Entrevista

Eduardo Migliónico y Alejandra Weigle Grupo Babilonia: “Los descreídos” es una especie de circo encallado en la arena, perdido en el tiempo”

Teatro / 3 enero, 2018 / Por Luis Vidal Giorgi

Eduardo Migliónico y Alejandra Weigle, formados en teatro El Galpón, luego unidos por el arte y el amor, fundaron una familia y el Grupo Babilonia, con el cual vienen presentando hace varias temporadas el espectáculo “Los descreídos”, basado en mitos y leyendas del Uruguay mágico, en la playa de El Pinar, Ciudad de la Costa.

-Han trabajado en Ciudad de la Costa, donde se han afincado. ¿Cómo fue surgiendo el Grupo Babilonia y cuál fue la relación con el medio y la receptividad a los espectáculos que han presentado?

-El Grupo Babilonia nace en la ciudad de Montevideo en el año 1995 con el estreno de la obra teatral “Querida, espero que te mueras” de Hugo Manuel Mieres. Era un espectáculo unipersonal actuado por Eduardo, dirigido por mí y el autor de la obra.
Nosotros nos conocimos en teatro El Galpón, donde hicimos la escuela de Arte Escénico, e integramos el elenco desde el año 88 hasta el año 92.
Durante todos esos años, además de haber realizado obras en salas de teatro, fuimos adquiriendo experiencia en espacios no convencionales, con un público más cercano y activo.
En el año 2012 nos instalamos en El Pinar, Ciudad de la Costa, y realizamos algunos trabajos de talleres y performances, además de estrenar “Los descreídos”, que fue en enero de 2015.
La apuesta más difícil fue el primer año, tratar de implementar por primera vez en la zona una temporada teatral de dos meses con tres funciones semanales. Se trata de una zona muy extensa, por lo tanto de difícil difusión, pero la cantidad de público fue mejor de lo esperado y se fue incrementando año a año.
Lo que nos inspira es la búsqueda de un camino particular, ahondando en nuestras raíces y en una dramaturgia propia.

-Presentan por cuarto año “Los descreídos”. ¿Cómo llegaron a la selección de historias del Uruguay mágico que cuentan y cómo trabajaron su formulación escénica? Curiosidad antropológica: ¿trabajaron con materiales de Granada, Faget o Pereda Valdés?

-Investigamos a todos los autores que nombrás y además a Ganduglia, Abella, tratados de fascinología antiguos y rastreamos algunas historias de transmisión oral.
Comenzamos la investigación hace unos cuantos años ante la necesidad personal de adentrarnos en el mundo espiritual como respuesta a una realidad muy materialista. Desde el inicio nos interesó nuestro propio paisaje de mitos, transformaciones, apariciones y lugares encantados, que sentimos estaba siendo sepultado por “creencias extrañas”. Investigamos mucha bibliografía y escuchamos relatos orales para comprender una sensibilidad particular.
La obra es original y actualizada, pero no fue fácil escribirla porque el tema es muy delicado y rápidamente se puede caer en la ridiculización.
Es un espectáculo al aire libre, cerca de la playa con viento y sonido del mar, los actores no usamos micrófonos por lo que, si bien hay relatos, se trabaja mucho con imágenes y otros recursos teatrales.
La obra está escrita en dos planos: uno verbal y otro visual que se relacionan generando un entorno mágico y misterioso.
Desde el inicio se plantea como un camino, una procesión de los espectadores hacia el escenario, esto permite relacionarnos mucho con el público para conectarlo con el mundo fantástico.
Es una especie de circo encallado en la arena, perdido en el tiempo, con un fogón central del que surgen todas estas leyendas. El monte, el mar y la noche nos brindan un entorno maravilloso.

-Esas historias despiertan recuerdos, sorpresas y comentarios en el público. ¿Algunos que deseen destacar para compartir?

-“Los descreídos” es una obra divertida, amena, que sorprende e invita a reflexionar sobre muchos aspectos de los vínculos entre los seres humanos, los vínculos con la naturaleza y el pasaje del tiempo. Las leyendas nos enfrentan a nuestros instintos y temores, y esto puede ser disfrutado por un niño de 8 años o una abuela de 80. Ésa es la riqueza fundamental, la obra nos habla a todos y cada uno puede sacar lo que necesite.
En estos años hemos tenido muchos comentarios espontáneos del público: desde críticas muy racionales hasta vivencias sobrenaturales. Son muchas, variadas y todas muy estimulantes. Nos cuesta destacar alguna en particular.

-¿Hay algo más que quieran agregar sobre este rescate y vigencia del Uruguay mágico?

-En este espectáculo se invoca el ritual del teatro, que hay que recuperar; desde la procesión inicial hasta el espacio escénico estamos todo el tiempo interactuando con el público, buscando sorprender y fascinar. Desde el punto de vista de la comunicación nos interesa destacar el vínculo directo con el espectador, es un camino que recorremos todos juntos y todos lo hacemos.
Desde el punto de vista técnico actoral nos obliga a desarrollar los desafíos del arte callejero y popular: el trabajo corporal y vocal, la inclusión de máscaras, destrezas musicales y sonoras. Babilonia viene trabajando hace muchos años con estas técnicas.

-¿Qué proyectos tienen a futuro?

-El proyecto más próximo es “El circo olvidado”, una obra teatral basada en el circo criollo. La estrenaremos a mediados de enero, en el mismo lugar donde hacemos “Los descreídos”. La idea para este verano es hacer funciones de “Los descreídos” los viernes y de “El circo olvidado” los sábados y domingos.

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