Cinemateca Marzo 2022.
Cinemateca Uruguaya / 25 febrero, 2022 /
Comenzamos el mes recordando la filmografía de Robert Altman. Altman fue un rebelde que trabajó durante cincuenta años en Hollywood o sus alrededores intentando imponer sus propias reglas. A mediados de los años cincuenta, pudo ser apenas uno más de los muchos de quienes trabajaban para la televisión. Como muchos de sus colegas, terminó siendo seducido por Hollywood, aunque alternando en ambos medios y tratando a menudo de dejar un sello personal en lo que hacía. Entre un capítulo de Bonanza, otro de Maverick y un tercero de Combate, llegó a dar en 1957 el salto a la gran pantalla, primero con un apresurado y un tanto oportunista documental sobre James Dean y, luego, con The Delinquents, una ficción de clase B sobre delincuentes juveniles.
La fama le llegaría realmente una década después (fines de los sesenta, comienzos de los setenta), en momentos en que Hollywood estaba terminando, o casi, con el Código Hays y trataba de conectar con un público juvenil y contestatario, que fuera de las salas de cine estaba quemando libretas de enrolamiento y protestando contra la guerra de Vietnam. Tras varios títulos secundarios, Altman alcanzó el estrellato y varias candidaturas al Óscar (aunque el único premiado fue el libretista Ring Lardner Jr.) con M.A.S.H., una sátira antimilitarista y antibélica ambientada en la guerra de Corea, pero que indirectamente hablaba de Vietnam. En ese film y en los que le siguieron de inmediato (El volar es para los pájaros, Del mismo barro, Un adiós peligroso), Altman insistiría con una visión inconformista y una exploración de las posibilidades del lenguaje cinematográfico que lo conducirían a los ejercicios casi experimentales de Imágenes y Tres mujeres. También reiteraría una predilección por los cuadros corales, a menudo satíricos, con muchos personajes en torno a un lugar y una circunstancia significativa (Nashville y Un día de bodas pueden ser los dos mejores ejemplos). Sin embargo, varios fracasos comerciales (y también artísticos) afectarían seriamente su carrera. Títulos como Buffalo Bill y los indios, Una pareja perfecta o Quinteto solo respondieron tibiamente en taquilla, y la crítica tampoco se mostró demasiado entusiasta. A cierta altura, Altman pudo encontrarse en la disyuntiva de hacer Popeye o nada, y el resultado tampoco conformó.
Durante toda la década del ochenta se lo vio prácticamente marginado de Hollywood, trabajando para la televisión o filmando puestas en escena teatrales en las que seguía habiendo, sin embargo, rasgos de inquietud (Come Back to the Five and Dime, Jimmy Dean, Jimmy Dean; Extraña pasión; la remake de El motín del Caine). El interés despertado por su Vincent & Theo, filmado en Europa, le permitió el retorno a Hollywood: lo hizo con la inteligente, sarcástica, casi perversa Las reglas del juego (que era un desquite contra Hollywood), a la que siguieron los cuadros colectivos de Ciudad de Ángeles, Prêt-à-porter y La fortuna de Cookie, el más convencional policial Hasta que la muerte los separe o la crónica de una puesta en escena de un ballet de The Company. Siguió trabajando hasta el final: su último film, Noches mágicas de radio, mantuvo muy en alto la postura inconformista que fuera uno de sus rasgos más reconocibles.
En el ciclo se podrán ver Extraña pasión (1985); Las reglas del juego (1982); Ciudad de ángeles (1993); Pret-a-porter (1994); Hasta que la muerte nos separe (1997); Afterglow (1997); La fortuna de Cookie (1999); Gosford Park (2001) y Noches mágicas de radio (2006).
Para el mes de marzo también estamos preparando un ciclo homenaje a Pier Paolo Pasolini, a cien años de su nacimiento, y un pequeño repaso a la obra de los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne.
Entre los estrenos del mes llegan dos películas uruguayas, El filmador, realizada por Aldo Garay, y Mateína, dirigida por Joaquín Peñagaricano y Pablo Abdala Fichero.
En El filmador, Garay nos adentra en el mundo del ensayista, crítico y literato uruguayo José Pedro Díaz, quien, entre 1950 y 1952, creó un diario fílmico con imágenes que despliegan una gama de intereses diversos: la observación social, el retrato de la comunidad artística-intelectual en Europa y una mirada de cine doméstico de viajes, retratando a su esposa, la poetisa Amanda Berenguer. Como perfecto complemento, se suma su diario literario. Ambos forman una crónica testimonial única: como leer el guion y ver lo filmado. Este documental se ocupa de esa zona menos conocida de la obra de Díaz.
En Mateína, Peñagaricano y Abdala nos llevan al Uruguay de 2045. En ese futuro la yerba mate está prohibida. Dos vendedores ilegales inician una cruzada hacia Paraguay para contrabandear yerba. En este viaje se convierten en héroes por accidente e intentarán devolver al pueblo su identidad perdida. Folclore del Cono sur en una road movie en clave de comedia absurda.
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