España, 1947
Dirección: Carlos Serrano de Osma
Guión: Pedro Lázaga. Fotografía: Salvador Torres Garriga. Música: Jesús García Leoz. Producción: Producciones Boga. Elenco: Lola Flores, Manolo Caracol, Fernando Fernán Gómez, Camino Garrigó, María Dolores Pradera
Duración: 71 minutos
La historia: Lola, una gran bailaora retirada, rememora sus años gloriosos junto al cantaor Manolo, cuando su éxito como pareja artística crecía con la misma fuerza que la obsesión del artista por la bailaora. Lola decide aceptar un contrato en solitario en el extranjero y sus triunfos irán en paralelo al hundimiento de Manolo en el alcoholismo. Pero el sentimiento que ha dejado Manolo en Lola es demasiado grande y le hará volver a España para reencontrarse.
La película fue dirigida por Carlos Serrano de Osma, uno de los pocos directores españoles de los años cuarenta que se atrevió a experimentar. Junto a los colegas Antonio del Amo, Pedro Lazaga y Agustín Navarro, lanzó un manifiesto ideológico cinematográfico en el que señalaba que la técnica estaba por encima de todo, aunque el anagrama de su ideario, CCC (cerebro, corazón, coraje) no descartaba otros elementos a la hora de contar una historia.
Serrano de Osma fue uno de esos cineastas que intentaron hacer en el cine español de los años cuarenta algo diferente y creativo. La película tiene una estética que revela a un cineasta renovador y apasionado por la técnica del cine, explota hábilmente los talentos de sus dos principales intérpretes para el flamenco, y exhibe una carga erótica subliminal pero sorprendente para su tiempo, apoyada en el montaje paralelo y la imponente presencia de Flores. Igualmente consigue explicar una pasión enfermiza a través de escenas surrealistas, que muestran el mundo onírico de los personajes, en las que sus deseos sí encuentran respuesta.
Folklore y vanguardia, populismo y cierto refinamiento cultural se dieron cita en un film que en su día fue recibido con franca hostilidad, aunque con el paso del tiempo se haya reconocido la audacia de sus propuestas. Puede ser apreciado por los incondicionales de las esencias del arte flamenco y por quienes aprecian las apuestas arriesgadas. Y por supuesto está Lola, que no era solamente una estrella del flamenco y el cine, sino un torbellino en acción.
Entrada libre por orden de llegada