Entrevista central: Fernando Toja
Entrevistas Centrales / 31 julio, 2024 / Luis Vidal Giorgi
7 MINUTOS
FERNANDO TOJA: “La dignidad, los cuestionamientos a los ideales frente a quedar en la calle, hace que la obra se desarrolle a través de las contradicciones del ser humano”
Fernando Toja, director y docente, ha dirigido en otras oportunidades al teatro El Galpón; viene, además, de la presentación en el Solís de Murga Madre, espectáculo que también dirige y que refleja, en el carnaval, otra de sus facetas creativas. Ahora nos presenta una obra del autor italiano Stefano Massini, que plantea una situación actual sobre los cambios en el trabajo, que llevan a la precarización del mismo. Se suma el desafío de presentar once actrices en escena, las cuales encarnan las distintas reacciones posibles frente a una situación límite.
–Esta obra de autor italiano nos ubica frente a una realidad, influenciada por la actual etapa económica, donde la desigualdad ha crecido a niveles alarmantes y los cambios tecnológicos, a la vez, plantean una reconversión del trabajo por momentos angustiosa, con sindicatos en el mundo debilitados. ¿Cómo se relaciona este contexto con los temas y situaciones planteados en la obra?
-El texto teatral de Stefano Massini está inspirado libremente en una historia real. Una antigua e histórica empresa textil es comprada por una multinacional. Este dato que nos da el autor es moneda corriente en el mundo de hoy, donde la globalización de la producción es dirigida y controlada por multinacionales, que abaratan sus costos para tener ganancias, por ejemplo, contratando obreras en Singapur, es decir, mano de obra barata, manufacturando desde esos lugares, para acrecentar su capital. Este tema y otros son planteados en la obra.
–Asimismo, hay una situación en un grupo humano de trabajadores que los enfrenta a ciertos dilemas. En esa situación aparece un muestrario de conductas humanas que nos llevan a una dimensión más atemporal, pues las encontramos a lo largo de la historia…
-Frente a situaciones límites, como pasan en la obra, donde el Consejo de Fábrica, compuesto por once obreras tienen que votar y decidir por sí o por no, la propuesta de los propietarios, de los nuevos propietarios, entre los cuales hay socios “extranjeros”. Tienen un tiempo acotado para decidir. En definitiva, están enfrentadas a una “sentencia”, por el miedo a perder sus trabajos a costa de una decisión. En situaciones donde el miedo está presente, los vínculos humanos se tensan, expresando las miserias de la condición humana. En este marco las once trabajadoras tienen un plazo de una hora y media para resolver sobre su futuro laboral. La duda de la razón, la dignidad, los cuestionamientos a los ideales frente a quedar en la calle, hace que la obra de Stefano Massini se desarrolle a través de las contradicciones del ser humano. En este espectáculo, existe un personaje anónimo, que no participa directamente, pero puede tomar una decisión, el personaje número 12: el público, el cual, al apagarse las luces, en su pensamiento y en su interior dará su voto en soledad.
-¿Podemos compartir algunos diálogos o reacciones de los personajes que sean significativos sobre los temas y el estilo de la obra?
-El personaje Blanca dice: “Repito: saben que esperamos lo peor. Saben que aceptaremos, probablemente, cualquier cosa. Con tal de trabajar… Dios, no soporto esa frase, ¿qué quiere decir?, ¿qué significa ‘con tal de trabajar’?”.
Y Sabrina: “… ¿para qué al final? ¿Por una idea? Tal vez sea incluso una idea justa, no digo que no, pero es siempre una idea, solo una idea, una cosa de aire, solo aire, ¿me explico? Una cosa de cabeza. Las ideas no se comen, Blanca”.
-Acerca de la puesta en escena, ¿qué te interesaría destacar para los posibles espectadores?
-Ver a once actrices en el espacio de la Sala Atahualpa le da un significado aún mayor al espectáculo. La dramaturgia históricamente está poblada de mayor cantidad de personajes masculinos. Que un autor contemporáneo escriba una obra para 11 actrices es una señal y un pretexto para que el espectador no solo vea trabajadoras, sino los mundos de cada una, sus sueños y desilusiones, acotadas por un marco social, multicultural y político en la cual se desarrolla la obra. Compartir con los espectadores este Consejo de Fábrica, donde los 7 minutos activan o desactivan las conciencias.
-¿Algo más que creas necesario señalar?
-Solo dejar hecha la invitación para el espectáculo, para vivenciar una experiencia humana, que de eso se trata el servicio del arte teatral.
-Te has formado en el Teatro Circular, en los setenta, y has dirigido varias veces en El Galpón. ¿Cómo ves el estado actual del teatro independiente en cuanto a sus carencias y en cuanto a sus aciertos, que se mantienen o renuevan, tanto en formas de creación y producción como en temáticas?
-Esta pregunta nos la hemos hecho desde siempre. El teatro independiente sigue vigente con sus caídas y levantadas… El capital mayor que tiene es el humano, y nunca abandonar el barco. Cada grupo con su propia búsqueda artística, ya sea los grupos independientes establecidos o los elencos independientes de independientes. El tema espacio para estos grupos que se forman por obra es complicado. Pero con respecto a los teatros independientes con historia, creo que en la formación de nuevos artistas está una de las claves. Es decir: abrir escuelas. Se puede decir que es complicado, pero si el deseo y el objetivo están, se busca la forma. Quiero decir con esto que así como lo vivió mi generación, la continuidad en la formación de artistas, rejuvenece a los teatros independientes. Es como una familia, que si no tiene descendencia envejece con las mismas ideas y no se trasmite la herencia, la historia. Savia nueva. Nuevas ideas. En mi experiencia, el haber convivido con diferentes generaciones en el mismo teatro fue enriquecedor, un continuo aprendizaje y ver siempre activa la institución. Y, si no se abren escuelas, tendrían que abrir las puertas a egresados de otras escuelas de formación, que necesitan un marco, un espacio para manifestar sus ideas, que enriquecerían y potenciarían a los teatros independientes. Diría que es un objetivo y una responsabilidad para con el futuro de nuestro teatro uruguayo tan rico en historia, en su calidad y en la diversidad de propuestas.