Teatro por el mundo

El fantasma de Marx recorre el mundo

Teatro / 4 mayo, 2018 / Luis Vidal Giorgi

En este mayo se cumplen 200 años del nacimiento de Karl Marx (1818-1883), pensador y político que marcó el Siglo XX, ya sea para defender su pensamiento o para refutarlo. Llamativamente, en nuestro país, en la academia o en la política, no hay demasiadas referencias a esta fecha. Sin embargo, desde el teatro en el mundo, este aniversario fue motivo de varios estrenos.

¿DE CUÁL SOHO ME HABLÁS?

La obra que se volvió a presentar en varias ciudades este año es Marx en Soho, del nortemericano Howard Zinn, que fue escrita en el año 1995, y en nuestro país se conoció una versión protagonizada por César Troncoso.

En la obra, a Marx se le autoriza volver a la Tierra por una hora y, por un error, en lugar de ir al Soho de Londres, donde vivió buena parte de su vida, va al Soho de Nueva York, nueva sede del capitalismo. En esa hora, un Marx nada dogmático aclara que él no es marxista y va desgranando recuerdos de sus relaciones familiares, de su amigo Engels y hasta de sus polémicas con el anarquista Bakunin.

En uno de estos estrenos, en España, más precisamente en la ciudad de Zaragoza, la obra fue adaptada y, en lugar de Nueva York, Marx cae en esa ciudad. Encarnado por el actor Alfredo Abadía, este Marx al parecer hace despliegue de un fino e irónico sentido del humor.

La obra también ha sido representada en Centroamérica por el actor nicaragüense Leandro Sánchez, con una versión llamada Marx ha vuelto. Señala dicho actor: “Esta obra es un bumerán, que si bien te reís de la derecha, también te reís de la izquierda, de los dogmas, las religiones y del mismo personaje, incluso de ti mismo, y eso me parece genial.”

Es posible que en el próximo carnaval nos encontremos con un “Marx por Montevideo”, en alguna presentación de parodistas.

Y EN LONDRES LO QUE SE BEBE ES WHISKY

Mientras tanto en Londres, como no podía ser de otro modo, y de acuerdo a los tiempos desacralizadores y también banales, se presentó la obra Young Marx, en el Teatro Bridge, que fue trasmitida en el Solís y en otros teatros de Latinoamérica por pantalla gigante. En esta obra se muestra a un Marx brillante acechado a veces por la duda, pero también vividor y mujeriego, a los 32 años. Una imagen que busca resaltar sus contradicciones con humor. Escrita por Richard Bean y Clive Coleman, y dirigida por Nicholas Hytner. Según señala la información en la obra: “Acreedores, espías, facciones revolucionarias rivales y posibles seductores de su bella esposa, todos lo rodean como buitres.”

Con todo esa imagen, no se compadece con los testimonios que lo presentan a Marx, años después, entrando a la biblioteca del Museo Británico a la hora de apertura y saliendo en la noche, en su momento más febril, cuando escribe la que considera su gran obra: Das Kapital.

Radio Times, en su crítica seguramente acertada, la definió como: “Elegante, ingeniosa y vivaz”. Pero seguramente poco sustanciosa.

Y en la tendencia a desmitificar ya se había estrenado, tiempo antes, en México, la obra de Isaac Slomianski, La sirvienta de Marx, que muestra según el autor, el abuso que Marx ejerció sobre su sirvienta, llegando a tener un hijo bastardo que luego ocultó haciendo que su amigo Engels asumiera su paternidad. Según el autor trata “de la paradoja de alguien que hablaba de la explotación del hombre por el hombre pero sometía sexualmente a una mujer”. Si bien lo de la relación sexual con su empleada hay autores que lo mencionan, no sabemos si es como parte de una leyenda negra, pero lo del abuso y lo del hijo no está claro. Aunque, en estos tiempos, curiosamente el tema es políticamente correcto, esa es la paradoja.

¿CACHÁI CARLITOS?

En Chile, cuyo teatro es arriesgado para generar polémica, el dramaturgo Benjamín Galemire estrenó la obra Marx año Zero. En un juego disparatado, este Marx acepta la idea de su amigo Engels de ser candidato a la presidencia en Chile. La pregunta de la obra es: ¿Votarías a Marx como Presidente? Pero este Marx anda, en un momento, en un carrito de supermercado, bebiendo alcohol, ya desilusionado por la victoria del capital sobre el trabajo.

“¿Es Karl Marx la esperanza para Chile?”, se cuestiona en un momento el narrador. A lo que responde: “No lo sabemos, pero todo el mundo parece tristemente enamorado de él”.
Y este Marx irónico contesta: “Asumo mi candidatura presidencial con espíritu de cómico resentimiento”.

MARX RECITABA A SHAKESPEARE

Como vemos, el pobre Marx da para todo en la imaginación, cuyas aguas sigue agitando. Pero sin duda lo más valioso a nivel teatral fueron las jornadas artísticas y filosóficas que organizó el Teatro Cervantes de Buenos Aires, cuya dirección ejerce el dramaturgo AlejandroTantanian.

Fueron performances, mesas redondas, charlas de filósofos e historiadores, lecturas teatralizadas de sus obras, escenificaciones de sus textos, una gran variedad de propuestas que fue seguida por más de cinco mil espectadores en esa jornada. Entre las muchas actividades la información destaca: “Pero Marx también escribió literatura. De eso se ocuparon Emilio García Wehbi y Maricel Álvarez, que leyeron fragmentos de la novela del alemán llamada Escorpión y Félix, mientras sonaban los acordes de A las barricadas y los dramaturgos y actores iban derruyendo una efigie en masilla de Marx. Una obra iconoclasta y perturbadora. Carlos Gamerro y Florencia Abatte se ocuparon del Marx escritor y la novelista Naty Menstrual leyó sus poemas en clave trans.”

Una iniciativa que también llamó la atención por ser realizada en un teatro oficial, bajo el gobierno de Macri y compañía, que también recibió críticas en las jornadas, pero Tantanian destacó la autonomía ejemplar con la que se maneja el Cervantes. Bienvenidas sean estas iniciativas que fomentan la reflexión y el debate.

CENIZAS DE MARX

Para terminar, y dada la ausencia de propuestas teatrales en nuestro medio sobre el personaje en cuestión, recomiendo leer la excelente novela del dramaturgo y director uruguayo, radicado en Venezuela desde los setenta, Ugo Ulive, titulada Las cenizas de Marx; editada por la desaparecida editorial Trilce, señala en la contratapa: “En un remoto pueblo latinoamericano, el retrato de Marx, que cuelga de la pared de un abandonado local del Partido Comunista, aparece cubierto de cenizas perfumadas. Juan —un desencantado hombre de teatro en usufructo de una beca para estudiar artes escénicas— descubre en Londres que el fenómeno milagroso se repite en la fotografía de un gurú religioso. La extraña coincidencia lo lleva a la India, buscando descifrar el enigma. Allí comienza un periplo que seguirá en Alemania y Suiza, antes de regresar a América Latina, en una peregrinación que es también un doloroso viaje al pasado personal y colectivo. Ugo Ulive crea, a través de una pluralidad de voces, una historia donde el teatro, la representación ritual, el sentimiento religioso, el amor, la nostalgia de la fe, el viejo sueño de la Revolución, se combinan en una inquietante metáfora de la crisis espiritual del mundo actual.”

Y quizás Marx sea eso, una metáfora de nuestro deseo, ante la injusticia del mundo, de cambiarlo. No es poco.

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