Por los tiempos de Clemente Colling (1942) es la obra que consagra definitivamente a Felisberto Hernández (Montevideo,
1902-1963), que ya era reconocido en el ambiente cultural e intelectual montevideano durante la década anterior por su actividad como pianista y compositor y por sus dotes de narrador oral. Más que por los cuatro pequeños tomos de circulación restringida que había publicado entre 1925 y 1931, este relato –al que seguirán rápidamente El caballo perdido y los cuentos de Nadie encendía las lámparas– es el comienzo de su consolidación como escritor impar.