Entrevistas

Ana Pouso: «Usamos el humor negro para decir la verdad encubierta»

Entrevistas / 30 enero, 2018 / Luis Vidal Giorgi

Ana Pouso, actriz formada en el Teatro Circular, viene transitando paulatinamente por la dirección y ahora presenta, con un elenco de distintas generaciones, una obra argentina que manifiesta, a través del humor, verdades ocultas en una atrapante situación.

-A modo de presentación, recordemos que a tu carrera como actriz has sumado la dirección. ¿Cuáles han sido los títulos que has dirigido?

-La que presento ahora, “Mozambique”, sería mi cuarto dirección. Antes dirigí “Los monólogos de la marihuana”, “Hasta que tu muerte nos separe” y “Venenosos”.

-¿Qué te impulsó a asumir este otro rol y cómo articulás lo que has experimentado como actriz en la dirección?

-Creo que surgió de manera más potente cuando preparé aspirantes a la Escuela de Arte Dramático; me encantó. Luego tuve mucha suerte de encontrar compañeros que confiaron en mí y quedaron muy satisfechos del trabajo, al igual que yo, también como una forma de aprendizaje del oficio. Se da una retroalimentación mutua, obviamente. Se trata de poner en práctica todo aquello que uno ha aprendido con maestros, compañeros y alumnos. Y, sobre todo, uno busca llegar a un trabajo real con el actor, que éste sienta que realiza una interpretación que es distinta a la que hizo la última vez.

-Entre los autores del texto se encuentra el hijo del gran humorista argentino Tato Bores. ¿Qué te atrajo de la obra y por qué? ¿Fue esa mezcla del humor y lo policial que presenta?

-El texto me llegó por gentiliza de uno de sus autores, Alfredo Allende, y me encantó. Este texto surge de un programa que tenía Sebastián Borensztein, coautor del mismo y a quien te referís, que se llamaba “Tiempo final”. “Mozambique”, en un formato más pequeño, era uno de esos capítulos, la actuaron Norma Aleandro y Luis Brandoni. Les gustó tanto que dijeron que tenía que ser una obra de teatro y la redimensionaron, le agregaron otros personajes y culminaron en su reescritura con esta obra de teatro, que me resulta muy real y cotidiana. Destaco sobre todo el manejo del humor negro, que es la clase de humor que me atrae porque creo que es el que todos utilizamos para decir la verdad encubierta. Nos cuesta sincerarnos aun con las relaciones más cercanas; con el humor negro emitimos una especie de aullido de las cosas que nos están pasando. De alguna manera, mediante su uso y en forma un poco más socialmente aceptable, decimos las verdades más impresionantes. En la situación de la obra, que se va complicando, mediante este recurso sale a relucir lo peor de todos nosotros. El texto habla mucho de cómo somos los seres humanos.

-Trabajan en la puesta actores de distintas generaciones. Mencionemos el elenco y sus características en la creación de los personajes.

-Los actores son todos del Teatro Circular, está también Ricardo Couto que ahora no integra la institución pero es formado en el Circular y compañero de generación. Luego están, Marián Cáceres y Alicia Barboza con quienes nunca había trabajado. Se suman Martín Castro y Aline Rava, con quienes sí había trabajado y son los jóvenes del elenco.
¿Cómo me relaciono con ellos? Es distinto en cada ocasión. A veces se afirma que los más jóvenes son los más abiertos, los más atentos, y no necesariamente es así. También los veteranos ‒cuando nos gusta este oficio‒ estamos abiertos a experimentar y sacar lo más cercano a la perfección con nuestra herramienta. Ése es el trabajo que nosotros tenemos. Y luego, en las funciones, se trata de ir mejorando. Yo voy a todas las funciones, no falto nunca, porque se me siguen ocurriendo cosas y vuelvo a hablar con los actores y a seguir experimentando. Me ha gustado que no sólo los jóvenes sino también los más veteranos quedaron totalmente expuestos. Cada uno tiene un estilo; Couto, por ejemplo, tiene una técnica impresionante, pero está abierto a experimentar.
A los actores a veces nos pasa que repetimos lo que hicimos la última vez, sea comedia o drama. En ese caso lo que varía de una obra a otra es el vestuario, nada más. No me gusta que eso suceda con los actores. Lo que les trasmito a ellos como directora es que si el espectáculo no gusta, si no colma las expectativas de quien sea, la responsabilidad ha de recaer sobre mí pero, eso sí, ellos van a estar en el escenario fantásticamente bien. De eso no me cabe ninguna duda.

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