero por los nombres de las murgas; seguro que de su tiempo casi no quedan. (Ideal para entretenerse en la espera del tablado).

Hasta cambiaron los murguistas que ocupan el rol de veteranos. Ahora son los que estuvieron en Contrafarsa, Diablos Verdes, Curtidores, etc. Se han ido juntando en elencos de las que quedan o mezclados con jóvenes en alguna nueva. Están, por ejemplo, en Curtidores, Nos Obligan a Salir, Son Delirante, en La Consecuente, que viene de Diablos Verdes y tiene mucha gente joven integrada (aquí se da que varios crecieron siendo hinchas y eso les da una continuidad muy interesante), algunos en Araca o La Margarita; pero ya no son la mayoría del elenco.

Entonces, 2020 bien puede fijarse como el de la concreción de este cambio generacional.

Hasta ayer nomás, las murgas jóvenes eran la Gran Muñeca, la Catalina, la Mojigata, Queso Magro, alguna más. Hoy esas ya son las murgas “veteranas”.

Cayó la Cabra, La Trasnochada y los Pasteles quedan un tramo antes, generacionalmente. Un Título Viejo comparte generación, mayoritariamente.

Y las que eran “nuevas” ya gastaron sus pieles en el trajín de los tablados. Doña Bastarda, que tiene tres años apenas, ya está instalada. La Venganza de los Utileros ha llegado a la Liguilla y está perfectamente ubicada en el universo murguero. Y algunas que recién llegan, como La Guardia Vieja.

Es que la ley de la vida se cumple aunque los humanos no quieran. Y el mundo cambia, como cambian las personas que lo habitan.

Y también cambia la materia prima de los letristas, cada año. Y este es el otro aspecto que nos trae este 2020, con su numerito tan oportuno.

Hasta el carnaval pasado vivimos un largo período donde la crítica al gobierno había dado paso a otros temas más universales y humanos. La atención estuvo puesta en los hábitos de la gente, el cuidado del planeta, la tecnología; incluso inquietudes existenciales como la soledad, la muerte, el amor, entre otras.

Este año, por ser electoral, se sabía que aportaba material para la crítica política. Pero, además, perdió el FA y entonces se liberaron las ataduras solidarias y ahora puede soltarse la burla, la crítica implacable. El cambio de gobierno devuelve a la murga a aquellas prácticas. ¿Esto es azaroso? Claro que no. Todo se corresponde con los intereses representados. Y el tiempo dirá cómo sigue.

Hay murgas que lo explicitan, burlonamente: “Ahora podemos criticar a todo el mundo, total ya perdió el FA. Otra ironiza: “Ya no nos pueden decir que ponemos en peligro el proceso progresista”.

Hay mucha crítica dura y reiterada, especialmente a Cabildo Abierto, pero generalmente sin golpes bajos (con perdón de la coincidencia).

Hay algo más al respecto. En los ensayos la gente reía y festejaba llamativamente esas críticas. Veremos si es así en los tablados, pero parece que operan como la cura del mal trago. Ese público de izquierda que viene de un golpe duro (¡y dale con lo del golpe!), quizá inesperado, que tiene el alma machucada, recibe esas intervenciones duras con entusiasmo. Las imitaciones burlescas, la sátira a los ganadores, parecen el bálsamo que alivia el golpe recibido (¡y dale!). El desahogo, la descarga del pesar, la revancha en el plano de la ficción. Una función propia del carnaval que este año queda manifiesta en ese plano. Este año redondito, como para que sirva de recordatorio.

Agarrate Catalina

Con textos de Yamandú y Tabaré Cardozo; arreglos y dirección escénica de Tabaré y manteniendo integración, incluyendo al Zurdo Bessio, este año traen historias de amor y odio.

Se nota el crecimiento en el oficio, gracias a la dedicación permanente a la murga. Se ve en los libretos, en el desempeño colectivo, en cómo va encastrando todo a través del juego de ese amor y odio sobre el que gira el espectáculo.

Así rinde mucho un cuplé en el que una telenovela sirve para hablar también de política, a medida que se mezclan los dos ámbitos. O el cuplé sobre los hinchas de la murga, los de antes y los de ahora. Un salpicón con mucho ritmo, a lo Saltimbanquis; salpicón de amor y odio donde todo se plantea desde dos miradas sobre un mismo hecho. Despedida del odio al pobre y el auto-odio. Escrita tan poética como siempre, donde la murga muestra su estado de madurez. Claro, ya no es la murga joven que era. Hoy ocupa el rol de murgas que ya no están, tiene sus años.

Araca la Cana

Perdidos, ¿ellos o la gente? Quizá todos. Con letras de Catusa Silva y Emiliano Tuala, dirección escénica de Matías Rivarola. Incorpora a una figura del humorismo, Marcelo Tuala (Jockers), que rinde bien en los cuplés; acompañado de Mariano Solarich quien debutó en Araca el año pasado con buen suceso y además hace la puesta. Retornan veteranos históricos como Memo Cortés y Darío García, voces características.

Fiel a su apodo, “la bruta”, esta coyuntura la favorece para soltar su tono directo y cortar grueso.

Cayó la Cabra

“The Big Show, un espectáculo destinado a fracasar”, textos colectivos (Iguini, Salgado, Oroño, Xicart, Pintos, Perrone), dirección escénica de Lucas Pintos.

Plantean un show en un teatro y sus cuadros recorren distintos géneros, incluyendo un musical tipo Cabaret (algo inusual en una murga) y monólogos de actor entre cada escena.

Un cuplé dedicado a Cabildo Abierto y sus cursos para legisladores. En otro son esquimales dominados por el frío. Un salpicón muy rítmico con crítica humorística donde ligan todos, incluyendo Martínez y el FA y, por supuesto, también Cabildo Abierto. Y el infaltable momento del show destinado a los niños, con inteligentes hallazgos. Una despedida que, como estos años, escribe Álvaro García (OPP) y que, por su pluma, recuerda a sus primeras despedidas para Contrafarsa.

Curtidores de hongos

Extremos es su motivo. Se desarrolla a través de diversos personajes que van surgiendo, desde distintos extremos y, según informan, los juegos del Parque Rodó tienen que ver en la metáfora de su mensaje.

Presenta algunos cambios en la integración, más joven, pero conserva un coro potente como es su estilo. Textos colectivos (Del Río, Guillenea, Jaunarena, Maldonado, Palau). Arreglos y dirección de Mauro Coselino.

Doña Bastarda

Superhéroes. Cuentan las dificultades para ser superhéroes en Montevideo, por ejemplo, el batimóvil termina trabajando para Uber. Un salpícón muy movido con mucha crítica a Manini, Martínez, Sartori y otros. En la despedida, partiendo de un tema personal de su letrista Emiliano Tuala, hijo de Miguel —recientemente fallecido—, quien junto a sus hermanos crearon Humoristas Los Jockers, realizan un reconocimiento a los padres: esos superhéroes que forjaron y guiaron su crecimiento.

Textos de Emiliano Tuala, Camilo Abellá y Imanol Sibes; dirección escénica y arreglos de Camilo Abellá.

La Cayetana (San Carlos)

Es básicamente La Clave de estos últimos años. Su planteo es sobre los reyes de la miseria, con libretos de Martín Sosa (exletrista de La Clave) y Christian Ibarzábal; dirección escénica de Maximiliano Rodríguez.

Un cuplé sobre los prejuicios y sus miserias. Otro donde cuentan que vienen de otra murga y sugieren el motivo. El cuplé de Tinder, la app de encuentros vista desde San Carlos. Cuplé electoral donde despliega la crítica a Lacalle, Manini, Sartori, Mieres y otros. Muy dinámica y un coro que rinde.

La Clave (San Carlos)

Mantiene a su director musical Alvaro “Pato” González y reincorporó a integrantes de anteriores años. Derecho de admisión es la idea central, con textos de varios, Carlos Barceló (SA), Tabaré Aguiar (Queso Magro), Pato González y componentes de la murga.

Plantean diferentes situaciones donde se paga derecho de piso. Como el cuplé del patovica, cuplé del positivo, donde despliegan la crítica política. Y otros sobre las series españolas de Netflix, donde juegan con palabras que tienen diferentes significados allá y aquí. Y el de las bolsas de nylon que son desechadas y reclaman su lugar en el mundo. Despedida donde se reivindican como carolinos auténticos.

La Consecuente

Integrada por viejos componentes de Diablos Verdes y con renovación del plantel y de sus creativos: murguistas jóvenes del barrio que cultivan el espíritu de siempre.

Literal, la murga trae frases hechas, dichos populares, y luego de tomarlas literalmente, van a demostrar que no hay que ver todo tan al pie de la letra. “Todo el año es carnaval”, “barrer debajo de la alfombra”, entre otras. Textos de Germán Aycardo, Mathías de Armas y Agustín Rubbo. Arreglos y dirección de Germán Aycardo.

La Gran Muñeca

Carnaval toda la vida. Cambios en las figuras principales. Incorporaron a Agustín Amuedo en lo musical y a Pablo Aguirrezábal y Maxi Pérez en textos. Ambos, junto a Marcelo Pallarés, llevan el hilo de los cuplés. Mantienen el nivel de calidad tanto en letras y actuación, como en todo lo musical. Hablan de la edad con ingeniosos pasajes sobre la madre intentando manejar una contraseña en las redes o el padre manejando el auto. Cuplé de los pueblos originarios en la actualidad regional, donde el humor de situación se combina con el humor de crítica política. Un salpicón insertado en este cuplé repasa la situación continental. Una despedida para seguir adelante sin temor al fracaso.

La Guardia Vieja

Tiempos modernos. A cuento de ello, plantea que los tiempos modernos no son iguales para todos: depende del punto de vista. Textos colectivos (Custiel, Cáceres, Ramos). Arreglos y dirección de Sebastián Custiel. Una murga joven, que toma de la vieja escuela de murga y reivindica ese estilo. Vienen de la movida joven donde han estado varios años.

 

La Margarita

Manada es su propuesta y así van mostrando diferentes manadas de nuestra sociedad, donde van planteando aspectos característicos. Cuplé sobre los abrazos. Despedida sobre el autismo. Textos: Américo Ruffo y Pablo Yanavel. Arreglos y dirección: Sebastián Díaz.

 

 

La Martingala

La teoría del todo. Textos de Emiliano Acosta, Marcelo Garrido, Manuel Merlí y Americo Ruffo. Arreglos corales y dirección escénica de Emiliano Acosta.

La Mojigata

El eje del espectáculo es la batalla cultural. ¿Se perdió?, ¿cómo se está dando? A partir de esa idea, van pasando por diferentes situaciones donde se libra esa batalla. Con la misma integración y con libretos colectivos. En sus cuplés utilizan, ingeniosamente, músicas que aportan al texto: jingles del FA, pasajes de otras murgas, etc.

Su mirada crítica e inquisidora pasa por el desencanto frenteamplista en el período electoral; la falta de comprensión de realidades más allá de Montevideo; el “librepensador” que se pretende ubicado sobre los demás; critica dura y burlesca a la próxima bancada evangelista, momento en que apelan a la participación del público como en los últimos años. En la despedida la murga expresa su postura respecto a la actualidad del carnaval y su organización.

La Trasnochada (Primer premio 2019)

Vuelve a la dirección escénica Martín Souza, su arreglador coral. Con textos de Maxi Orta, Sebastián Rivero y Martín Souza, proponen revisar el puerto de la memoria. Un saludo a los tablados de barrio, con el aire de nostalgia alegre que cultivan; un recuerdo para el reciente fallecido director de murgas Jorge “Cocina” Márquez. Salpicón con mucha crítica dura, en especial a la coalición multicolor.

Un cuplé sobre los olvidados, un popurrí donde cada canción tiene que ver con el personaje que recuerdan. El cuplé de la Fachin School busca educar a los inadaptados y bajar la inseguridad. En el del olvidadizo, Maxi Orta interpreta a alguien que olvidó todo y se quedó sin contenido. Mencionan los olvidos que él tiene pero también los que han tenido los políticos. El olvidadizo busca encontrarse intentando recordar los verdaderos momentos a no olvidar, sencillos y cotidianos.

La despedida, donde habitualmente esta murga tiene un punto alto, la dedican a cómo quieren ser recordados, una proyección del deseo personal pero, también, un corolario de todo lo planteado en el espectáculo.

La Venganza de los Utileros

De arriba un rayo. Textos de Rodrigo Franco, Leandro Lacuesta, Manuel Quintela, Américo Ruffo y Leticia Tzizios. Arreglos corales y dirección escénica de Diego Perrou. Una murga que siempre sorprende con su ingenio y su humor.

Metele que son pasteles

“The cupcakes, temporada 1”. Textos de Andrés Carbone, Sebastián Mederos, Federico Murro, Gonzalo Riquero. Dirección escénica de Alejandro García, compartiendo arreglos corales con Danilo Rivera y Jonathan Ayala. Suelen mostrar mucho ingenio y reflexión en sus planteos.

Nos Obligan a Salir

Derechos y obligaciones. Textos de Fernando Schmidt y Mario Carrero. Arreglos y dirección: Esteban Flores. Esta murga tiene el plantel prácticamente de Los Saltimbanquis pasados. Gente con mucho oficio y excelentes voces: Emiliano Muñoz, Edén Iturrioz, Daniel Lorenzón, Ricardo Villalba, entre otros. Destacan sus cupleteros Diego Bello y Freddy González, que interpretan a dos viejos murguistas, uno de ellos, Adinolfi, fundador de la murga nacida en la Aduana.

Queso Magro

Es carnaval titulan con su habitual humor total. Una murga que hace culto del humor desde la presentación hasta la despedida. Textos de varios, como siempre: Diego Waisrub, Nicolás Hugo, Daniel Zieleniec, entre otros. Arreglos y dirección escénica: Pablo Vidal.

Son Delirante

Delirio. La propuesta gira a partir de diferentes delirios: de grandeza, de persecución, entre otros. Dirige Rafael Antognazza. Textos de Fernando Esteche, Rodrigo Franco, Atognazza y Sebastián Mederos. Título nuevo con integrantes de extensa trayectoria.

Un Título Viejo

Que en realidad es un título nuevo. Dirección responsable de dos cupleteros jóvenes que provienen de dos murgas: Fabricio Speranza (la Gran Muñeca) y Maximiliano Tuala (Cayó la Cabra). Pero, además, un excelente coro donde destaca La Voz de Julio Pérez y de una sobreprima, Camila Sosa, que tiene una potencia y claridad en la emisión, esencial en la murga, que no suele verse en una voz femenina. Los cupleteros, Fabricio y Maxi, son figuras ya destacadas en anteriores murgas y la dirección escénica y musical a cargo de Diego Mutiuzábal, de sólida trayectoria y muy parecido a Pitufo Lombardo, hasta en el estilo de algunos arreglos.

Crítica con ingenio y humor tanto a Cabildo Abierto (la señal de Manini en el cielo como la de Batman); pero también al FA (la canción “Fuiste” de Gilda). Cuplé de los Millennials, muy cómico y acertado; con muchas frases interesantes (“en la tierra de la edad son los inmigrantes”).

Textos de Fabricio Speranza y Martín Mazzella.

 

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