Teatro en el mundo: teatro en el año que vivimos en peligro.

Teatro / 31 diciembre, 2020 / Luis Vidal Giorgi

Desde tiempo inmemorial el teatro es el arte de la presencia y el presente, la situación de pandemia obviamente ha limitado estas características esenciales, los teatristas del mundo han intentado dar respuesta a estas limitaciones con la capacidad de adaptación que han demostrado siempre, en esta instancia ya sea hibridándose con las nuevas tecnologías o con el acceso controlado y espaciado del público a las salas.

SER O SER EN LA BAÑERA

Una de las primeras reacciones de acción artística en aquellos nefastos idus de marzo fue desde el hogar: grabar y difundir —celular de por medio— lecturas de poemas o fragmentos de escenas, con un objetivo más volcado a acompañarse y rescatar la poesía en tiempos inciertos, que a un resultado expresivo con finalidad estética. Sin embargo, esas experiencias efímeras profundizaron en algunos la necesidad de buscar otros posibles caminos de expresión, quizás más cerca de una categorización performática que de una específicamente teatral. Tal es el caso de la intensa actriz argentina Clara Kovacic, llamada por su público Scream Queen, la Reina del Grito, por sus películas del género de terror. Algunos de sus trabajos se pueden ver en Youtube, el que destacamos para esta nota es el monólogo de Hamlet de “ser o no ser” interpretado por Kovacic en una bañera, titulado La posesión de Hamlet. Interpretación poseída que se inscribe en su línea donde la actriz reivindica que «el sueño y las pesadillas son descargas de los traumas de la vida. Por eso son necesarias», aunque podemos acotar que en estos tiempos también podríamos decir: desperté y la pesadilla seguía allí.

UNA VOZ EN EL TELÉFONO

Otro ejemplo impensable antes de la pandemia fue la obra de Santiago Loza Amor de cuarentena, que transcurría por Whatsapp, un antiguo amor se comunicaba con el usuario —no podemos llamarlo espectador— a través de mensajes de texto, grabaciones, imágenes y canciones que lo iban llevando al recuerdo de un amor pasado. La obra se realizó en España con la voz de Cecilia Roth y Leonardo Sbaraglia, por ejemplo, lo cual jugaba a favor al ser actores conocidos. También se hizo en Argentina y en nuestro país. La relación duraba varios días, lo cual suponemos hacía perder interés y más con el exceso de whatsappear que todos tuvimos.

Menos pretencioso y más amable es lo que hicieron los actores catalanes Sílvia Bel y Lluís Soler en Poeta de guardia, quienes —previa inscripción— telefoneaban para decirle un poema al receptor, empezaban diciendo: “Hola, te llamamos porque nos has dicho que querías un poema sobre la alegría que pasa y te hemos buscado uno de Blanca Llum…”.

Estas expresiones mediáticas han generado lógicamente polémica y se ha cuestionado si deben entenderse como teatro, por lo que será mejor dejarlas en el limbo de lo parateatral en cuanto a su aceptación en una categoría y tomarlo como una forma emergente, de esta época de emergencia.

TEATRO Y CINE ENCUENTROS CON DISTANCIAS

También estuvieron en la web disponibles registros fílmicos de obras de teatro, en esta situación se diferencian claramente las que fueron filmadas durante una función con una sola cámara, cuyo sentido era documentarlas, pero su imagen es estática y el sonido apagado por lo general, por lo que no reflejan con todo su esplendor el espectáculo. En cambio algunos grupos estatales con más recursos —como en España unidos a su televisión pública y con mejor criterio, como también el Cervantes en Buenos Aires— realizaron filmaciones a varias cámaras, y luego editadas, de funciones de obras especialmente presentadas para ser filmadas, algunas contemporáneas y otras de su archivo histórico.

El Cervantes además tiene en su web obras del mítico Teatro Abierto, aquel movimiento que aunó esfuerzos en plena dictadura argentina. Mientras que la Televisión Española tiene excelentes filmaciones de obras como Antígona, de Anouilh, o nuestra Doña Ramona. de Victor Leites, dirigida por Jorge Curi en versión del Teatro Circular en los años 80.

El otro desafío cuando volvieron las funciones presenciales, que algunos grupos implementaron, fue el streaming, la difusión vía web de la función que estaban sucediendo en sala; en nuestro país especialmente el Teatro El Galpón logró un buen resultado con la participación del director de cine Guillermo Casanova y equipos de alta definición obtenidos en Brasil.

Una forma de mantener el teatro en comunicación con el espectador que se ha dado en otras partes, por ejemplo, en Madrid, el Centro Dramático Nacional, el principal centro teatral estatal, realizó un ciclo con nueve obras cortas en torno a tres conceptos, que fueron los títulos de las obras, relacionados con la pandemia: La Conmoción, La Distancia y La Incertidumbre. Se realizaron las funciones a puertas cerradas. La información señalada en el diario El País de Madrid agrega una reflexión de uno de los autores: “¡Qué absurdo! ¡Qué gran estupidez es entregar nuestra alma a un teatro vacío!”. Fue lo primero que pensó el dúo formado por Andrea Jiménez y Noemi Rodríguez cuando recibió la oferta del CDN para escribir y dirigir una pieza dentro de este ciclo. “Pero enseguida nos dimos cuenta de que esa contradicción revelaba algo maravilloso: el teatro vacío es el espejo de lo que le ha pasado a sociedad en estos meses, el encuentro que no puede suceder. Y la función a puerta cerrada es de alguna manera la representación de lo que cada persona ha vivido en su casa durante el confinamiento”, reflexiona Jiménez.

TEATRO: TERRITORIO DEL CUERPO PRESENTE

Dejamos para el final de la nota lo que todos ansiamos y que en nuestro país con protocolos ajustados los teatros independientes fueron pioneros: la vuelta a las obras con público, que en países de Europa ha tenido que ir variando, y en Argentina, por ejemplo, recién en noviembre los teatros independientes lo están llevando adelante. El protocolo, del cual El Galpón —de puertas abiertas— fue modélico, en la vecina orilla incluye: En la entrada, y luego de un control de temperatura, cada espectador completa una declaración jurada donde debe confirmar que no tiene síntomas. La espera se realiza en la vereda con distanciamiento, y el ingreso se organiza según la ubicación de las butacas preparadas para un máximo de un aforo de un 30 por ciento de espectadores, en Madrid ha sido de un 75 y en Barcelona de un 50.

Lo cual para las salas pequeñas no es redituable para mantener los costos, eso ha llevado a que en Buenos Aires recién en diciembre haya sido el primer estreno —antes fueron reposiciones—, se trata de una versión de Ricardo III de Shakespeare, de la dramaturga española Angélica Liddell y dirigida por Mariano Stolkiner en la Sala del Abasto; expresó su director: “Desde el minuto cero en el que se declaró la cuarentena, seguimos trabajando, primero por Zoom y después de forma presencial cuando se pudo, pensando siempre que en algún momento llegaría la posibilidad de estrenarla. Pero por otro lado, a la par de esto, hay un sabor amargo por lo que está transitando el teatro, sobre todo el independiente, porque la gente que interviene en este circuito no tiene un resto económico para subsistir. La costumbre es compartir cartelera con esa amplia y nutrida posibilidad de espectáculos que hay, y la soledad de ser la única obra estrenada se siente y genera angustia por los compañeros y compañeras que en estos momentos no tienen aún la oportunidad de llevar adelante sus trabajos. La sensación es ambivalente”.

El teatro, que acompaña a la humanidad desde sus orígenes, va a seguir reinventándose como sea, ya que desde las cavernas, desde las habitaciones o desde los escenarios habrá quién cuente una historia una y otra vez, y quien la escuche, como consuelo y esperanza, para darle un sentido a lo que ocurre y a la existencia, hasta el fin de los tiempos. Así será.

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