Carnaval

Murgas 2019: Unos que se van, otros que vienen y el carnaval que se mueve

Carnaval / 31 enero, 2019 / Daniel Porteiro

A ver. El tiempo pasa, “nos vamos poniendo viejos” y, entonces, una danza de generaciones mueve los elencos y, con ellos, los modos y los motivos.

A ver (así se acostumbra últimamente a empezar una frase y luego se debe hacer una pausa como para anunciar que se dirá algo importante), este año en que la realidad mueve protagonistas, también trae un tema que debuta en murga: la inmigración a Uruguay.

A ver. Haber. La del Haber sería la columna que llenaremos este año. Porque promete y no es por hacer referencia al año electoral que no es lo que parece haber (¡otra vez!) motivado a los letristas, sino que hay muy buena energía y este carnaval están con muchas ganas de hacer murga.

 

Este año se hará bien visible un cambio que se ha ido procesando paulatinamente y que es parte de la naturaleza de las cosas: una amplia generación de murguistas se ha retirado y las nuevas generaciones se suman a las que ya habían ido llegando. Un carnaval de gente joven.

Los que llegan, gracias a la expansión del género y los variados ámbitos para su aprendizaje, vienen con un manejo que les permite presentar buenas actuaciones. Ya no se trata de esos nuevos que llegan sin mucha idea y les lleva mucho tiempo encajar.

En el medio de los que se van y de los que llegan están esas generaciones de murguistas de este siglo, que han crecido no solo artísticamente, sino biológicamente; lógicamente. Entonces, pasan a ocupar el lugar del murguista medio joven, medio veterano. Ya no son aquellos botijas mojigatos, magros y catalinos.

Los actuales “viejos” tampoco lo son tanto. Se trata de la generación de Contrafarsa, Diablos Verdes y Curtidores de principios de siglo. Y algunos más. La cosa es que se va corriendo la cinta generacional. Tan simple como eso, aunque no tan sencillo.

A ver. Las Catalinas, Quesos Magros, Trasnochadas, Mojigatas, ya no son adolescentes. Al menos en edad. Ya son los mayores, tienen su trayectoria, su década larga de carnaval. Y así como ellos se diferenciaban de los estilos que ya estaban, en esa natural y necesaria reacción que ayuda a buscar la propia identidad, estos de ahora también se diferencian. Solo que esta vez les tocó a los ex-murgas jóvenes. Por eso lo que se mueve también son los estilos.

Y en esta danza de las generaciones, pasa algo como aquello de alejarse de los padres y acercarse a los abuelos. Esta nueva camada tiene una búsqueda de lo más antiguo, clásico, y no tanto de la generación inmediata anterior. Incluso, vienen con una concepción de integralidad que las anteriores no mostraron. Por ejemplo, importa el texto pero también importa el canto; trabajan el mensaje pero también trabajan la armonía coral.

Cada cual con el énfasis de su época y en su estilo. Y la heterogeneidad es la mejor estrategia de vitalidad en cualquier ámbito, así que ni hablar de que el carnaval la necesita para su continuidad y riqueza.

Lo otro que cambia también es la temática que tratan. Y cómo la tratan. En esto no me extenderé por razones de espacio, pero es un área en la que el lector podrá ejercer sus habilidades de socio espectacular, largamente cultivadas. Un motivo más para las apasionantes conversaciones carnavalescas en el Velódromo.

¿Qué más? A ver…

Algunos comentarios para colaborar en la mirada. Cada cual tendrá su gusto y su apreciación posterior, pero por algo hay que empezar y acá van algunos aportes, no exhaustivos, para tener una referencia.

La Gran Muñeca, de excelente canto que, más que en la potencia —que la tiene—, se concentra en la búsqueda de una musicalidad cuidada y melódica. Recupera el aporte humorístico de Fabricio Speranza, figura destacada en los años en que ganaron en el concurso. Bajo su guía irónica, juguetona, mezclando los roles de personaje y persona real como recurso humorístico, la murga repasa disparatadamente las búsquedas de superación espiritual, el yoga, el budismo. Se meten con el poliamor en esa ida y vuelta del personaje y la persona; o con los inmigrantes y desembocan en un salpicón “veneguayo”, donde la crítica está tan mezclada que no se sabe para quién realmente es, o hasta puede servir para ambas realidades. La despedida es el momento de virtud en lo musical, y su director, Andrés Toro, que suele usar melodías clásicas, este año incluye viejos boleros.

Doña Bastarda debutó el año pasado, ganó el premio Revelación e ingresó, además, a la Liguilla. Fue la sensación porque, siendo debutante, mostró solidez y oficio murguero. Tenía la guía de Pablo Routin “Pinocho” que, además, hacía la puesta en escena. Este año a Routin se le agregan destacados murguistas que nutren a la murga y garantizan un resultado aún mejor. Aportando en lo coral y como solistas, Javier Carvalho, la destacada voz de Falta y Resto en tantos años, y Alejandro Balbis, desde su niñez en Firulete, creciendo en Contrafarsa, Falta y Resto y una variedad de murgas, así como su actual camino autoral, son dos voces de timbre muy característico y reconocible; la primera en los primos y la segunda en los bajos. A ellos se suma Marcel Keoroglián, murguero y comediante genial; por lo que la Bastarda será una de las murgas imperdibles de este año. Utilizan mitos griegos para repasar temas como el machismo; el debate de ideas (Retórica, de Aristóteles); la prédica sesgada de los medios masivos (alegoría de la caverna, de Platón); variedad de temas del año en el salpicón de la comedia y la tragedia; la inseguridad que siente la gente (Sócrates en el ágora). Una despedida dedicada a la Democracia, que repasa inteligentemente lo sucedido desde el año 83 y destaca su valor como herramienta de la sociedad.

Cayó la Cabra, 2do premio del carnaval pasado, con el mismo elenco, incluyendo a Álvaro García (actual director de la OPP y ex-Contrafarsa) como letrista de la despedida. Cupletean sobre las diferentes variables del sexo. Tienen un salpicón muy movido y ágil, donde atienden a Fernando Amado, Macri y Macrón, Bolsonaro, el maestro Tabárez, Carlos Bueno y Griezmann, Maradona y Messi. Ha mejorado mucho el rendimiento del coro y está logrando una musicalidad que le hacía falta para completar el punto fuerte suyo, que es el humor. La pluma de García en la despedida le ha agregado la poética y el cierre sustancioso, que le vino muy bien. Por eso el año pasado lograron su mejor ubicación en el concurso.

Agarrate Catalina, es el gran regreso y se ha generado una enorme expectativa; de hecho antes de comenzar carnaval ya eran el conjunto que más tablados tenía contratados. Ellos saben administrar muy bien estas situaciones y, sin dudas, no pondrían en riesgo su regreso si no estuvieran seguros de que tienen un espectáculo a la altura requerida. Cantando mejor y con mayor cuidado musical, con los festejados solos de Freddy “Zurdo” Bessio, bajo la dirección escénica de Tabaré Cardozo, se afirman desde el arranque con un saludo pegadizo y bien concebido. Salpicón muy alegre donde no faltan Sendic, Almagro, el FA, Venezuela, la baja del petróleo y la suba de la nafta, y hasta una discusión, de apariencia inocente, sobre el estribillo que cantan. En un plano más reflexivo cuplés como el de la lucha de clases, con diferentes momentos, y donde la mayor crítica es hacia una mirada binaria, en blanco y negro. En la línea del humor aparentemente inocente, el cuplé de los símbolos del club de fútbol El Torque dice más de lo que parece. La despedida, musicalmente más elaborada que otros años, navega la habitual lírica carnavalera que cultivan.

Hablando de plumas con vuelo (valga la consistente metáfora), La Trasnochada es otra murga cuyas despedidas se juegan a la poesía murguera, que tuvo años de declive y que gustan revitalizar. Es de las que hace cuplé con personaje; claro que tiene la ventaja de contar con Maximiliano Orta (hijo del Tucho de Los Gabys), quien domina la escena cuando le toca hacerlo. Como su tema es la transa, Maxi llega como hincha de Peñarol y Nacional y es carnívoro vegetariano. Cuplé de la educación y un juego que intenta entender cómo se desempeñan los zombis en distintas situaciones cotidianas. El salpicón es de los que pega fuerte, sumamente duro en varios temas. La despedida poética, también tiene mucha elaboración musical y, como siempre, muy buena armonización de un coro vigoroso. Una murga ya no tan joven, que nunca fue del estilo de “murga joven” que habitualmente se maneja.

La Mojigata, murga de fines del siglo pasado y tal vez la más antigua de las que salieron de la movida joven y hoy están en carnaval. Cuplés sin personajes, es decir, canciones humorísticas dedicadas a un asunto concreto. Tienen el de mafia financiera donde despliegan su ingenio repasando los clichés que habitualmente se manejan al tratar este tema; el cuplé sobre el cambio y donde todo cambia, con críticas a toda la izquierda; cuplés reflexionando sobre quién y qué es el pueblo; cuplé de la crítica al sistema capitalista. Un momento que rinde mucho es cuando muestran el diferente modo de hablar de los políticos, según sus características; el recurso de contarlo a coro tiene reminiscencias del clásico coro del teatro griego.

Queso Magro, otra ex-joven que vuelve al carnaval y trae con ella un festejable regreso, el de Jorge Esmoris, desde su lejanísima e inolvidable época con su “antimurga” BCG. Claro, como dice él mismo, esta vez en tareas más propias de la edad: haciendo la puesta en escena. El Queso sigue tan jocosa y divertida como siempre. Su cuplé de los dientes es muy ocurrente y ni qué decir de la despedida dedicada al cuerpo humano. Vale recordar que las despedidas de Queso Magro suelen ser diferentes a lo acostumbrado: nada de poética ni de homenajes serios, ellos hacen sus homenajes jocosamente; como aquella en la que le cantaron al Chuy porque nadie lo hacía. En la de este año, por ejemplo, usan una romántica melodía de Los Nocheros para cantarle al intestino grueso.

Metele que son Pasteles este año canta satíricamente para la tribuna. En esa línea, por ejemplo, en su cuplé sobre la inmigración venezolana terminan adaptando su comienzo que habla sobre la Venezuela de allá, el cual va mutando para agradar a los inmigrantes de acá. Todo el espectáculo se va modificando de acuerdo a la necesidad de conquistar a la tribuna. El público podrá participar.

La venganza de los utileros, llegó al carnaval hará unos tres años. Fue sensación cuando surgió y, aunque no pegó aún su salto cualitativo, siempre trae buenos textos que garantizan la risa y la crítica. Se podría decir que este año “la venganza será terrible”, porque está muy ácida e ingeniosa. Con el asunto de la inclusión financiera se divierten bastante; como el momento del retiro en los cajeros automáticos, entre el temor de que explote y las señoras mayores que no logran operarlo bien. Duros con el declive del progresismo en Sudamérica y con el progresismo local.

La Clave, murga de San Carlos, vienen con la fiesta de la queja: una fiesta muy uruguaya que proponen realizarla una vez al año en clara ironía respecto a que la celebramos todo el año. Presentan un popurrí dividido en tres partes que funcionan, cada una, como enganche entre los cuplés; una buena idea que muestra su utilidad. Como de costumbre, le cuentan a los montevideanos cómo es la gente del interior. Hacen un cuplé de las fiestas de cada pueblo, donde la gente se divierte sanamente y, por supuesto, pasan cosas graciosas. El cuplé de los hijos de los murguistas, destaca por el uso de muñecos que rinden mucho para el humor y en él cuentan cómo viven los niños de la murga durante los ensayos y el carnaval. También cupletean sobre los inmigrantes venezolanos y la visión favorable al chavismo de muchos uruguayos y lo que dicen los venezolanos que llegan; hay que tomar en cuenta que muchos inmigrantes prefieren instalarse en el interior del país.

Los Patos Cabreros es una de las murgas de estilo clásico, con un coro potente y sólido, textos de gran oficio de un letrista de trayectoria, Eduardo Rigaud, e integrantes de mucha soltura que aportan solidez a la actuación. Rigaud elige realizar un popurrí, en vez de un salpicón que es lo más usado por las murgas jóvenes; para eso usa varias canciones, más de una de Jaime Roos, y repasa casi absolutamente todos los temas del año tal cual la vieja usanza murguera, que evidentemente busca testimoniar. No se trata de un letrista que rehúya los cambios, que de hecho él mismo ha practicado, sino que es clara su intención de cultivar una veta que podría estar ausente en este carnaval y aportar pluralidad de estilos; como una especie de rol que asumiera en una etapa de veteranía.

Curtidores de hongos, es una de las señoras murgas de este carnaval. Plantel de mucho nivel y trayectoria, incorpora al destacado comediante Diego Bello, de humor agudo y filoso, que aporta risa y dinámica a la murga. Dinámica que sostiene una de las mejores baterías de murga, a la que hay que prestar atención, y la soltura que da el oficio de este elenco. Pero quizá lo más disfrutable, en los Curtidores, sea el canto. Con dos sobreprimos de valía, como Rafael Bruzzone y el gran Julio Pérez, la voz de murga típica luego de que callara la del Canario Luna. Un coro solvente, compacto, vigoroso, de esos que hacen entender el viejo dicho “es un coro que te despeina”. Se te vuela el gorro si estás cerca.

 

La Consecuente es el nombre que tienen hoy Los Diablos Verdes, cuya consigna era precisamente “la murga consecuente”. Prácticamente el mismo plantel de aquellos años que disputaba el primer premio con la Contrafarsa, a principios de siglo. ¡Suena fuerte, eh! Pero es a principios de siglo nomás, aunque no sean tantos años, pero que los son lo son. La Consecuente es como Los Diablos pero con muchísimas ganas. Sin dudas que haber podido estar en carnaval y reencontrarse ese elenco de amigos, que han estado recorriendo separados distintos conjuntos, les ha dado una pegada mayor; digamos, un poco juguetonamente, que producen más plusvalía. Dirigida, como entonces, por Andrés Atay, quien los últimos años lucía su excelente voz en los Zíngaros; cupleteada por dos experientes como Albino Almirón y Charly Álvarez —el primero, recorriendo diferentes murgas, y el segundo, dedicado al teatro—; un coro imponente con voces curtidas de muchos carnavales en los Diablos y que hasta incluye a un Contrafarsa como Edén Iturrioz: uno de los mejores bajos de murga actuales. La Consecuente sopla y sopla, al decir de viejos tiempos; una murga para escuchar, un coro para disfrutar si el canto de murga es lo que nos gusta, en esa modalidad tan propia y tan montevideana, diferente a cualquier otra forma de murga.

Hay que ver a Jardín del Pueblo, murga que viene de Paysandú con una trayectoria reiteradamente premiada allí. Así como a todas las demás, porque el nivel es bueno en general. Es difícil que una murga actual no haga pasar un buen momento al público.


Las murgas que concursan

Araca la Cana, “Marginales”

Agarrate Catalina, “Defensores de causas perdidas”

Cayó la Cabra, “El club de los malos modales”

Curtidores de Hongos, “Tóxico”

Doña Bastarda, “Un mito griego”

Jardín del Pueblo (barrio Jardín, Paysandú)

La Clave (San Carlos, Maldonado), “La fiesta de la queja”

La Consecuente, “Corazón de vidrio“

La Croata, “El día después”

La Gran Muñeca, “Murga, cuerpo y alma”

La Línea Maginot, “Pretextos”

La Margarita, “Misterios”

La Martingala “Fragmentados”

La Mojigata

La Pregonera, “Sopa de letras”

La Trasnochada, “La ciudad de la transa”

La Venganza de los Utileros, “Tranquilos nosotros”

Los Patos Cabreros, “Ya no somos los mismos”

Metele que son pasteles, “Pa’ la tribuna”

Queso Magro

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