María Mendive

Actrices / 30 mayo, 2019 / María Varela

-¿Cuándo despertó tu interés por el teatro?

-Mi interés por el teatro despertó desde muy chica, tengo recuerdos y algunos momentos en los que me descubrí jugando, interpretando sin la consciencia de estar actuando. Esto sucedió en la Escuela Primaria, cuando la maestra nos enseñó a hacer un títere, al que luego teníamos que darle vida. Creamos su historia, vestuario, voz, pelo. Se llamaba Jorge. Recuerdo una función que se hizo en la escuela. Jorge tenía voz y personalidad, creo que esta fue la primera vez que actué frente al público. Fueron potentes las entrevistas que mi padre le hizo a Alberto Candeau en el Bar Hispano, en su libro Cada noche es un estreno. Mi interés estaba puesto en los platitos de comida, pero yo estaba ahí escuchando. Alberto Candeau me parecía un hombre importante, con una voz fuerte, un señor que tenía una vida que me interesaba. Desde mi lugar miraba la mesa de la Comedia Nacional y sentía una empatía especial con los actores. Solo nos mirábamos. Claro que fueron muchos los motivos, yo bailaba ballet y el escenario me provocaba. Me emocionaba, me ponía nerviosa, me sentía expandida, adoraba bailar y expresar. Cuando acompañaba a Sofia Sajac (bailarina del SODRE) a sus muestras, el escenario me despertaba emociones que están vivas al día de hoy. Cuando llegué al primer grupo de teatro sentí que ese era mi lugar. Ahí nos comunicamos en el mismo idioma, involucrando  universos, épocas, personas, jugando constantemente, creando verdades desde la fantasía.

-Dentro del teatro desarrollas varias facetas como la dirección, la actuación y la docencia, ¿en cuál de ellas te sentís más vulnerable?

-En todas me siento vulnerable, todos los lugares en el teatro o en la interpretación me apasionan. Son diferentes ángulos, la dirección es un juego total en el que la creación artesanal con el actor, el autor y todo el equipo es de muchísimo juego creativo. Creás con los otros, pero fuera del escenario, la dirección de actores es apasionante. La creación del espacio, vestuario, junto con los técnicos. Pongo foco en los detalles, lo que creemos que no se ve es casi lo más potente. En el escenario y en la vida… bueno, es casi lo mismo. Me siento vulnerable con los alumnos, siento el profundo compromiso de estar en el máximo de mis posibilidades cuando tengo un alumno delante, valoro el tiempo, el deseo, la confianza y la valentía. Me siento un eslabón de una gran cadena, fueron otros eslabones que hicieron posible mi formación en este medio de una enorme tradición teatral. Siento amor por mi profesión, siento amor por mis alumnos. Entendiendo que el amor tiene que ver con nuestro encuentro y el comienzo de un proceso que nos llevará muchísimo trabajo, entonces ahí comienza un proceso fuerte, nos enfrentamos a nosotros mismos, vamos a equivocarnos muchas veces para encontrar un camino difícil de tomar. Tenemos que estar formados, y entender las reglas para transitar por una sólida formación. La disciplina, la exigencia, el deseo, la empatía, las ganas de jugar siempre son algunas de las bases para iniciar un camino en esta profesión. ¡Soy vulnerable como actriz! Yo me siento intérprete fundamentalmente. Este es un centro que no debo descuidar, es el trabajo conmigo, con mi interioridad.  La comunicación con mis compañeros, con el director, autor, atesorando esos instantes de comunicación con el público en un presente de intercambio glorioso. La actriz es la que le dio a la directora y a la docente herramientas sólidas para desarrollarme en los diferentes ámbitos.

-Tuviste trabajos importantes en teatro, cine y televisión. Como actriz, ¿sentís diferencias de esos tres ámbitos de trabajo?

-Sí, hay diferencias, la creación de un personaje es la misma y cada uno tiene o construye su propio método. Lo que sí cambia es el medio y por lo tanto nuestra adaptación al lenguaje teatral, televisivo y en cine .Trabajo en diferentes ámbitos, también como locutora y comunicadora. Lo esencial es conocer los diferentes medios y poder desempeñar nuestro arte en los diferentes lenguajes. Es un trabajo de conocimiento, adaptación y proyección de nuestra energía. Claro que el teatro es la casa del actor.

-Fuiste una de las fundadoras, junto a Gabriela Iribarren y Marisa Bentancur, del Instituto de Actuación de Montevideo (IAM), ¿qué te motivó llevar adelante un desempeño de tanta responsabilidad?

-La motivación más fuerte fue el deseo de seguir buscando lugares de crecimiento, de seguir construyendo y generar una escuela que incluyera la formación en el área audiovisual, que en ese momento no había. Fue en el año 2002, cuando después de un tiempo de estudios de programas junto a Gabriela Iribarren y Marisa Bentancur abrimos las puertas del Instituto de Actuación de Montevideo. Lo que lo llevó adelante fue un profundo deseo y una gran intuición. Desde hacía mucho tiempo sentíamos que en nuestro medio había cosas importantes por hacer, somos nosotros los que tenemos que tomar las decisiones para transformar y materializar los proyectos. Es un lugar donde todos trabajamos constantemente, estamos en permanente intercambio, reflexión y tomando a cada alumno como un artista único. La combinación de nuestro deseo y de la experiencia artística fue la que inició este proceso que hoy es el Instituto de Actuación de Montevideo; tiene trece generaciones de egresados. Somos tres actrices y directoras que estamos trabajando y desarrollando nuestras carreras. Entendemos que los que estamos formando debemos seguir con nuestro propio proceso y así mantener vivo nuestro arte. En el Instituto somos más de 35 docentes entre niños, adolescentes, prevocacional y la carrera.

-¿Qué beneficios puede aportar el teatro en la educación?

-Todo es beneficio, el teatro en la educación es la herramienta de conocimiento de todas las inteligencias, el teatro nos permite equivocarnos y buscar lugares nuevos, ahí se encuentran las matemáticas, el espacio, nos permite comprender con el cuerpo, con la sensibilidad, con el movimiento, con la mirada y hasta con lo que no se ve. El lugar de la creación es un tesoro que poseemos los seres humanos y la posibilidad de materializar la fantasía genera el desarrollo de ideas y movimientos que nos motivan para seguir investigando. El teatro o la formación incitan al alumno a compartir, a trabajar con el otro, integra… nos habilita, nos hace sostener juntos una idea, es con el otro siempre. Fomenta la grupalidad, la creatividad, la libertad y la fantasía. El juego siempre genera interés, nos iguala frente a los otros y nos motiva para descubrir nuevos universos. Es necesario que los alumnos tengan el deseo de aprender, todas las motivaciones que se generan en el teatro son fundamentales para motivar el deseo de saber, de crear de inventar.

-¿Qué proyectos tenés para este año?

-Este año dirigí Armarios en la Comedia Nacional. Estoy dando clases en IAM y el SODRE. Sigo trabajando en comunicación como locutora y realizando entrevistas. En junio estreno dos obras de Teatro Breve en el espacio Sinergia Desing. En agosto comienzo a ensayar con Gabriel Calderón junto a Marisa Bentancur y Gabriela Iribarren. Hace pocos días me llegó un guion para una película que está en proceso.

 

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