Obra sobre el mundo del escritor Mario Levrero

Entrevistas Centrales / 30 diciembre, 2019 / Luis Vidal Giorgi

 La travesía involuntaria: “La historia de un hombre que se juega todo por las certezas que solo le puede brindar un sueño”

De la escuela de El Galpón egresaron el año pasado las nuevas actrices y los nuevos actores de su elenco; luego de una formación de cuatro años, presentaron como trabajos finales cuatro obras creadas por ellos mismos, entre ellas: La Travesía Involuntaria, sobre el mundo del original escritor uruguayo Mario Levrero. Ahora se estrena en la Sala Atahualpa esta valiosa obra, tanto por sus jóvenes integrantes que muestran la intensidad de su compromiso con la creación, como por ser la primera vez que la obra de Levrero se traslada al teatro. Conversamos sobre esta propuesta con su director, Vladimir Bondiuk Petruk, y con quien se desempeña en la actuación y dramaturgia, Marcos Acuña.

Cursaron los cuatro años de la escuela de El Galpón. Ahora, como egresados de un grupo de más de veinte estudiantes, ¿cómo valoran esa experiencia y la formación que recibieron?, ¿qué aspectos destacarían en lo técnico y en la manera de concebir el teatro?

Marcos Acuña – Fueron cuatro años de una formación exigente, con una amplia carga horaria, en la cual transitamos por diferentes géneros, estilos, poéticas, métodos y que contemplaron, dentro del programa de estudios, la oportunidad de vivir la dinámica del ejercicio profesional. Fue un proceso de crecimiento que terminó de definir mi camino en esta profesión y modificó mi concepción de cómo quiero vivir el teatro. Cuando uno elige esta carrera está eligiendo también un modo de vida, con todo lo que eso implica. Algo que me gustaría destacar, y que diferencia esta formación de otras en el área de las artes escénicas, es lo integral de la misma, la propuesta de la carrera no apunta a formar solo actores sino artistas de teatro, con manejo de los rubros técnicos y de todo lo que engloba el hecho teatral en sí mismo. Esta escuela tiene también la particularidad de pertenecer a una institución de teatro independiente, y convivir con este fenómeno tan particular y complejo es parte del aprendizaje; comprender el entramado de un colectivo, sus ideales, sus consensos, sus objetivos, comprender los lugares de conexión, las disonancias y ver qué puede uno aportar a ese proyecto teatral.

Vladimir Bondiuk – En el 2016, cuando me inscribí para dar la prueba de ingreso a la escuela, no era consciente de lo que era El Galpón como teatro, como institución, como familia. Tenía inocentes y mágicos recuerdos de mi niñez. Todos los años en diciembre realizábamos, con el espacio cultural Vaz Ferreira, la muestra artística de circo y música en la Sala Campodónico. Veía a ese teatro con una ilusión. Hoy en día siento a El Galpón como una casa, ya no me llevan más a hacer mis muestras artísticas a la Campodónico, ahora yo llevo a mis alumnos y alumnas a que sientan esa misma magia que sentía yo al pisar el escenario de esa sala.

Estos cuatro años me han cambiado la vida, crecí como persona, me encontré con otras tareas dentro de la labor teatral, como la producción y la dirección, que me han impulsado a tener una visión del teatro mucho más integral.
La formación que tuvimos fue intensa, no solo nos formamos como actores y actrices, si no que se cultivaron personas de teatro. De a poco fuimos brotando, creciendo, y hoy ya estamos floreciendo. Hoy que ya pasaron cuatro años desde que entramos a la escuela Mario Galup, me encuentro culminando este ciclo con mucha gratitud. La Travesía Involuntaria es el cierre perfecto de este hermoso proceso de cuatro años, lleno de aprendizajes y de un gran autoconocimiento personal.

Esta obra que ahora estrenan fue el trabajo final de egreso, donde establecieron roles en los distintos rubros y fueron responsables de la totalidad del proceso de creación del texto y de la puesta en escena. ¿Cómo fue ese proceso?

Marcos Acuña – Fue un proceso muy desafiante, intenso y muy disfrutable.  La propuesta de egreso fue realizar un espectáculo íntegramente por nosotros, los estudiantes, ocupando no solo el rol de actores sino también rubros técnicos como iluminación, sonido, vestuario, escenografía, producción, dramaturgia y dirección. Cada uno eligió un rol; como siempre me gustó escribir, elegí encargarme de la dramaturgia y descubrí, gracias a este proceso, otro rol que me apasiona tanto como la actuación y que me propuse seguir desarrollando.  El proceso creativo fue muy colectivo, todos trabajamos muy enfocados y fluyó de la mejor manera. Fue un proceso muy enriquecedor desde todo punto de vista, me enorgullece la profesionalidad con la que cada uno de mis compañeros abordó este trabajo, el compromiso, la entrega y la tenacidad puestos al servicio del colectivo. Aprendí mucho junto a ellos. Realizamos una profunda investigación que contó no solo con el estudio de los cuentos y novelas del autor en cuestión, sino que también nos nutrimos de entrevistas, del material audiovisual que pudimos recolectar, y de vivencias de algunos alumnos de sus talleres.

Vladimir Bondiuk – Este proceso convivió con otras tres creaciones colectivas que fueron parte de nuestro egreso, en total éramos 28 estudiantes. Primero, definimos quiénes íbamos a dirigir, y cada uno de los directores planteamos lineamientos generales del proyecto en el cual nos embarcaríamos.
Yo sabía que quería trabajar con la vida y obra de Mario Levrero, el mundo mágico que este escritor despliega me impactó. Y no solo visualicé a sus novelas para llevarlas al teatro, sentía que Mario Levrero era un personaje de una obra de teatro por sí solo. La Travesía Involuntaria tenía que ser un espectáculo dinámico, mágico, sorprendente, un hombre sumergido en un mundo de fantasías y sombras. En base a estas necesidades de la obra, y porque se sintieron identificados con la propuesta, se consolidó el equipo.
Todo funcionó muy bien desde el principio, la disciplina, comunicación y determinación son conceptos que definen el trabajo de estas personas. La curiosidad que nos generó el autor  concluyó en un extenso y profundo análisis en muchas de sus obras y su vida, nutriendo al espectáculo desde las entrañas. En el proceso de ensayos, se planteaba un cuento, una novela o un concepto relacionado con el autor. En base a eso se improvisaba, lo filmábamos, y Marcos, nuestro dramaturgo, se llevaba el material para ordenarlo, limpiarlo y darle su toque. Así fue como en dos meses se creó la estructura de la obra, siempre con un espíritu de colectivo y proactivo.”

-Se acercaron al original mundo del escritor Mario Levrero (1940-2004). ¿Qué elementos de su obra les atrajeron y cuales están reflejados en la obra que presentan?

Marcos Acuña – Luego de decidir trabajar a partir de textos de Mario Levrero, empezamos la investigación sobre el autor y llegamos a la conclusión de que el material es, de por sí, muy interesante y muy vasto, e indagando en su historia de vida, nos cautivó la visión que él tenía sobre el arte. Hay una anécdota en la que cuenta que un día decidió dedicarse por completo a escribir, a vivir de la manera que él sentía que era lo más honesto consigo mismo, dedicando su vida al arte, aunque eso tuvo un costo para él, renunciar a muchas otras cosas por ser fiel a sí mismo. Eso para nosotros, estudiantes apunto de egresar de una carrera artística, fue un gesto heroico y muy inspirador. El humor está muy presente en la obra; en sus textos cualquier relato de su vida cotidiana logra despertar una particular comicidad, un humor involuntario. Nos cautivó por completo esos mundos surrealistas, oníricos, a los que logra transportarte; la idea de una realidad con dos planos que convergen: la vigilia y el sueño, sin un límite tan claro, más bien difuso, es un concepto fundamental en la estructura del relato de la obra.

Vladimir Bondiuk – Tuvimos entrevistas con Luis Fourcade y Helena Corbellini, que nos mostraron el Levrero humano, desvaneciendo el personaje que nosotros habíamos creado en nuestro imaginario luego de una profunda investigación en Internet llena de entrevistas, textos biográficos y contenido audiovisual.
En cuanto a su obra, leímos mucho, pero nos centramos en las novelas El Lugar, Nick Carter se divierte mientras el lector es asesinado y yo agonizo, y La novela luminosa. También tomamos ciertos aspectos de otras novelas e identificamos diferentes recursos que el autor utiliza en varias de sus obras para que la esencia de Levrero sea perceptible para los espectadores.

Sobra la puesta en escena, que mantiene fantasía y humor, y también incluye canto y hasta un baile de tap, ¿qué aspectos destacarían, especialmente para un público joven como ustedes?

Marcos Acuña – Es una obra ágil, divertida, con toques de novela policial y cuadros musicales. Logra un gran equilibrio entre el humor acérrimo a la vez que indaga en las cuestiones más profundas del ser humano. La obra trata sobre la búsqueda, la eterna búsqueda de nuestra identidad, de nuestro lugar en el mundo. La historia de un hombre que se juega todo por las certezas que solo le puede brindar un sueño.

Vladimir Bondiuk – Es un espectáculo dinámico, de una hora. Tiene tap, tango, cuadros musicales, trabajo con máscaras, lo que lo convierte en una obra veloz y voraz. Es una buena oportunidad tanto para jóvenes como para cualquier ser humano para acercarse al mundo de Levrero; aquellos que no lo conozcan pueden probar un poco de su magia y quizás se animen a leerlo. Aquellos que lo conozcan, para que puedan ver reflejada su esencia en esta puesta.

 ¿Alguna frase significativa o sugerente de la obra?

Marcos Acula – “Vivo para la novela, con la única, borrosa esperanza de llegar algún día a un punto final, quedar vacío, exhausto, limpio y pronto para otra.”  Esta frase, a mi entender, engloba la obra, tiene para nosotros un significado muy especial, es de cierta forma un agradecimiento que entenderán luego de ver el espectáculo.”

 

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