Hermandad teatral México – Uruguay. Febrero 2025
Teatro / 30 enero, 2025 /
El muralista David Alfaro Siqueiros y el teatro
David Alfaro Siqueiros, pintor y uno de los grandes muralistas mexicanos, fue un producto de su época. Con claroscuros y controvertido, fue un personaje destacado en el arte, la cultura y la política del México del siglo XX.
Como muchos otros artistas plásticos, el pintor nacido en Chihuahua, estado ubicado al norte de México, el 29 de diciembre de 1896, se sintió llamado por el teatro en cierto momento de su vida. Eso sucedió en su último ingreso como preso político en el Palacio Negro de Lecumberri, en los años sesenta, bajo cargos de
disolución social por su apoyo al movimiento ferrocarrilero; en esa oportunidad estuvo cuatro años en prisión.
Durante su estadía en la penitenciaría, el pintor no cesó su actividad creadora y consiguió que Carlos Martín del Campo, director del centro de reclusión, le permitiera seguir pintando. Para la rehabilitación de los presos, Martín del Campo encontraba en las artes un camino de redención, y había promovido la creación de un mural de interpretación de la historia de México en la crujía “L”, el cual ya se encontraba concluido para cuando Siqueiros ingresó a prisión.
Así, Siqueiros pudo producir pinturas con la técnica del
caballete, así como los dos biombos utilizados como escenografía en la representación teatral Licenciado, no te apures, escrita por Roberto Hernández Prado y montada por un grupo de teatro de la misma penitenciaría. Con la escenografía realizada en biombos se inició el género de la pintura artística aplicada al teatro, un estilo novedoso de indudable porvenir.
Para la realización de la escenografía de Licenciado, no te apures, y fiel a los principios de organización de trabajo colectivo que había promovido desde 1932 para el muralismo, Siqueiros formó un equipo con más de 25 reclusos; su asistente principal fue el pintor preso Juan Ramos. Ejecutaron dos biombos compuestos de cuatro bastidores de triplay, unidos por bisagras y pintados en acrílico por ambas caras para un cambio rápido de escena. El tema expuesto fue la deshonestidad de algunos abogados que abusaban de las circunstancias desfavorables que vivían sus defendidos y familiares.
Biombos escenografía – Obra: Licenciado, no te apures
La pieza teatral se estrenó el martes 15 de noviembre de 1960 en el Teatro Morelos de la penitenciaría.
Siqueiros no solo se interesó en la realización de vestuarios, decorados y escenografía, sino que incursionó en la dramaturgia al escribir el texto teatral Brasa viva, la cual nunca llegó a montarse. El original de ese texto se encuentra en el Archivo General de la Nación, que en la actualidad tiene su sede en lo que fuera la prisión de Lecumberri.
En sus memorias, tituladas Me llamaban el Coronelazo, el muralista habla sobre su incursión en la dramaturgia. Ahí narra cómo decidió no solamente asesorar al dramaturgo de la compañía penitenciaria, Roberto Hernández Prado, sino escribir un texto él mismo, el cual podría haberse titulado Troglodita. Esa otra obra, al igual que Brasa viva, tampoco se montó nunca. En ella, el autor, a través de la farsa y la pantomima, buscaba hacer una crítica al Poder Legislativo mexicano. La obra, como la concibió Siqueiros, echaría mano de coreografías grotescas. Uno de sus objetivos era alejarse del teatro mexicano, que el pintor consideraba plegado a cánones extranjeros.
En ese contexto, no está de más recordar, en memoria del pintor chihuahuense, que, en 1971, tres años antes de su muerte, se inaugura el Polyforum Cultural Siqueiros, con su mural La marcha de la humanidad. El recinto, tiene, además, en su interior, un teatro en configuración de arena. Se trata de un espacio icónico parte de la herencia cultural de la Ciudad de México.
TALLER DE TEATRO LA BANDA
Compañía independiente, integrada por chavos banda
En los años ochenta, se llamó “chavos banda”, en México, a jóvenes de barrios marginados que fueron tildados, por el gobierno del Partido Revolucionario Institucional de la época, de criminales, drogadictos, violadores y resentidos, como cortina de humo reproducida y expandida por los medios hegemónicos para distraer a la población sobre la crisis del país.
En ese contexto, el Taller de Teatro La Banda se fundó en 1990, tras la integración de jóvenes de diversas bandas de la delegación Álvaro Obregón de la Ciudad de México, como Los Panchitos, Los Buk´s, Los Salvajes, Los Malboros, entre otros.
Entonces, el dramaturgo actor y director Mario Lage fue requerido para profesionalizar una serie de sketches de carácter social, ideados por una trabajadora social para la integración de un grupo actoral, en una época en que hablar de banda representaba toda la problemática social. Fue así que, a raíz de ese trabajo, el grupo decidió formalizarse y continuar en la disciplina teatral de una manera más formal, dice en entrevista Lage, también docente universitario.
Comenta que fue un proceso largo y en ocasiones difícil. Dice: “Los chavos eran volátiles, indisciplinados, irresponsables, rebeldes, siempre probándote para ver hasta dónde llegabas. No solo había que ganar su confianza, sino adecuarlos al trabajo teatral que puede ser muy demandante para quien no tiene una formación actoral”.
Expresa que una de las reglas básicas, era que no podían consumir droga o alcohol mientras estaban ensayando o en una presentación, porque el trabajo teatral requiere respeto y concentración.
Explica que en “un inicio trabajamos sobre lo que ellos conocían: la vida de las bandas”. Y señala que con base en improvisaciones y ensayos intensivos lograron escribir, montar y presentar dos obras: Escenas en la vida de la banda, con más de cincuenta funciones, y Chinches bravas, con más de cien funciones. “Ello a pesar de que, en los años noventa, no era políticamente correcto hablar de los problemas de los chavos banda”.
Recuerda que la censura vino por parte de los administradores de teatros o de universidades privadas que se escandalizaban por el lenguaje utilizado en las obras, comenta Lage. Y pone como ejemplo, que, en el estreno de Chinches Bravas en el Foro Azcapotzalco de la Ciudad de México, el entonces administrador “nos levantó un acta administrativa y se quejó con el jefe político de la Delegación, recomendando que se nos recortara la temporada pactada”, por “uso de un lenguaje grosero, además de la inclusión de una escena de sexo casi pornográfica”.
Lo que queda claro, agrega, es que esas quejas tapaban el hecho de que eran ciegos ante la problemática social que enfrentaban los chavos en las zonas marginales de la ciudad capital y, en general, significaba negarse a aceptar la realidad social de estratos bajos de la sociedad mexicana de entonces.
Rememora que en los montajes se hacía de todo, alternándose los jóvenes según sus aptitudes e intereses, desde construir escenografía, pintarla, textualizarla, poner luces, manejar audio, elaborar vestuario y manejar cámaras cuando era necesario.
También trabajaron obras de teatro clásico, como varios entremeses cervantinos y el Tartufo de Molière. La incorporación de estudiantes de la carrera de Literatura Dramática y Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), contribuyó a que mejoraran sus habilidades actorales.
Explica que, hoy en día, “los chavos ya no son chavos y tampoco son banda”. Y dice que por el Taller de Teatro La Banda circuló muchísima gente y que algunos se interesaron por seguir haciendo teatro, y otros, ahora, desde atrás, se dedican a la producción.
En la actualidad se está presentando la obra La Muertita, en base a investigaciones de los miembros del Taller de Teatro La Banda, sobre la problemática de las muertas de Juárez. (Fotos cortesía Taller de Teatro La Banda).
Patricia Villafuerte