Entrevista

GABRIEL CHAME: “El humor y el teatro físico es el lenguaje que yo utilizo”

Entrevistas / 3 enero, 2018 / Por Luis Vidal Giorgi

-En tu trabajo artístico te has especializado en una línea basada en el teatro físico, el clown y el mimo. ¿Cómo ha sido tu proceso y cómo concretás tu propuesta al abordar un texto clásico?

-Me he dedicado al trabajo del clown dentro de este tipo de teatro más físico, más humorístico, con un mundo visual. Pero siempre me he dedicado al teatro, desde que llegué a Europa en los años noventa trabajé textos clásicos, por lo que este experimento de mezclar el payaso con el teatro clásico no es nuevo, lo desarrollo desde los años noventa.
Entiendo que ambas formas van de la mano, lo clownesco y lo clásico son formas antiguas, están conectados con el pasado, están en la historia. Veo una relación entre el gag visual, el teatro popular y, al mismo tiempo, la investigación respecto al teatro clásico.

-Este año se presentaron en nuestro país dos versiones de “Otelo”, una por parte de la Comedia Nacional con un director inglés, manteniendo el texto original, y otra tomando la historia y adaptándola a una tanguedia. ¿Cuáles son los elementos presentes en “Otelo” que lo hacen atractivo para un público contemporáneo?

-Es importante señalar que en mi versión está todo el texto, todas las escenas y todos los personajes, no es una adaptación paródica. Yo traduje y adapté todas las escenas. Si bien lo hacemos con cuatro actores, ellos interpretan todos los personajes. La idea es respetar a Shakespeare. En la época de Shakespeare el clown estaba presente, es más, muchas veces cuando éste se traduce como personaje cómico de Shakespeare se dice rústico o paisano, pero en el inglés original dice clown.
En esa época el sentido del humor era necesario, el pueblo lo necesitaba para adentrarse en la temática trágica y en los problemas de los personajes.
Es una obra que trata de contarnos asuntos actuales: problemas de violencia doméstica, racismo, integración, engaño, corrupción… todo a través de la angustia de los celos, pero éstos no son el tema. Los celos son la consecuencia de todo lo que se va generando, y el humor y el teatro físico es el lenguaje que yo utilizo para poder llegar a eso.

-En su libro “Fragmentos del Discurso Amoroso dice Roland Barthes”: «Como celoso sufro cuatro veces: porque estoy celoso, porque me reprocho el estarlo, porque temo que mis celos hieran al otro, porque me dejo someter a una nadería: sufro por ser excluido, por ser agresivo, por ser loco y por ser ordinario». Los celos nos cuestionan en nuestra identidad, ¿cómo los interpretás y cómo planteas el tema en la obra?

-Como te decía, me parece que el tema de los celos no es fundamental. Si bien Otelo se conoce como el celoso, lo más importante es la tragedia de un hombre que engaña a otro. Además el engañado es negro y tiene un poder militar; el otro personaje, Yago, tiene un poder mental sobre él.
Es interesante desde nuestra contemporaneidad visualizar la capacidad de manipulación que pueden tener los medios sobre nosotros, ver cómo esa capacidad de manipulación puede llevar al odio absoluto. Estamos todos manipulados a nivel mediático. Yago es un gran mediático, te hace ver lo que no está, es un eclipse que genera que Otelo vea cosas que no existen. Esto nos pasa todos los días con la prensa y la propaganda, nos tienen atrapados en una moral absoluta por la que creemos que las cosas son como nos dicen los medios. Hemos perdido un sentido de la libertad profundo en esta época contemporánea. Los celos son sólo el medio para llegar al asesinato, con todo lo siniestro y exagerado que conllevan para llegar a eso.

-¿Hay algo más que quieras agregar sobre el espectáculo?

-Es un espectáculo para toda la familia, incluso para niños grandes. Es un teatro físico, vivo del que la gente sale energizada, no intelectualizada; sale con ganas de vivir. Si bien lo que estamos contando es terrible, la energía del teatro es tan positiva que además es maravillosa, es de las pocas cosas que todavía no son virtuales, es real. Hay alguien real transpirando en el escenario, dándole energía a alguien que está mirando.

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