Entrevista central: Graciela Escuder
Entrevistas Centrales / 30 diciembre, 2024 / Luis Vidal Giorgi
“La autora señala que esta obra es para ellas y para todas aquellas personas que estuvieron algún día exiliadas en su propia tierra”
El primer estreno de El Galpón en el 2025 será una conmovedora obra de la autora española, más específicamente gallega, Esther Carrodeguas, que retoma una historia de su Galicia natal, de dos hermanas del bando republicano derrotado, donde la locura real o fingida se hace presente para sobrevivir a la represión franquista. Conversamos con la directora Graciela Escuder acerca de esta nueva propuesta.
-La obra se basa en una historia dentro del marco, y sus consecuencias, de la guerra civil española, un trágico hecho histórico que dejó el saldo de un millón de muertos, preludio de la Guerra Mundial, del triunfo y consolidación del franquismo, que llevó a diversas estrategias de supervivencia entre miembros del bando derrotado. ¿Cuál es la singular historia que ilustra la obra y su reivindicación?
–La historia se apoya en la resistencia que las hermanas Fandiño, Maruxa y Coralia llevaron contra las persecuciones que el régimen franquista impuso a las familias de los republicanos. Galicia fue una de las regiones más terribles en castigos, en donde las Dos Marías, así las llamaban, fingieron locura a modo de escape. Salían todos los días a las dos en punto de la tarde al llamado de las campanas de la Berenguela a pasear por la plaza de Santiago de Compostela, ridículamente vestidas y maquilladas. En una especie de puesta en escena de su peculiar locura.
-El teatro es verdad y fingimiento a la vez. ¿En esta historia, las hermanas se acercan a esta mezcla en su relación con la locura?
-Te contesto con palabras de la autora: “Esta fantasía terrorífica o comedia terrorífica viene protagonizada por dos personajes que se parecen mucho a Maruxa y Coralia Fandiño Ricart, y que incluso comparten con ellas sus nombres. Sin embargo, no son ellas. Yo no puedo saber cómo eran ellas, y de los recuerdos de la gente poco se puede una fiar: muchas de las anécdotas que se cuentan se convirtieron ya en memoria colectiva que unos sitúan aquí y otras allá. Elegí de su historia hecha mito solo lo que me interesó para hacer ver el gris que se esconde detrás de un arcoíris de color. Y dejé el resto para ellas mismas, que en realidad —creo— nunca quisieron abrirse demasiado al mundo que les tocó vivir. A mayores, por supuesto, dejé volar mi imaginación. Esta obra es para ellas y para todas aquellas personas que estuvieron algún día exiliadas en su propia tierra.
-Respecto a la puesta, ¿algunos elementos que quieras destacar de la propuesta en los distintos rubros del espectáculo? (Cabe mencionar que Ulivi está cargo de la música; Larisa Erganian, de la iluminación —un valor que, creo, trabaja por primera vez en El Galpón—.)
-Cuando llegó esta obra a nosotros, gracias a José Onaindia, no teníamos idea de quiénes fueron estas mujeres ni que desde 1994 habían sido homenajeadas con estatuas del escultor que las recreó a partir de fotos. Esta fue la razón por la que decidí que la puesta fuera especialmente gallega, sin perder lo universal femenino. La escenografía recurre a telones pintados, reproduce una plaza donde los personajes quedan encerrados. El vestuario destaca por sus colores fuertes, así como por un maquillaje estridente. La música busca reminiscencias gallegas mezcladas con canciones de la guerra civil. Y la iluminación sigue el ritmo de la locura de los personajes que transforman la plaza en museo, en playa, en lugar donde vivir y morir.
-¿Algún diálogo o situación de la obra que sea significativo de la historia que nos presenta?
-MARUXA — Sin polvo ni llaves, nunca de casa se sale.
¿Cuántas veces te lo tengo dicho?
CORALIA — Muchas.
MARUXA — ¿Cuántas ?
CORALIA — Muuuchas.
………………
CORALIA — Y sin llaves
para poder
volver
a casa
no podemos
volver
a casa.
MARUXA — Ya lo sé.
Esto es un pequeño ejemplo de la originalidad de la obra, con una poética muy especial en donde marca la locura en las repeticiones, en diálogos entrecortados, en parlamentos no terminados, en dichos que se vuelven estribillos. La disposición gráfica es de un largo poema a dos voces.
Menuda tarea para las actrices memorizar la letra con estas bellas complicaciones, pero tanto Alicia Alfonso como Miriam Gleijer lo hacen con una enorme profesionalidad.
-Justamente uno de los roles está a cargo de la versátil Miriam Gleijer, actriz de extensa trayectoria e integrante de El Galpón de siempre, quien recientemente fue homenajeada como Ciudadana Ilustre de Montevideo. ¿Qué aspectos señalarías de su labor como actriz y ciudadana?
-Miriam Gleijer para muchos de nosotros como espectadores fue un ícono de los años setenta, actuando y cantando en Libertad, libertad, luego compañera de elenco y, posteriormente, el dolor de saber la injusticia de la dictadura de llevarla presa y procesada por dar de comer a un perseguido. ¡Qué ironía!, ahora hace un personaje sometido por hambre que si pudo sobrevivir fue por los alimentos que le daban algunos valientes vecinos. Para mí es una alegría poder dirigir a esta actriz de enorme trayectoria, maestra de muchos y con el merecidísimo título de Ciudadana Ilustre de Montevideo.
-¿Algo más que quieras agregar sobre el espectáculo?
-El título de esta obra en gallego es Voaxa e Carmín, en español Las dos en punto, que alude al poema de Federico García Lorca Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejía, y es más cercano a nosotros. Pero como no quería perder el original le agregamos entre paréntesis Polvo y Carmín.