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Días perfectos

  • Inicio: 11/04/2024
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PERFECT DAYS

Japón, Alemania, 2023

Dirección: Wim Wenders

Guión: Takuma Takasaki, Wim Wenders . Fotografía: Franz Lustig. Producción: Master Mind Limited, Wim Wenders Productions . Elenco: ôji Yakusho, Arisa Nakano, Tokio Emoto, Yumi Asou, Sayuri Ishikawa

Duración: 124 minutos

El nuevo trabajo del veterano cineasta alemán Wim Wenders es una película sencilla, que cuenta mucho con pocas palabras. Ha sido la película seleccionada por Japón para representar a este país en la carrera a los Premios Oscar 2024, y fue una de las cintas más aplaudidas en la pasada edición del Festival de Cannes, en donde su protagonista Kôji Yakusho ganó el premio al mejor actor.
La historia tiene como protagonista absoluto a Hirayama, un trabajador de Tokio, que se gana la vida limpiando aseos públicos de la ciudad. El personaje es muy meticuloso, solitario, no se relaciona con casi nadie, y tiene como afición escuchar música en la furgoneta en la que guarda su material de trabajo. Exhibe un buen gusto musical, y en sus ratos libres se dedica a fotografiar los árboles de los parques de Tokio. Fuera de su estructurada rutina diaria, disfruta de su pasión por la música, los libros y los árboles. Una serie de encuentros inesperados revelan poco a poco más de su pasado.
La película muestra la vida diaria de ese hombre que siempre pone buena cara, pese a que no es de buen gusto limpiar lo que otros ensucian, con un guión muy bien escrito que añade algunas situaciones de humor a esa historia con trasfondo dramático. Kôji Yakusho está excelente en una actuación dramática creíble, logrando transmitir mucho con pocos
recursos, y sin hablar demasiado (es un tipo más bien silencioso), como se demuestra en un
prólogo de larga duración sin diálogos.
Uno de los puntos fuertes de la película radica en la fotografía de Franz Lustig, habitual colaborador de Wenders, que emplea un formato de pantalla reducido que funciona adecuadamente. Lustig juega con los cambios de colores, con las luces y sombras, y en los momentos oníricos incluso con el blanco y negro.
Como asunto mágico-religioso que atraviesa la obra se encuentra el tratamiento del tema de la muerte basado en los «mitos de origen» que comparten Budismo y Sintoísmo. Hirayama siente la vida como una re-creación diaria; por eso mira todas las mañanas al
cielo y a la copa de esos altos árboles, y también a la cima de la Torre de Tokio, que unen
la tierra con el firmamento; dando una continuidad al cosmos. Esta continuidad espacial se
corresponde con otra continuidad, la temporal. Se trata de unir pasado con presente para
evitar la angustia de los cortes en el tiempo que impiden la inmortalidad.
Es por eso que pone en acción incesantemente la memoria, con esos casettes, con la cámara de rollo y esas cintas de los inicios de su música y de todo su universo vivencial. Hay que volver a los comienzos todos los días, todo debe repetirse, todos los ciclos deben cerrarse y volver a comenzar empezando por el principio: noche-día-tarde-noche; niño-joven-adulto- niño; vida-muerte-vida. E incluso lo material tiene también su ciclo: comida-excremento-abono-planta-comida.

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