La fama internacional de Douglas Sirk proviene sobre todo de la serie de melodramas que realizó en los años cincuenta para la empresa Universal, frecuentemente protagonizados por Rock Hudson y debidamente ignorados por los críticos (excepto los franceses) para quienes la palabra “melodrama” es, literalmente, mala palabra. Su reivindicación vendría a posteriori, sobre todo a partir de la admiración de los muchachos de Cahiers du Cinema, el proclamado discipulado de Rainer Werner Fassbinder o Todd Haynes (cuyo Lejos de ella deriva muy obviamente de Lo que el cielo nos da de Sirk) y especialmente del despertar de la pereza de una generación de cinéfilos, tal vez no muy abundante pero fiel, que supo advertir de Imitación de la vida era una obra maestra. Pero Sirk hizo otras cosas además de melodramas, y varias de ella son realmente interesantes. Por supuesto, parte de la discusión se basa en un gran equívoco. La palabra “melodrama” pasó de ser el nombre de un género (como “comedia”, “policial” o “western”) para convertirse en una especie de insulto, que carga la idea de una acción estrambótica e improbable, una apelación a la casualidad, el golpe bajo y el efecto sentimental. Por supuesto, cuando los italianos inventaron el término querían decir simplemente “drama con música”, y pensaron en algo parecido a la ópera. Y por supuesto que Luchino Visconti debió recordarlo cuando hizo un melodrama llamado La caída de los dioses, solo que a Visconti se le perdona (no a Vincente Minnelli, cuyos melodramas tienen un nivel viscontiano y a veces lo mejoran). Borges ha dicho por algún lado que los períodos históricos realmente cultos aman la epopeya (la Grecia clásica) o el melodrama (el Renacimiento), mientras que los siglos mediocres los ignoran. Es por eso, decía Borges, que el siglo XX no había sabido valorar debidamente el melodrama y el western. La crítica “académica” tardó más tiempo en perdonar a Douglas Sirk, autor de algunos de los mejores melodramas que se hayan filmado nunca, responsable del período de oro del género (Hollywood, empresa Universal, años cincuenta, generalmente con Rock Hudson), un alemán culto que se llamó originalmente Detlef Sierck que en teatro podía hacer Brecht y que, vale recordar, se enojó un poco cuando el productor Ross Hunter le encomendó, justamente, una serie de melodramas. Después leyó los libretos, se dio cuenta que los temas y las anécdotas se parecían bastante a las invenciones de unos tipos llamados Esquilo, Sófocles y Eurípides, y se tranquilizó un poco. Películas como Sublime obsesión, Lo que el cielo nos da, Palabras al viento o Himno de batalla supieron cumplir con lo que el productor Hunter quería (amores contrariados, heroínas sufrientes, donjuanes que se redimían, villanos poderosos y egoístas, equí- vocos que conducían a la tragedia) pero se las arreglaron también para deslizar subliminalmente comentarios inteligentes y ácidos sobre el mundo en general y la sociedad norteamericana de los años cincuenta en particular, con sus taras, sus deficiencias, sus ambiciones y sus represiones. Vale la pena revisar a Sirk, y no solo sus melodramas, para explorar sus recursos expresivos, el deliberado uso del artificio, los espejos en los que los personajes se reflejan y autodescubren, las ventanas que se abren a realidades que son de hecho falsedades, las fiestas (tan fellinianas) donde varios personajes se reú- nen y sirven como oportunidad privilegiada para revelar algún aspecto inesperado de alguno de ellos. Cuando un director adapta una vez una novelita de Fannie Hurst o Lloyd Douglas, y otra una de William Faulkner (Los diablos del aire, sobre Pylon) y obtiene resultados temática y dramáticamente similares, hay que pensar en él como un autor, no como un mero filmador de ideas ajenas. El productor Ross Hunter se daría cuenta (o tal vez no) cuando sus melodramas dejaron de ser dirigidos por Sirk y cayeron en manos de pulcros rutinarios como Michael Gordon o David Miller. Este ciclo no reúne solo algunos melodramas de Sirk sino también sus incursiones, a veces mejores, a veces peores, en otros géneros.
Agosto 7 ,martes. A las 18, 19.30 y 21 hs
HERENCIA SAGRADA
(TAZA, SON OF COCHISE)
Dir: Douglas Sirk.
EEUU 1954-85 min. (Digital).
Con Rock Hudson, Barbara Rush, Gregg Palmer.
Suerte de secuela de la excelente La flecha rota de Delmer Daves. Hudson es el hijo del jefe apache Cochise (Jeff Chandler en un único plano en el que aparece para morir), que intenta reconciliar a indios y blancos, con oposiciones de ambos bandos. La única incursión de Sirk en el western y un film menor, que afirmó empero el estrellato de Hudson.
Agosto 9 ,jueves. A las 17.35, 19.30 y 21.25 hs
SUBLIME OBSESIÓN
(MAGNIFICENT OBSESSION)
Dir: Douglas Sirk.
EEUU 1954-103 min. (Digital).
Con Rock Hudson, Jane Wyman, Barbara Rush
Contada es casi increí- ble: un “playboy” irresponsable provoca una muerte y enfrenta luego la ceguera de la hija del difunto. Sigue una historia de amor y redención, que en otras manos sería una telenovela mexicana (o venezolana, da igual), pero el director Sirk aplica un estilo entre irónico, controlado y distanciado que llega a la maestría.
Agosto 10 viernes. A las 17.55, 19.30 y 21.05 hs
LO QUE EL CIELO NOS DA
(ALL THAT HEAVEN ALLOWS)
Dir: Douglas Sirk.
EEUU 1955-85 min. (Digital).
Con Rock Hudson, Jane Wyman, Agnes Moorehead.
Por fuera, un luminoso melodrama: la viuda Wyman se enamora del jardinero Hudson, entre paisajes esplendorosos que puertas, ventanas y espejos convierten en muy artificiales. Por atrás corre una inquietante visión del prejuicio y la represión en pueblo chico. Todd Haynes la homenajeó explícitamente en Lejos de ella.
Agosto 11, sábado. A las 17.30, 19.30 y 21.30 H hs
HIMNO DE BATALLA
(BATTLE HYMN)
Dir: Douglas Sirk.
EEUU 1957-108 min. (Digital).
Con Rock Hudson, Anna Kashfi, Martha Hye.
Un piloto de la Segunda Guerra Mundial convertido en ministro religioso vuelve al combate en Corea. Por detrás de la historia bélica corren algunos dilemas morales y una historia de amor con puntas de poesía.
Agosto 12 ,domingo. A las 17.20, 19.30 y 21.40 hs
TIEMPO DE VIVIR Y TIEMPO DE MORIR
(A TIME TO LOVE AND A TIME TO DIE)
Dir: Douglas Sirk.
EEUU 1958-126 min. (Digital).
Con John Gavin, Liselotte Pulver, Jock Mahoney.
Novela de Remarque, sobre Alemania en la Segunda Guerra, con la visión de personajes alemanes que no son siempre villanos de una sola pieza. Melodrama y alegato (Sirk, alemán al fin, quiere dejar en claro que no todos sus compatriotas fueron nazis), entre el glamour de Hollywood y el drama adulto. Uno de los films favoritos de Fassbinder.
Agosto 13, lunes A las 17.40, 19.30 y 21.20 hs
PALABRAS AL VIENTO
(WRITTEN IN THE WIND)
Dir: Douglas Sirk.
EEUU 1955 – 99min. (Digital).
Con Rock Hudson, Lauren Bacall, Dorothy Malone, Robert Stack.
Pasiones, confusión y tragedia entre petroleros texanos. El material es un anticipo de Dallas…o una tragedia griega en la que el maestro Douglas Sirk sublima el melodrama en arte.
Agosto 14, martes. A las 17.20, 19.30 y 21.40 hs
IMITACIÓN DE LA VIDA
(IMITATION OF LIFE)
Dir: Douglas Sirk.
EEUU 1955-125 min. (Digital).
Con John Gavin, Lana Turner, Sandra Dee.
Una actriz mediocre que quisiera vivir una vida distinta, su sirvienta negra, la hija de ésta que pretende pasar por blanca y genera alguna tragedia adicional. Sirk dijo alguna vez que hubiera filmado gratis la película: el título resume su filosofía, y sus personajes no viven realmente sino que imitan hacerlo.