Estados Unidos, Italia, 2023
Dirección: Sofia Coppola
Guión: Sofía Coppola. Fotografía: Philippe Le Sourd. Montaje: Sarah Flack. Producción: Sofia Coppola, Youree Henley y Lorenzo Mieli. Elenco: Cailee Spaeny, Jacob Elordi y Dagmara Dominczyk.
Duración: 110 minutos
En su octavo film, después de The Bling Ring y On the Rocks, Sofia Coppola narra lo que fue la jaula de oro en la cual Elvis Presley encerró a su jovencísima esposa (14 años cuando se conocieron), Priscilla, haciendo una adaptación de sus memorias. Priscilla está inspirada en Elvis and Me, las memorias de Priscilla Presley publicadas en 1985, un recuerdo modelado en la madurez luego de la reconciliación con la pérdida y el trámite de su liberación. Un cuento de hadas fallido, una historia de amor y soledad filmada con los colores y las penumbras de los melodramas de Douglas Sirk.
No es Priscilla un biopic, la propuesta de Coppola es distinta. Según Paula Vázquez, de La Nación: “La estrategia de las elipsis, el trabajo formal sobre el personaje -atrapado en los marcos de las ventanas, convertido en decorado, habitante de la persistente penumbra- y el uso anacrónico de la música -como hiciera en María Antonietta– no delinean el camino de una vida sino la progresiva deconstrucción de un sueño. La notoriedad había sido algo concreto y tangible en el universo de Coppola, idea probablemente inspirada en su propia historia familiar: anhelada en sueños mortuorios, padecida en el absurdo o el desprecio, convertida en fetiche o souvenir. Para Priscilla, la fama, su gloria y su tormento, siempre son de otro; lo que se ve para ella es apenas su más triste y solitario reflejo”.
Y en esa sutil porfía de una Priscilla en progresiva toma de conciencia, labra Sofía Coppola el acto de emancipación de una mujer que levanta el vuelo y se evade de la más abigarrada jaula de oro que se pueda imaginar, Graceland, palacio de los caprichos de un niño-hombre alfa que queda empequeñecido en esta escapada de una mujer que ha forjado su libertad y su maduración.
Una curiosidad: luego de que la compañía propietaria de los derechos de la música de Elvis se negase a que temas del de Memphis fueran utilizados para la película, el equipo se puso a trabajar para buscar alternativas. La propia Coppola admitió que esta decisión “nos obligó a ser más creativos”. Entonces, junto a Thomas Mars, músico francés de la banda Phoenix, quien trabaja con ella desde Las vírgenes suicidas (y es además el padre de sus dos hijas), y Randall Poster eligieron una banda sonora anacrónica con covers de clásicos del rock y temas de otras décadas.