Demos Kratos

Este año se cumplen 50 años del golpe de estado en Uruguay, un atentado a las tradiciones de convivencia que tuvo, además de un enorme costo humano y social, consecuencias de largo aliento en la capacidad de los uruguayos para reconocer su historia, establecer lazos y elaborar futuros posibles. Acaso por eso mismo, la mejor manera de asomarse a la significación de la fecha desde una perspectiva artística sea justamente celebrar el delicado equilibrio de la democracia, la frágil trama de tolerancia que permite generar acuerdos y avanzar. En un momento en el que la región parece cada vez más sumida en la polarización y la degradación del otro, el arte permite recordar que la información, los mensajes y los relatos constituyen una trama compleja, ante la cual nada debe considerarse una verdad absoluta y excluyente.
Demos Kratos nos remite a la formulación más originaria de la democracia, la asamblea, y nos invita a considerar de un modo lúdico, lleno de ironía, al dictador y al humano solidario que todos llevamos dentro. Se trata de una celebración, sí, pero también de una invitación a mirar dentro de cada una de nuestras intenciones con sentido crítico.