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Cine

2001 y después

  • Inicio: 29/06/2018
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Es curioso. Por un lado se afirma, correctamente, que 2.001, Odisea del espacio, de cuyo estreno se cumplen cincuenta años, constituye un antes y un después en el cine de ciencia ficción. Subestimada en su momento por una parte de la crítica, candidata a cuatro Oscar (entre ellos mejor director y guión; no figuró entre las candidaturas a mejor película, y no ganó en ningún rubro en una premiación donde el galardón premio mayor s e lo llevó Oliver! de Carol Reed)), su status ha crecido con el paso del tiempo: hoy figura sexta en la lista de las mejores películas de la historia en la encuesta decenal de la prestigiosa revista británica Sight & Sound. También permanece en el recuerdo de muchos aficionados (hay otros que la odian) como una experiencia fuera de serie. Pero en el párrafo anterior se hablaba de un antes y un después. ¿Es exactamente así? El “antes” de 2.001 en la historia del cine de ciencia ficción consiste mayoritariamente en las space opera serializados de los años treinta (Flash Gordon, Buck Rogers) y en la a menudo inteligente producción de clase B de los años cincuenta, en la que había con frecuencia cosas interesantes (y no todo era clase B, por otra parte: hay mayores despliegues de producción en películas como El día que paralizaron la Tierra de Robert Wise, en las producciones de George Pal como La guerra de los mundos o Cuando los mundos chocan, o en algún empeño como El planeta desconocido de Fred M. Wilcox) Hay, si se quiere, unos pocos antecedentes más ambiciosos, como La mujer en la luna de Lang o Lo que vendrá de William Cameron Menzies, pero no mucho más. De cualquier manera, casi todo ese cine derivaba de lo que suele denominarse, discutiblemente, la Era de Oro de la ciencia ficción literaria, los autores y el estilo de una revista como la legendaria Astounding Science Fiction de John Campbell, que al filo de los cuarenta promovió a gene como Isaac Asimov, Robert Anson Heinlein, Poul Anderson o el más discutible Alfred Elton Van Vogt (también estaba en el grupo el más mediocre L. Ron Hubbard, pero luego abandonó el género para inventar la Cienciología) Contemporáneo de esa gente es el espléndido Ray Bradbury , que sin embargo tenía otros canales de distribución, fundamentalmente las revistas de lujo de gran tiraje. Cuando Stanley Kubrick se lanza a hacer 2.001, esa Era de Oro pertenecía empero al pasado. Ya habían empezado a circular la obra de una nueva generación de autores más intelectuales, más complejos, a veces más pretenciosos, habitualmente etiquetados bajo el título genérico de la Nueva Cosa, y que incluye nombres como los de J.G. Ballard, Brian Aldiss, Philip K. Dick y acaso Cordwainer Smith o Ursula Le Guin. El empeño de Kubrick de hacer ciencia ficción adulta se vincula con La Nueva Cosa, aunque s u punto de partida haya sido uno de los mejores escritores de la Edad de Oro, algo así como el Asimov británico, Arthur C. Clarke. De hecho, 20.001 se basa en El centinela, un breve cuento de Clarke donde hay una idea (el hallazgo del monolito en la Luna) que la película hace crecer en varias direcciones (Clarke escribiría posteriormente una novelización de la película donde discrepa en algunos puntos con Kubrick) La película maneja un concepto que es también de Clarke, expresado en su novela El fin de la infancia: que la humanidad está llegando a un momento en el que dispone a saltar a otra cosa. De esa mezcla salió una película en la que hay resonancias de Nietszche (“el hombre como cuerda tensa entre el animal y el superhombre”, noción manejada en Así habló Zaratustra; no es casual que el tema homónimo de Richard Strauss esté en la banda sonora de la película) y de Teilhard de Chardin (el monolito como imagen divina que dirige la evolución), pero hay sobre todo un fantástico nivel de inventiva visual y sonora. Ya se ha dicho más de una vez que Kubrick, incluso en sus films fallidos (El resplandor, Ojos bien cerrados), más que un pensador, es un notable inventor de mundos audiovisuales. Nada de eso responde la pregunta sobre el “después”, en el que hubo varias decepciones. En su momento se dijo que la magnífica Solaris de Andrei Tarkovskii era la respuesta soviética a 2.001 , pero de hecho se trata de una estupenda película de Tarkovski, cineasta que en ese título y en otros siempre siguió un camino propio. El despliegue tecnológico del film pudo inspirar aspectos visuales de la saga de La guerra de las galaxias, pero intelectualmente sus películas de Lucas están al nivel de Flash Gordon y carecen incluso de su frescura. Más respeto merecen algunas cosas de Steven Spielberg (sin duda un mejor narrador que Lucas), pero no dejan de ser revisiones con mayor presupuesto del cine de clase B de los cincuenta (Encuentros cercanos del tercer tipo, E:T.) Más bien hay que pensar que 2.001 queda como un ejemplo supremo y solitario en la historia del cine, y que otras dos películas (Solaris y Blade Runner) podrían disputarle el puesto. Este ciclo reúne algún antecedente de George Pal que la preanuncia muy rudimentariamente, y algunos sucesores de interés.

Junio 29, viernes. A las 17.20,19.30 y 21.40 hs

LA GUERRA DE LAS GALAXIAS

(STAR WARS – EPISODE IV: A NEW HOPE)

Dir: George Lucas.
EEUU 1977. -125 min. (Digital).
Con Mark Hamill, Harrison Ford, Carrie Fisher, Alec Guinness.

El comienzo de la leyenda. Y, también, el reciclaje con gran presupuesto de los serials de ciencia ficción de los años treinta, como Buck Rogers y Flash Gordon. Lucas y su equipo tienen oficio para la acción, mal oído para el diálogo y una capacidad para divertir a nivel de cerebro reptiliano.


Junio 30, sábado. A las 17.45 y 20.15 hs

ENCUENTROS CERCANOS DEL TERCER TIPO

(CLOSE ENCOUNTERS OF THE THIRD KIND)

Dir: Steven Spielberg. 
EEUU 1977 -146 min. (Digital).
Con Richard Dreyfuss, Teri Garr, Melinda Dillon.

El primer contacto público entre los humanos y los Grandes Galácticos, luego de algunos acercamientos previos menos divulgados. Spielberg juega con gran despliegue de producción y buen oficio narrativo los clisés de la “ciencia ficción humanista” de los años cincuenta que tanto ama, y logra un pasatiempo de buen nivel.


Julio 1º , domingo A las 17.25, 19.30 y 21.35 hs

E.T., EL EXTRATERRESTRE

(E.T. : THE EXTRA-TERRESTRIAL)

Dir: Steven Spielberg. 
EEUU 1982. -115 min. (Digital).
Con Henry Thomas, Dee Wallace, Robert MacNaughton, Drew Barrymore.

El primer contacto público entre los humanos y los Grandes Galácticos, luego de algunos acercamientos previos menos divulgados. Spielberg juega con gran despliegue de producción y buen oficio narrativo los clisés de la “ciencia ficción humanista” de los años cincuenta que tanto ama, y logra un pasatiempo de buen nivel.


Julio 2 , lunes. A las 17.25, 19.30 y 21.35 hs

BLADE RUNNER

(BLADE RUNNER)

Dir: Ridley Scott.
EEUU 1982. -116 min. (Digital).
Con Harrison Ford, Rutger Hauer, Sean Young.

El mejor Ridley Scott, y probablemente su única obra maestra. Una adaptación muy libre de Philip K.Dick, sobre replicantes que buscan a su creador y la persona contratada para aniquilarlos, en un clima de cine negro y un sentido visual cercano al cyberpunk. Maltratada por l a crítica e ignorada por el público en el momento de su estreno, se convirtió rápidamente, sin embargo, en un clásico.

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