Cinemateca: grandes directores, comedias e importantes estrenos

Cinemateca Uruguaya / 30 enero, 2020 /

Este febrero comenzamos recorriendo la obra del reconocido director Emir Kusturica con el ciclo: ¿Te acuerdas de Kusturica?

En 1981 Kusturica debutó en el largo con ¿Te acuerdas de Dolly Bell?, película ganadora del León de Oro en Venecia a la Mejor ópera prima, un espaldarazo que habilitó al novel director a embarcarse en mayores empresas. La primera de ellas sería Papá salió en viaje de negocios, una historia que transcurría durante los tiempos duros del enfrentamiento entre el régimen del mariscal Tito y la Unión Soviética de Stalin, con sus consecuencias internas de represión, persecución de los disidentes e instauración de un clima de delación y sospecha. Heredero de Vittorio de Sica, del mejor Rossellini, de Olmi y de los Taviani, Kusturica mostraba ya en ese segundo largo una garra cinematográfica capaz de encarar con éxito una narración de cierta complejidad, con personajes nunca simplificados, nunca totalmente heroicos ni totalmente perversos, captados casi siempre en su rotunda humanidad. Con esta película Kusturica obtuvo su primera Palma de Oro.

Si bien sus dos primeros films ubicaban su acción en Sarajevo y sus alrededores, el cineasta extendería su radio de acción con Tiempo de gitanos, que transcurre más al sur. Su estilo alcanzará aquí ribetes de mayor intensidad, uniendo crónica y poesía, el realismo y la imaginación, con resultado persuasivo y envolvente. Parte de esas virtudes y una tendencia hacia el realismo mágico reaparecerían en Sueños de Arizona, el primer ensayo de Kusturica en inglés, rodado en los Estados Unidos, país al que llegó buscando mejores condiciones de trabajo. El experimento americano no funcionó para el director, que volvió a sus raíces (y a ganar la Palma de Oro) con Underground, que abordaba el tema de los Balcanes, medio siglo de desencuentros después de la Segunda Guerra Mundial, para volver a los gitanos en una clave entre costumbrista y con toques de realismo mágico en Gato negro, gato blanco.

Luego vinieron las épocas en las que el director debió partirse en dos: su banda, la Non Moking Orchestra cosechó la fama proveniente de las películas, y todo derivó en muchas giras y en el documental Super 8 Stories. Su obra en el siglo XXI ha sido más errática, e incluye películas de ficción (La vida es un milagro, On the Milky Way) y los ya mencionados documentales sobre Maradona y Mujica.

Programación: 5/2, Tiempo de gitanos; 6/2, Sueños de Arizona; 7/2, Underground; 8/2, Gato negro, gato blanco; 9/2, Super 8 stories; 10/2, La vida es un milagro.

También llega un ciclo de comedias francesas de los últimos años.

11/2, No es mi tipo, de Lucas Belvaux. El encuentro entre un profesor de filosofía parisino que fue destinado por un año a un centro de una zona rural y una joven peluquera sin pretensiones intelectuales.

12/2, Todo lo que me queda de la Revolución, de Judith Davis. La protagonista enfrenta la maldición de su generación: haber nacido demasiado tarde, en el momento de la depresión política mundial. Viene de una familia de militantes, pero su madre ha abandonado el combate político y su hermana ha elegido el mundo empresarial. Solo su padre, viejo maoísta, se aferra a sus creencias. Enojada, nuestra heroína intenta cambiar el mundo. Una mezcla de Don Quijote y Bridget Jones, se ha dicho.

13/2, Le poulain, de Mathieu Sapin. Un veinteañero se incorpora al equipo de campaña de un candidato a la elección presidencial. También se siente fascinado por la directora de comunicaciones, una mujer con poder y experiencia. Una comedia bien construida, satírica, aunque no demasiado amarga, con un toque de ironía y excelente elenco.

14/2, Cherchez la femme, de Sou Abadi. Armand y Leila son una pareja de estudiantes de Ciencias Políticas que planean ir a Nueva York para hacer su viaje de fin de curso a las Naciones Unidas. Pero cuando Mahmoud, el hermano mayor de Leila, regresa de una larga estancia en el Yemen, que lo ha radicalizado totalmente, se opone a la relación amorosa de su hermana y decide alejarla de Armand a cualquier precio. Una enigmática Scheherazade moderna.

Estrenos del mes:

El hombre que sorprendió a todos, película rusa dirigida por Natasha Merkulova y Aleksey Chupov. Egor es un valiente guardabosque que trabaja en la taiga siberiana. Es un buen hombre de familia, respetado por sus vecinos, y está esperando un segundo hijo con su esposa Natalia. Un día, Egor descubre que tiene cáncer y que le quedan solo dos meses de vida. Al final, sin otras opciones disponibles, hace un último intento desesperado de engañar a la muerte y superar la enfermedad: elige asumir la identidad de una mujer.

El segundo largometraje del dúo formado por Natasha Merkulova y Aleksey Chupov fue presentado en la sección Orizzonti del Festival de Venecia, donde obtuvo el premio a la mejor actriz por la convincente interpretación de Natalya Kudryashova. Fue uno de los sleepers, de los descubrimientos de la pasada edición del festival organizado por nuestra Cinemateca donde obtuvo el Premio a la mejor dirección.

No me importa si pasamos a la historia como bárbaros, película rumana dirigida Radu Jude. La directora teatral Mariana Marin recibe el encargo de organizar una representación para un festival que conmemora el aniversario de la Segunda Guerra Mundial. En 1941, el controvertido líder del ejército rumano Ion Antonescu ordenó la ejecución de civiles judíos después de que sus tropas sufrieran un ataque sorpresa. Miles de inocentes murieron en el conocido como Holocausto de Odesa.

La intención de Mariana es representar estos acontecimientos, deliberadamente encubiertos por la historia oficial, en una plaza del centro de Bucarest. Pronto se topará con dificultades imprevistas y absurdas y confirmará que la xenofobia y el racismo que signó el siglo XX, pervive en el XXI. Los diálogos, cargados de ironía, afilados y de un humor inteligente, son simplemente magistrales y desbordan erudición y cinefilia.

“I do not care if we go down in history as barbarians”, es decir “no me importa si pasamos a la historia como bárbaros”, la frase que dejó anotada el Ministro de Asuntos Exteriores Antonescu, y que se convirtió en el título de esta película acerca del exterminio del pueblo judío, funciona de maravillas como juego de espejos que habla del pasado y del presente. Este film que le valió al ya experimentado Jude importantes galardones, supone una de las más profundas indagaciones en la memoria histórica de los genocidios del siglo XX.

El faro, película norteamericana dirigida por Robert Eggers. El tour de force entre Willem Dafoe y Robert Pattinson, absorbentes protagonistas de esta segunda película de Mark Eggers (quien antes hiciera la elogiada The Witch, 2015) es probablemente el primer elemento de atracción de El faro, pero ciertamente no el único. La historia de dos fareros que comienzan a perder la cordura al quedar aislados por una tormenta se basa lejanamente en el último e inacabado relato de Edgar Allan Poe, pero el director, y su hermano y colibretista Max, han reelaborado y añadido lo suficiente como para convertir el asunto en algo bastante diferente.
El inconcluso relato original tenía que ver con un hombre que cuidaba un faro en un tranquilo mar noruego. Max pensó al principio en conservar básicamente la historia, aunque trasladándola a tiempo contemporáneo. El proyecto se estancó, empezó a evolucionar, y terminó convirtiéndose en un thriller de época de ambientación decimonónica en las costas de Nueva Inglaterra. También incorporó, además de Poe, otras referencias literarias: los dialectos usados en la película derivan de la obra de la escritora Sarah Orne Jewett (1848-1909), autora de obras regionalistas ambientadas en Maine, y otros elementos marítimos y surrealistas de la película provienen de Samuel Taylor Coleridge, Herman Melville y Robert Louis Stevenson, más un incidente real del año 1801 en Gales que involucró a dos fareros y que ya se contó en una película de Chris Crow de 2016 también llamada The Lighthouse. Quienes se empeñen en seguir buscando referencias e influencias pueden encontrar incluso elementos que remiten a El resplandor de Kubrick, La isla siniestra de Scorsese o una parte de la obra de David Lynch. Y, por si fuera poco, Carl T. Dreyer.

Nuestro tiempo, del director mexicano Carlos Reygadas. En una ganadería de toros bravos en el campo sobrio de Tlaxcala, México, vive una bella y cosmopolita familia. Esther está a cargo del rancho, mientras su marido, Juan, un poeta reconocido a nivel mundial, cría y selecciona los animales. Cuando Esther se enamora de un adiestrador de caballos llamado Phil, la pareja debe luchar por superar la crisis emocional.

Carlos Reygadas —tras la cumbre alcanzada con Post Tenebras Lux, con la cual fue mejor director en Cannes—, propone uno de esos ejercicios de desnudez personal tan insólitos por su coraje que se fijan durante largo tiempo en la memoria. Su pareja en la vida real y el propio Reygadas exhiben sus secretos de matrimonio. Las complejas e inconfesables leyes del deseo sobre las cuales se desequilibra su relación.

Nuestro tiempo: una obra de amor, una manera de tender puentes para reconstruir una pareja después de una temporada en el infierno. Magistral en su muy noble impudicia, la película resultó galardonada con el premio mayor de la 37.ª edición de nuestro festival cinematográfico internacional del Uruguay, el de Mejor Película, por el jurado compuesto por Elisa Barbosa, Giselle Motta y José Luis Losa.

Como siempre, toda la programación de Cinemateca, horarios y comentarios pueden consultarse en nuestro sitio web www.cinemateca.org.uy y para estar en contacto seguinos en twitter CinematecaURU, o en instagram @cinematecauruguaya.

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