Provocativo,, transgresor, fácil de amar y de odiar, el japonés Takashi Miike es uno de esos cineastas que puede provocar cualquier reacción salvo la indiferencia. Nació el 24 de agosto de 1960 en Osaka, y creció en el barrio de según sus propias palabras “duro, lleno de inmigrantes, principalmente coreanos, y yakuzas”. A los dieciocho años ingresó en la Academia de Artes Visuales de Yokohama, fundada por quien sería su maestro, el director Shohei Imamura. Nunca se adaptó realmente a los métodos de trabajo de la institución y pronto la dejó para trabajar en TV, como ayudante de dirección en diversas series, y también participó en Black Jack, un manga (cómic) de Osamu Tezuka. En 1987 y 1989 Imamura lo contrata como asistente de dirección para dos de sus películas, Zegen y Black Rain. De Imamura aprendería Miike las claves de un rodaje cinematográfico. En 1991 realiza su primer largo en formato video, una comedia policíaca que ha sido descrita como “bastante convencional” pero en la sin embargo se han apreciado algunos rasgos distintivos lo que con el paso del tiempo se convertirá en un estilo, por ejemplo, la brusquedad en los cambios de registro. En cuatro años realiza once largometrajes, también para el mercado de video, y en 1995 intenta dar el salto al pase de 35 mm. para la gran pantalla, aunque el resultado, Daisan no gokudo, terminó encontrando su público también en el mercado hogare- ño. Su verdadero debut en cine ocurrió en 1996, con la primera entrega de una serie sobre yakuzas, los mafiosos japoneses. Ese mismo año estrena Kenka no hanamichi, una película ambientada en su Osaka natal y claramente influenciada por el subgénero de bandas juveniles, de moda en Japón en ese período. También llega a festivales internacionales con Fudo, otra historia de yakuzas impregnada de sexo y violencia. Su obra de ese período incluye la extraña Full metal gokudo, un ejercicio de ácido humor freak sobre un yakuza robotizado que constituye el particular homenaje de Miike a Robocop. Cambiaría su registro en 1998 con el lirismo de Los hombres pájaro de China, y volvería a cambiarlo con Andoromedia (1998), película promocional del grupo de pop Speed con un argumento delirante. Ese mismo año dirigiría una película pequeña, Blues Harp, donde asomaron otras dos constantes de su cine: inmigración y homosexualidad. Su fama se disparó con Audition u Oodishon (2000), un ejercicio sadomasoquista que dividió a crítica y público y se convirtió rápidamente en pelí- cula de culto. Ese fue también el año de Hiyôru-gai, una película extravagante e impregnada de humor sobre el amor entre un gangster brasileño y una inmigrante ilegal china. Visitor Q e Ichi el asesino, ambas de 2001, lo consagran definitivamente como director de culto. La primera es un drama familiar con toques de desquiciado humor negro. Ichi el asesino es un delirio gore. Ese mismo año dirige tres películas más. En el 2002 realiza un musical, dos yakuzas, un film de samurai y una película integrada por tres historias que incluye algún drama con tintes cómicos que se aleja de todo lo hecho por Miike hasta la fecha. Volvió al terror con Gozu (que es también un film de yakuzas), confirmando una vez más su versatilidad. En menos de dos décadas ha hecho más de ochenta películas. No es fácil abarcarlo, y este ciclo no lo pretende: apenas reúne una breve selección de su obra.
TRES EXTREMOS
(SAM GAA NG YI)
Dir: Fruit Chan, Takashi Miike, Park Chan-wook.
Hong Kong/Japón/Corea del Sur 2004. -126 min. ST. (Digital).
Con Bai Ling, Pauline Lau, Tony Leung.
Tres relatos de horror a cargo de tres maestros del género del sudeste de Asia. De uno de ellos surgió el largo Dumplings. En otro, Takashi Miike reitera su gusto por el gore sin paliativos.
ICHI EL ASESINO
(KOROSHIYA 1)
Dir:Takashi Miike.
Japón 2001-123 min. ST. (Digital).
Con Tadanobu Asano, Nao Omori, Shinya Tsukamoto.
Un jefe de yakuzas desaparece con una fortuna, y da comienzo una búsqueda salpicada de sexo, violencia, paranoia y un componente de amor masoquista. Miike se regodea en sus obsesiones favoritas.
LA TUMBA DEL HONOR
(SHIN JINJI NO HAKAB)
Dir: Takashi Miike.
Japón 2002-125 min. ST. (Digital).
Con Narumi Arimori, Yoshiyuki Daichi, Hirotaro Honda.
El protagonista salva la vida de un jefe de yakuzas y comienza a crecer dentro de la organización, pero su autosuficiencia genera tensiones y los cadáveres se acumulan. Versión de una novela ya filmada de Goro Fujita, con despliegues de violencia que tienen el sello de Miike. Uno de sus films más “serios”.
GOZU
(GOKUDÔ KYÓFU D AI J E KI JÒ: GOZU)
Dir: Takashi Miike.
Japón 2003. -130 min. ST. (Digital).
Con Hideki Soni, Sho Aikawa, Kimika Yoshino.
. “Horror yakuza”, se ha dicho: Miike estaría combinando dos de sus gé- neros favoritos. El horror proviene empero menos del tema (que incluye por cierto dosis de violencia y perversión) sino de la técnica de filmación, el movimiento de cámara, el sugestivo uso del sonido.