Cinemateca Uruguaya: una nueva etapa
Entrevistas / 30 noviembre, 2018 /
Con renovados bríos y el mismo discurso sobre cómo se debe preservar y difundir el cine, Cinemateca Uruguay se muda al edificio anexo de la Cooperativa Andina de Fomento, para inaugurar tres salas de última generación —a partir de un convenio realizado por la IM y Cinemateca en el 2014— que tendrán una capacidad total de 400 espectadores, una de ellas tendrá equipos de 35 milímetros. Para interiorizarnos de este promisorio presente y los proyectos de futuro, fuimos al encuentro de su directora María José Santacreu.
-Cuando se habla de Cinemateca siempre se menciona la importancia indudable que ha tenido para la cultura —mucho más en la época de la dictadura—, del invalorable archivo, y también de la problemática de la supervivencia a partir de definiciones conceptuales, de la dirección, del papel del Estado y demás. Esta nueva etapa que se abre, ¿qué trae de nuevo?, ¿qué se reformula?
-La pregunta es interesante porque va directo a la particular configuración de la cultura uruguaya y su característica de haber sido generada independientemente por la sociedad; todos los movimientos del teatro independiente, la Cinemateca Uruguaya, las editoriales: todo ese grupo de gente que generó y cimentó lo que hoy conocemos como la cultura uruguaya ha tenido esa característica militante, siempre a la espera de que hubiera un cambio de ese modelo, un apoyo diferente a eso que siempre se hizo a pulmón. Creo que estamos llegando a un momento en el que cambió un poco el paradigma, hay otros apoyos del Estado, hay otro reconocimiento hacia el trabajo del artista, ya no es esa cosa que uno hace después de que trabaja ocho horas en el supermercado y se va a actuar al teatro: se han reconocido las leyes sociales, la jubilación; todos esos avances en materia de apoyo o de reconocimiento, que debieron ser siempre de esa manera, están sucediendo ahora. Y en el caso de la Cinemateca Uruguaya se da esa cosa paradójica, ya que la cinematecas suelen ser instituciones públicas, porque lo que cumplís es una función pública, no solamente por guardar el patrimonio audiovisual del país, sino porque hacés toda una tarea de formación de espectadores, que el Estado la cumple en todas las áreas, porque tiene teatros, tiene orquestas, y, de hecho, tiene una cinemateca, que es la del Sodre, pero en el caso uruguayo se da la paradoja de que toda la tarea de preservación del archivo más grande y de formación de espectadores la hace una asociación civil sin fines de lucro, llevada adelante por un grupo de cinéfilos en ese modelo de cultura independiente del que te hablaba, cumpliendo una función que el Estado no estaba cumpliendo. Yo creo que eso, ahora, con estas salas, se repara de alguna manera dándole a la Cinemateca una herramienta para seguir cumpliendo su función de mejor manera, y competir de mejor manera en el mercado de la exhibición, y tener una mejor fuente de recursos genuinos. En un rubro como el cine, que está muy basado en la tecnología, no podés competir con las salas viejas. Una cinemateca debe extraer una parte de sus recursos de la exhibición, y al darte una infraestructura actualizada y con todas las facilidades, te están poniendo en las mejores condiciones para competir por esos recursos.
-¿Va a seguir habiendo apoyos de parte del Estado más allá de las salas? ¿Va a existir alguna injerencia en la dirección o en el funcionamiento de la Cinemateca?
-Injerencia, ninguna; apoyos, yo espero que sí. Nosotros tenemos un apoyo por Presupuesto Nacional, que está dirigido al archivo, a mantener esas 20 mil películas en las mejores condiciones y, si se puede, recuperar y digitalizar, y todo lo que hay que trabajar en un archivo. Entonces, sí, esperamos que los apoyos que están destinados a la Cinemateca se mantengan, porque es la base que permite que vos puedas mantener la actividad de la Cinemateca independientemente de la exhibición; pero, obviamente, cada vez que cambia el gobierno, dado que es muy difícil en Uruguay fijar políticas de Estado continuadas, siempre tenés una tarea ingente de convencer a las nuevas autoridades de que vale la pena ayudar a la Cinemateca o apoyar su función. Yo creo que en el caso de la Cinemateca tenemos las suerte o la virtud de que, a lo largo de todos estos años, los diferentes partidos han reconocido la labor de la Cinemateca; no hay nadie que diga… blancos, colorados, Partido Independiente, Unidad Popular, todos ellos han sido unánimes en el apoyo a la tarea de la Cinemateca, eso hay que decirlo porque es así, y en la medida que ese apoyo y ese reconocimiento se transforme en un apoyo real, creo que no vamos a tener problema para poder seguir haciendo nuestra labor. Si esos apoyos desaparecen va a ser mucho más difícil, hubo un cambio de paradigma de analógico a digital y va a seguir habiendo cambios… y tenés que responder, y en el archivo hay infinitas cosas por hacer; se requiere una inversión grande, se requiere salvaguardar el patrimonio…
-Esta nueva etapa a partir de la inauguración de las nuevas salas, ¿cómo va a repercutir en la conservación del archivo?
-Yo creo que la favorece claramente, porque en la medida que vos tengas mayores ingresos va a ir mayor cantidad de recursos para el archivo, eso es así. O sea, lo que en una empresa capitalista es el lucro, en nosotros va para el archivo; lo que sobre, después de garantizar un funcionamiento mínimo, va para el archivo, para adquirir películas, para restaurar, para digitalizar o para arreglar fisuras, o para construir una nueva bóveda; ese es nuestro norte y lo va a seguir siendo. Entonces, lo que en otros casos se lleva el patrón que se enriquece, en nuestro caso todo lo que nos vaya bien va a terminar beneficiando al archivo, por eso nosotros decimos que esto impacta a la Cinemateca en todas las áreas, porque la cara visible es la exhibición, pero en la medida en que nos vaya bien le va a ir bien al archivo y vamos a poder tener mejor proyección…
-Ahora, con tres salas de última generación que te pone a la par de lo que son las salas de cine comercial, y en un escenario en el que el cine no pasa por un momento floreciente, ¿Cinemateca se propone captar nuevos públicos, reintegrar a socios? ¿Cuál es la política de ahora en más?
-A lo primero que apuntamos es a recuperar a los socios que se alejaron de la institución por el motivo que fuera, por eso también hay una campaña que es del socio refundador, en la que apuntamos a ofrecer una infraestructura óptima pero con la calidad de programación de siempre. Después, captar a la gente más joven, que es la que se ha alejado, porque hay veces que yo tenía entrada a la sala vieja y tenía que explicarle a los chiquilines por qué era así, porque era como entrar a una nave espacial, entrar a la sala de 18 para un niño de 17 años… una sala gigantesca de 800 butacas que se ve y escucha distinto, que no hay pop…
-Justamente, el escenario ha cambiado, la percepción de la gente en cuanto al conjunto cultural también. ¿Existe un público de cine de calidad con posibilidad de crecimiento?
-Sí, yo creo que sí, porque si no creyéramos en eso sería muy deprimente. Yo tengo mucha confianza en la gente joven, yo creo que a veces los subestimamos mucho y, por lo general, lo que pasa con los jóvenes es culpa de los más grandes; si nosotros los subestimamos y pensamos que no les interesa o no les va a interesar, es un problema nuestro, no es un problema de ellos. Mi experiencia con gente joven siempre ha sido muy buena y creo que lo que tenemos es un problema más de comunicación que una diferencia entre lo que hacemos y lo que a ellos les interesa. Por eso pienso que virtualmente hay un campo inmenso donde crecer. La gente no es boba, eso no ha cambiado, lo que hace falta es comunicar mejor, y para empezar saber qué es lo que hacemos. Yo tuve una anécdota acá en Carnelli, había unos chiquilines jugando a la pelota con una botella de plástico y dándose contra las puertas de Carnelli, que son de vidrio, y yo les dije: “Bueno, chiquilines, jueguen pero más tranquilos”. Se sentaron y me preguntaron: “¿Qué es este lugar?”. Les expliqué y me dijeron: “Gracias, a nosotros nunca nadie nos explica nada”. Y eso fue una gran lección y resume bastante bien cosas que están pasando, más allá de que la problemática sea más compleja.
-¿En que otros proyectos están pensando a partir de esta nueva etapa?
-Yo creo que va a cambiar un poco la manera de programar, tenemos que pensar esta nueva etapa como una cosa nueva por todos lados, yo creo que sería un gran fracaso replicar el modelo viejo tal cual, paso a paso, en la actual Cinemateca; yo creo que tiene que ser diferente de todas maneras; a lo que se tiene que seguir apuntando es a ese cine que nosotros creemos que es valioso, no vamos a deponer un discurso sobre el cine, nosotros vamos a tener una opinión sobre el cine y la vamos a expresar a través de nuestra programación, y va a ser clara: esto es un discurso sobre el cine que se opone a otros discursos sobre el cine que son muy potentes y muy poderosos, eso va a seguir igual. Después, creo que va a cambiar la manera de programar, va a ser más orientada a dar algo más que la película, que haya una cuestión más formativa, más de interacción con los realizadores. Se abre un campo inmenso de posibilidades; para empezar, porque antes vos traías a un director a estas salas y primero tenías que explicar por qué estabas en las condiciones en las que estabas, y después remar la proyección y explicar por qué habían pasado las cosas que habían pasado, y, después, si todos deponíamos nuestra angustia de que las cosas no hayan salido tan bien, recién ahí nos podíamos poner a hablar de cine. Ahora todo eso desaparece, ahora el director y el espectador van a estar contentos por cómo se ve la película.
-¿En cuanto al cine nacional se plantean algo nuevo?
-La Cinemateca siempre ha pasado cine nacional, y así seguirá, vamos a coordinar con los otros circuitos; antes no existía la Sala B del Sodre, ahora existe, por tanto tiene que haber una coordinación de cómo se arman todos los estrenos; pero, por supuesto, nosotros queremos que todo el cine nacional pase por las salas de Cinemateca. Lo que no puede pasar es que porque esta sala sea de Cinemateca una película tenga que quedar acá tirada eternamente; no, es una sala que la tenés que atender con la misma atención orientada a que la sala esté llena de gente, porque de nada vale que yo te ponga la película uruguaya en horario central si la gente no va a ir porque está mal puesta o porque ya se pasó en todos lados, o porque realmente no dio resultado; entonces, va a tener que ser una relación de complementación y de trabajo, y que cada película sea especial, ver cómo la lanzamos, cómo la presentamos: ¿lo mejor para esta película es pasarla dos semanas en cuatro vueltas o dejarla mucho menos vueltas porque va a funcionar el boca a boca? Lo que yo pretendo es que los distribuidores y productores incluyan a la Cinemateca como una opción y que podamos intercambiar opiniones sobre cuál es la mejor manera de mostrar esa película