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Cine

Sala Dos: Distopías

                   
  • Género: Ciclo
  • Inicio: 15/04/2018
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En otra época se las llamó “antiutopías”, porque se entendió que eran la contracara de la utopía, esa palabreja inventada por Tomás Moro para describir un mundo ideal, y que significa sin casualidad “en ninguna parta”. Pero “distopía” es más manejable: sugiere la distorsión del mundo real para inventar uno, paralelo, que deforma o exagera algunos de sus aspectos más inquietantes. En literatura, los ejemplos más notorios son seguramente Un mundo feliz de Huxley y 1984 de Orwell, pero pueden rastrearse otros. Las amenazas a la libertad individual, la sensación de que los grandes aparatos (polìticos, religiosos, educativos) aplastan diferencias que son las que justamente hacen la diferencia (es decir, que nos hacen humanos) no son un invento de Pink Floyd en The Wall. Este ciclo establece las correspondientes conexiones con algunas “antiutopías” que contemplaron el futuro próximo (en varios casos, ya pasado) con parecidas dosis de pesimismo. Cuando George Orwell escribió en 1948 su inquietante 1984 tenía por delante al fascismo y el nazismo recientemente vencidos, pero también al entonces vencedor stalinismo, como ejemplos de lo que una sociedad no debía ser (el paralelismo estaba también en una novela mediocre y hoy olvidada pero que conoció sus quince minutos de fama, La hora veinticinco de C. Virgil Gheorghiu, que manejaba una noción similar). Y no dejan de resultar llamativas las similitudes, incluso a nivel de diseño de producción, entre el autoritario futuro de la versión de Michael Radford de 1984 (Michael Anderson había filmado previamente la novela en 1956) con las de Brazil de Terry Gilliam, rodada un año después. En ambas películas hay guerra, pobreza, odios de clase, chauvinismo, y un autoritarismo y un terrorismo que se alimentan mutuamente. Parece conocido, y el futuro es ahora. Un ejemplo clásico del género es por supuesto Naranja mecánica de Kubrick, omitida en este ciclo porque la dimos hace poco aunque constituye uno de los ejemplos arquetípicos del subgénero: un alegato a favor del libre albedrío que merece seguir siendo escuchado: la idea básica es que para ser un ser humano hay que tener la capacidad de decidir, aunque sea el Mal. De otro modo, uno no es más que otro ladrillo en la pared.

 

Abril 16, lunes. A las 17.15, 19.15 y 21.15 hs

PLANETA DE LOS SIMIOS

(PLANET OF THE APES)

Dir: : Franklin J. Schaffner.
EEUU 1968 – 112 min. ST.
Con Charlton Heston, Roddy McDowall, Kim Hunter.

Homero Simpson tardó veinte años en entender el final, pero otra gente es más lista. “Al final se las arreglaron para hacerlo, malditos imbéciles”, o algo así. Los monos son una parodia de la sociedad humana, y el comportamiento de la gente (o lo que se sabe de ella en el desenlace) es bastante creíble. Después hubo demasiadas secuelas.

Abril 17, martes. A las 17.30, 19.15 y 21hs

CUANDO EL DESTINO NOS ALCANCE

(SOYLENT GREEN)

Dir: : Richard Fleischer. . 
EEUU 1973. – 97 min. ST.
Con Charlton Heston, Edward G. Robinson, Leigh Taylor-Young

Superpoblación, contaminación, insuficiencia del stock alimenticio. ¡Hagan sitio, hagan sitio!, gritaba desde su título la novela original de Harry Harrison que esta película adapta, planteando (con un pretexto policial) algunas inquietudes todavía muy vigentes.

Abril 19, jueves. A las 17.30, 19.15 y 21 hs

PINK FLOYD: LA PARED/ LA PARED

(PINK FLOYD: THE WALL)

Dir: Alan Parker. . 
Reino Unido 1981 -95 min. ST.
Con Bob Geldorf, Christine Hargreaves, James Laurenson.

El álbum doble de Pink Floyd sirve de base a este vistoso ejercicio audiovisual de Parker. La calidad musical es innegable y el director añade una dosis de inventiva audiovisual. Por atrás corre el sentido de la individualidad aplastada por un establishment autoritario. Somos un ladrillo en la pared.

Abril 20, viernes. A las 17.45 y 20.20 hs

BRAZIL

(PINK FLOYD: THE WALL)

Dir: Alan Parker. . 
Reino Unido 1984 -143 min. ST.
Con Jonathan Pryce, Robert De Niro, Michael Palin.

Negrísima anticipación del futuro, con bastante o mucho de 1984 de Orwell. Violencia, autoritarismo, terrorismo y (quizás lo peor de todo) burocracia, entre despliegues de fantasía y un humor corrosivo.

 

 

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