Carnaval: Temporada de tablados

¡¡¡¡ Se viene, se viene el carnaval !!!!!!

Vayan pelando las cacharpas, vayan pelando las cacharpas, que se vienen los tablados; y cuando canta la murga, cuando cantan los murguistas, todo el mundo mate amargo. Y ya se acercan las noches de tablados, saque la matera de salir, compre la yerba con relajantes para no exaltarse más de la cuenta y reserve la camperita o el canguro, porque Momo está en las gateras. Se comenta que habrá buena cosecha de murgas: vuelven unas y crecen otras.

La masa de acontecimientos del año ya está leudando y huele rico.

Aunque el desfile de carnaval será el 19 de enero y, oficializada la largada, los tablados comenzarán al día siguiente, el viernes 20, el ambiente de carnaval ya se siente y se ha comenzado a vivir.

En noviembre hubo pruebas de admisión, donde más de 30 murgas compitieron por un lugar en el Concurso y clasificaron 12 que se suman a las que ya lo estaban desde el anterior carnaval. Ahora, todas incrementarán su preparación a lo largo de diciembre.

Por eso, ya se puede comenzar a paladear el sabor del carnaval y escuchar los primeros acordes y algunos fragmentos de las propuestas, recorriendo los locales de ensayo. A esto hay que sumarle, avanzado diciembre, los habituales festivales que realizan las murgas para recaudar fondos con la venta de comida y bebida; además de tomarle el pulso a la tribuna y chequear los puntos del espectáculo que menos rinden. En estos festivales, que de por sí son un lindo paseo para disfrutar la noche y despuntar el vicio del tablado, se pueden apreciar a otras murgas que concurren a apoyar a los que organizan, a la vez que también les sirve a ellos para pulir detalles en su actuación.

Esto prosigue en las primeras semanas de enero, con mayor frecuencia. Y está muy bueno, si uno ya viene recorriendo murgas, poder apreciar los ajustes que se fueron produciendo, los agregados que se les fueron ocurriendo, la mayor limpieza en el desarrollo de la actuación.

Y, el 20 de enero, entonces, se abren los tablados para que las murgas y demás conjuntos salgan a recorrer la ciudad compartiendo su punto de vista y su manera cómica de presentarlo.

A partir de allí, todas las noches, todo el tablado, toda la experiencia de conocer propuestas, en una muy especial fiesta de espectáculos marcados por el espíritu del carnaval. Atravesados necesariamente por el humor, pero también la crítica, la burla, la caricaturización de personajes públicos y sucesos del año que se presentan, con mejor o peor suerte, como manjares ofrecidos al público para su degustación. Los habrá de distintos estilos, serán de gusto más afín o no al paladar de cada espectador, acertarán más o menos cerca del blanco (dicho esto sin alusión política), abordarán con sátira hechos de conocimiento público, señalarán contradicciones o incongruencias de todos los colores (dicho con alcance partidario y/o de género, etc.). En fin, una muy especial fiesta de música, actuación, texto, interpretación, despliegue visual y escénico que hemos heredado culturalmente y que los años la han vuelto muy local, gracias a quienes se han animado a no ser repetitivos y darle su toque particular, su mirada, su gusto musical, su ritmo, su irreverencia también en lo formal, como para impedirle envejecer sin pena ni gloria.

El carnaval montevideano ha seguido latiendo al son del momento y su circunstancia, tan vital como supo y pudo, tan vigente como determine su gente (esto dicho sin intención de rimar), yendo “siempre por la misma y cambiando” como cantó a buen tiempo el Choncho Lazaroff. El constante movimiento que tienen las manifestaciones carnavaleras, su permeabilidad y su capacidad de sintetizar las distintas expresiones que conviven en el medio ambiente artístico temporal, lo revitalizan año a año. Al mismo tiempo, el hilado carnavalesco, el espíritu de Momo, burlón y crítico, es la amasadora de esas distintas vertientes que llegan y se van, dejando su toque, el que mejor encaja en cada tiempo.

¿Qué novedades veremos en este que llega ahora?, ¿cuáles tendencias se intensificarán y cuáles irán decayendo?, ¿será muy creativo y novedoso?, ¿o dejará gusto a poco?

Apenas orejeando las propuestas, que es lo más que se puede hacer hoy, todo parece indicar una muy linda temporada. No solo por lo que ya sabemos: que hay mucho material propicio para generar contenidos; sino porque hay toda una generación que ya madura; porque siguen al firme veteranos de sólido oficio y capacidad de divertir; porque ingresan nuevos protagonistas que llegan con alguna experiencia. Porque hay ámbitos de aprendizaje y ejercicio, tanto en el carnaval de las Promesas —que será desde el 17 de diciembre al 10 de enero—, como en la Movida Joven, que se realizó en noviembre; y también hay diferentes instituciones que abren sus espacios a jóvenes para hacer murga aprendiendo y comprendiendo. Muchos no seguirán, pero conocieron el género, y muchos harán su camino que termina desembocando en su participación en las instancias del carnaval, sean oficiales o no. Y con ellos ingresan los formatos y músicas que su generación cultiva habitualmente; así como lo hicieron generaciones anteriores y las anteriores y así sucesivamente, hamacando la música del carnaval y, en especial, la murga a lo largo de su recorrido. (Aquí va música de tonos mayores, orquestada con sonoridad de victoria)

Por su parte, los murguistas de larga trayectoria concurren a la fiesta con espíritu divertido, que el sólido oficio permite soltar y compartir mejor. En este campo hay títulos conocidos de los que ya venían y alguno que regresa.

Por ejemplo, vuelve La Nueva Milonga, antiquísimo título de murga que creó el mítico Tito Pastrana, que le agregó la consigna “murga murga” y cuyo elenco actual, de gran experiencia, dejaremos para el próximo artículo. Otro ejemplo: la murga que le empató en el primer lugar de la reciente prueba de admisión, los Curtidores de Hongos; este año recuperando figuras destacadas y, podría decirse, realimentándose de su raíz.

Y así, varias murgas de esas que hace años venimos siguiendo y disfrutando. Pero todo eso lo dejamos para la próxima… (continuará…)