JUSQU’À LA GARDE
Francia, 2017
Dirección: Xavier Legrand
**Guión: ** Xavier Legrand. **Fotografía: ** Nathalie Durand. **Producción: ** K.G. Productions. Elenco: Denis Menochet, Léa Drucker, Thomas Gioria, Mathilde Auneveux, Saadia Bentaïeb, Jean-Marie Winling, Martine Vandeville,Florence Janas, Jenny Bellay.
Duración: 93 minutos
Formato: digital
Este film del francés Xavier Legrand presenta el retrato de tres personajes: un niño y sus padres en conflicto. El muchacho es víctima de esa desavenencia. Alguien ha dicho ya que, presentada así, la película sería una variación de Kramer versus Kramer, pero se trata más bien de lo contrario. Esquivando los estereotipos de la película de tesis, aleccionadora y moralizante, Legrand opta por centrarse en el juego de los actores (Léa Drucker, Denis Ménochet y el formidable niño Thomas Gioria) y en la atención que presta al flujo de las emociones.
En un estilo que hace pensar en el maestro Maurice Pialat, Legrand filma escenas familiares que arrancan en la normalidad y se descomponen progresivamente hasta llegar al arrebato, desnudando que esa “normalidad” está hecha de cuentas pendientes, situaciones no resueltas y rencores. Los mejores momentos de la película son justamente aquellos en los que se van modulando las crisis, se incrementan las tensiones y se esboza un suspenso interior. El niño es exigido a convertirse en un “informante”: ¿Cumplirá con lo que se le pide? ¿Resistirá a las tensiones?
Legrand filma la violencia y el arrepentimiento, la crispación y la distensión, de un solo tirón, como aguantando la respiración, designándolas como caras opuestas de una misma realidad. En una notable secuencia, la hija de la pareja celebra su cumpleaños cantando, en un estilo relajado y acompasado, Rolling on the River. En paralelo, fuera del lugar donde se desarrolla la fiesta, estallan el acoso y el maltrato. Ese pasaje define una de las ideas centrales de la película: los momentos de estabilidad son ilusorios. Están minados por algo subterráneo e incontrolable. No hay refugio. Legrand transmite con inteligencia y sensibilidad esa noción inquietante.