Marcos Zarzaj: “Me considero un comediante con los tiempos de la comedia a flor de piel”
Nota / 30 mayo, 2019 / Luis Vidal Giorgi
Marcos Zarzaj, actor e integrante de El Galpón, afronta la dirección de una obra escrita por el reconocido actor argentino Diego Peretti, en colaboración con Sebastian Suñe. Una obra sobre los desencuentros amorosos en clave de comedia, un género sobre el que Marcos Zarzaj tiene conocimiento y afinidad.
–Con una carrera intensa como actor, ahora decidís afrontar la dirección. ¿Cómo se da esta instancia y qué elementos de tu experiencia como actor y del trabajo con diversos directores utilizás con los actores de esta propuesta?
-Luego de 34 años de trabajo como actor es evidente que eso te brinda una gran experiencia, ha sido una actividad permanente y tuve la oportunidad de trabajar casi con la totalidad de los directores del medio y también con unos cuantos extranjeros, eso te da una base grande, la dirección de actores siempre me interesó y he puesto mucha atención en las técnicas y los trabajos de los directores, tenemos buenos directores de actores y buenos directores puestistas, los directores que cumplen con esas dos características son los maestros. Me he encontrado con grandes directores y he tratado de aprender de ellos todo lo que he podido. Pero creo también que el poder dedicarme ahora al trabajo de dirección, con más profundidad e intensidad, es porque me siento con madurez como actor, y lo fundamental es que hace 17 años que soy docente de teatro, trabajo mucho con adolescentes y aprendo de ellos; da una base muy importante el desempeñar la docencia.
También te aclaro que no es la primera vez que hago dirección, este sería mi cuarto espectáculo que dirijo, la dirección es una punta que siempre me interesó, la última vez fue hace cinco años. Es algo que a esta altura de mi carrera me atrae muchísimo y estoy dispuesto a profundizar con más intensidad.
-Recordemos entonces algunos de tus espectáculos como director.
–El último que hice como director fue en El Galpón, un espectáculo basado en sainetes rioplatenses, entre los que estaban los clásicos El debut de la piba y Entre bueyes no hay cornadas. Anteriormente también había dirigido una obra llamada Montevideo oculto, que transcurría arriba de un ómnibus que iba por la Ciudad Vieja mostrando y relatando una serie de acontecimientos vinculados a crímenes, el único momento que bajaban los espectadores era en el Palacio Salvo para contar la historia de Bonalpech, el que mandó matar a su suegro, el constructor de dicho Palacio. En esa obra también hice la investigación del material histórico y periodístico, así como la dramaturgia.
–Esta obra acerca de los encuentros amorosos, ¿refleja estos tiempos de búsqueda e insatisfacción en las relaciones afectivas, ya sea en la monogamia o en el llamado poliamor? ¿Qué aspectos te atrajeron de la obra?
-Es perfecta la definición, la obra es sobre los encuentros amorosos y también estamos de acuerdo que en estos tiempos el tema de la monogamia y el poliamor está de moda, pero creo que toda la vida siempre hubo monogamia y poliamor, lo que pasa es que ahora las cosas son un poco más abiertas y se habla más del tema, también tenemos los ejemplos mediáticos de la farándula argentina que lamentablemente entran a nuestro país por programas de televisión.
La opción de manejar esta obra creo que pasa por otro lado, aparte de lo que cada uno pueda sentirse reflejado con la situación del protagonista, lo fundamental es que el tema está encarado en un estilo de comedia que hace pensar a los espectadores, por reflejarse desde muchos puntos de vista. Lo que más interesa es cómo está planteado el tema, también no podemos dejar de considerar que uno de los autores, el actor Diego Peretti, es psicólogo, por lo tanto la obra está encarada desde ese punto de vista, el protagonista está en terapia, la experiencia como psicólogo de Peretti la vuelca toda en esta obra. Ese juego es muy interesante, la situación del protagonista con su mujer y la situación con su amante y al mismo tiempo toda la exposición que realiza ante su terapeuta, las tres situaciones planteadas en forma paralela hacen que el juego escénico sea muy interesante y dinámico.
–¿Alguna frase o situación significativa de los personajes en la obra?
-Hay parte del texto que refleja lo que plantea la obra, incluso la voy a poner en el programa, dice: “Somos seres comunes y vulgares que no estamos acostumbrados a soportar estos niveles de estrés, por lo que creo conveniente, en esta ocasión y bajo estas circunstancias, que hagamos el esfuerzo de apelar más a la razón que a lo que puedan llegar a estar pensando con nuestras emociones”.
-¿Qué destacarías de la puesta en escena en todos los rubros?
-No me considero un director puestista, trato de poner, por supuesto, muchísima atención al trabajo estético, yo estoy tratando de crecer como director en puesta en escena, considero que dada mi experiencia como actor y docente, eso me da una profundidad muy interesante para trabajar con los actores. Lo que yo más destaco en esta propuesta, que es un trabajo que está sustentado en el histrionismo de los actores, es que es un trabajo muy interesante tanto para las actrices como para el actor, es un trabajo muy intenso como en el caso del protagonista, que lo hace Massimo Tenuta, es un ejercicio actoral de gran exigencia; las actrices son Camila Cayota y Soledad Lacassy, que tienen que hacer un gran despliegue histriónico. Mi tarea es trasmitirles seguridad y volcar mi experiencia como actor, lo siento muy profundamente y estoy abocado a un trabajo minucioso y particularizado con los actores.
La comedia es un estilo muy serio en el que no solo hay que trabajar las interpretaciones, sino que hay que trabajar los tiempos, es fundamental; considero que los tiempos de la comedia hay que tenerlos dentro, creo que, por lo trabajos que he realizado, me considero un comediante con los tiempos de la comedia muy a flor de piel.
Dante Alfonso es el encargado del vestuario y escenografía, que lo hace con dedicación y profesionalismo, al servicio de la puesta en escena. Para Leo Hualde, que hace el diseño de luces, es un desafío, ya que la obra se juega en tres planos, es un trabajo detallista en la Sala Cero, que es intimista. Yo quiero que los espectadores se sientan dentro de esa terapia.