Estados Unidos, 2024
Dirección: Fede Alvarez
Guión: Fede Alvarez, Rodo Sayagués. Fotografía: Galo Olivares Música: Benjamin Wallfisch. Producción: Ridley Scott, para 20th Century Studios, Scott Free Productions, Brandywine Productions. Elenco: Cailee Spaeny, Isabela Merced, David Jonsson, Archie Renaux, Spike Fearn.
Duración: 119 minutos
Cronológicamente, esta nueva entrega de la saga dedicada a los extraterrestres más desagradables del universo se ubica veinte años después de Alien, el octavo pasajero, y veinte antes de su secuela Aliens, el regreso. Habría que averiguar de quién fue la idea, pero ha sido un chispazo de inteligencia: de esa manera la película se obliga a no ser una secuela de otras cuatro o cinco películas que han llevado a la saga en demasiadas direcciones diferentes. El final de Prometheus prometía un futuro encuentro con los creadores que nunca se produjo, Alien Covenant descendió al nivel de un Martes 13 en el espacio exterior que la serie no se merecía.
El director Alvarez y su colibretista y habitual cómplice Rodo Sayagués optaron por la seguridad de volver al mundo de las dos primeras y mejores películas de la serie e imaginar un libreto que incluyera los rasgos principales de ambas: el estilo de “novela gótica” de la primera (personajes atrapados en el claustrofóbico espacio de un castillo maldito, para el caso la astronave Nostromo) y el de película de guerra con un pequeño comando enviado a una misión casi suicida en territorio enemigo de Aliens, el regreso. El director uruguayo Alvarez ha señalado que ese criterio se extiende hasta el diseño de producción de la película, con la estación galáctica Renaissance dividida en dos secciones, el Remus, al estilo Alien, y el más avanzado, similar al de Aliens. “Hay un momento en el que los personajes caminan por zonas familiares del Nostromo”, dice Alvarez. “Luego cruzan ese edificio y del otro lado: ¡boom! Estás en un pasillo que se parece a Hadley’s Hope (de Aliens)”.
La historia narra los intentos de unos colonos que buscan escapar desesperadamente de una desoladora existencia en la colonia Jackson, una de las múltiples colonias que la Weyland Yutani tiene esparcidas por el universo , y deciden investigar una estación espacial abandonada en busca de recursos valiosos. Por supuesto, lo que encuentran es menos agradable. La película funciona perfectamente como capítulo independiente, sin necesidad de relacionarla con entregas anteriores o posteriores de la serie.
A Ridley Scott la película le ha encantado, pero esa puede ser una opinión interesada: al fin y al cabo es el productor. Es más interesante la satisfacción del propio Alvarez, que se proclama un admirador de la saga y para quién la realización de esta película debe ser algo así como el cumplimiento del sueño del pibe. En todo caso, que los productores le hayan encargado tomar en sus manos las andanzas de los aliens demuestra que la industria tiene una buena opinión de él. De lo que no parece quedar dudas es que desde que Sam Raimi se lo llevó a Hollywood y le encomendó un remake de Evil Dead hasta No respires y la cuarta entrega de la saga Millenium, Alvarez se ha posicionado ya como un confiable artesano de la gran industria. Varias referencias internacionales están ubicando ya a su Alien entre las tres mejores entregas de la saga, por encima de Alien 3, Alien Resurrection, Prometheus y Alien Covenant, que es exactamente la posición que buscaba.