Carnaval 2021: El silencio de Momo.

Entrevistas Centrales / 29 enero, 2021 / Daniel Porteiro

 

(Foto de portada: La nueva milonga)


En la música —esencial en carnaval— hay un componente importantísimo que es el silencio. No se apreciaría una nota, una melodía, un clima, sin el silencio que la destaca. Este año en el que el carnaval compondrá su silencio, tenemos la posibilidad de notar algo que no oímos.

 

El carnaval ha sido, originalmente, la fiesta de los instintos, la que revierte los órdenes y los sentidos de la razón. Claro, originalmente. Su permanencia en el tiempo lo ha instalado y, con ello, ha ido generando un universo establecido y normatizado, aunque conservando también algunos de sus rasgos originales. Este año uno de ellos no estará disponible: el contacto físico festivo.

(Foto: «La gran muñeca»)

El contacto físico es algo muy practicado en carnaval: abrazos, besos, festejos, saludos con mucho toqueteo entusiasta. La fiesta del encuentro cercano, la comprobación de la amistad y la celebración de estar vivos. No puede entenderse carnaval sin la gente entreverándose. Contactos cercanos y aglomeraciones de público, asuntos muy carnavalescos.

Pero el paso del tiempo también generó espectáculos de carnaval. Expresiones artísticas moldeadas en ese tiempo de laxitud, esa licencia de las convenciones. Arte escénico bajo la batuta del humor y la sorna, la burla y la sátira, el atrevimiento y la parodia: el espíritu carnavalesco que pervive. El desparpajo metiéndose con los personajes y las cuestiones del momento. Burlándose y ridiculizando personajes y situaciones vividas. Y todo porque es carnaval y es pasajero. Se le puede soportar una que otra impertinencia y buena falta que hace. Quizá sea eso lo que más extrañemos este año ¿verdad?

¿Quién nos recordará los diferentes momentos del año, con sus ridiculeces expuestas y sus crudezas satirizadas? ¿Cómo compensaremos esa falta de descarga liberadora que cada año hacemos, sumergidos en la multitud y estimulados por el clima que se genera en estas fechas? El encuentro divertido, la diversión compartida, ese ritual internalizado que hace a uno de los aspectos sustanciales del carnaval.

Este año, como tantas otras cosas, no podremos. Como no hemos podido hacer casi ninguna de las que nos ayudan a que la vida sea más llevadera y linda. Este ha sido un virus que nos atacó en el lado más gregario de nuestro ser.

Así que carnaval, este año no. Pero puede haber espectáculos de carnaval. Ojalá se pueda lograr que haya presentaciones televisadas, que en eso han estado trabajando los distintos protagonistas.

(Foto: «Oh capitán, mi capitán» Cádiz)

Porque el carnaval también es fuente de trabajo; porque nadie quiere que pase sin pena ni gloria; porque hay muchas cosas para decir y mucha gente que las quiere oír. Y porque la tecnología y los protocolos —ese término que se ha propagado más que el propio virus— podrían permitir que se haga. Pero si acaso ese esfuerzo no alcanzara, entonces no bajemos los brazos que hay mucho, muchísimo material disponible de tantos carnavales.

Y podemos, entonces, armar el tablado en casa, en familia. Podemos repasar todo el año pasado. O espectáculos de otros años que pueden volver a verse, con la ventaja de la distancia que permite otra sensación. Podemos descubrir cosas que no habíamos notado; comparar años distintos de la misma murga o comparar distintas en el mismo año.

(Foto: «La chusma selecta» Cádiz)

Podemos volver a murgas de hace años; volver a viejos estilos y títulos que ya no están. Revivir aquella despedida que hace tanto tiempo nos conmovió. Curiosear en aquella murga que tal vez nunca vimos. Aquel espectáculo que nos comentaron y nos quedamos con ganas; o este otro que solo vimos el final porque llegamos cuando se iban.

O podemos recorrer las murgas que andan por ahí. Las que tenemos en el interior del país o de uruguayos en el exterior, como en España o Australia. Podemos aprovechar a conocer las murgas al estilo nuestro que hay, cada vez más, en Argentina, pero también en Chile o Colombia. Murgas que dicen “ie” en lugar de “ye” y que hacen referencias locales, pero con el mismo modo y hasta los gestos de las murgas nuestras.

(Foto: «La urdemales» Chile)

Pero además, ¿por qué no espectáculos de otras ciudades? Una buena ocasión de hacernos una excursión, aunque sea digital, por distintos carnavales que habitualmente, por estar sumergidos en el nuestro, nos perdemos. Barranquilla, Bahía, La Habana, Nueva Orleans, Tenerife, entre otros; solo hay que usar YouTube o el buscador en Internet.

Para nombrar uno que nos resulte familiar, el de Cádiz; que es como la Montevideo del carnaval español, porque allí van a concursar de otras zonas. Y tiene la ventaja de que es fácil disfrutarlos porque el parecido nos ayuda. Y, aunque a veces cueste entender alguna expresión, se podrá apreciar la poética y el arte del buen decir, que ellos cultivan tan bien. Lo recomendable al comienzo es elegir el género comparsa y, entre ellas, las que han salido en los primeros puestos del Concurso. O explorar su carnaval callejero, con su desprolijidad carnavalesca y diversa.

En fin. Este año no tendremos el carnaval que nos corresponde; pero, si queremos, tenemos la oportunidad de visitarlo haciendo el tablado en casa. Y enriquecer el oído y el conocimiento para disfrutar mejor el próximo carnaval, luego del silencio de Momo.

 

 

 

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