Lila García: Una ley necesaria

Teatro / 28 agosto, 2020 /

Lila García es actriz y directora de teatro, en la actualidad integra el Consejo Directivo de El Galpón, se desempeña como Secretaria de Administración, en el pasado ocupó un cargo en la dirección de SUA (Sociedad Uruguaya de Actores). Por su vasta experiencia desde las tablas y la gestión fuimos a su encuentro para darle difusión a la ley de Teatro que fue aprobada en el Parlamento el año pasado, y que en estos momentos los colectivos teatrales están haciendo gestiones ante el Poder Ejecutivo para obtener fondos para su ejecución.

-La ley fue aprobada el año pasado, ¿cómo fue el proceso parlamentario?

-La ley fue aprobada primero en Diputados, luego en el Senado —en ambas instancias por unanimidad—, en noviembre del 2019. Lo que resta ahora es aplicar la ley…

-En cuanto a sus contenidos, ¿qué es lo que se buscó con esa ley?

-El objetivo central es alcanzar cierta cobertura de las necesidades del teatro independiente a nivel nacional. Con dicho fin, se apuntó a que tuviera un carácter representativo, es por esto que la ley designa un Consejo Nacional Honorario del Teatro Independiente, el cual estará integrado por el Ejecutivo —un miembro designado por el Ministerio de Educación y Cultura— y por las instituciones representativas, de manera que llegue a todo el teatro independiente. En ese sentido, la Federación Uruguaya de Teatros Independientes (FUTI) representa a las agrupaciones e instituciones estables de Montevideo y la Asociación de Teatros del Interior (ATI) a las agrupaciones e instituciones estables del resto del país. Y la tercera institución para cubrir a quien no esté incluido ni en FUTI ni en ATI, es la Sociedad Uruguaya de Actores (SUA), que en su calidad de sindicato viene a representar a cada individuo del teatro independiente en todo el país.

-¿Y qué sucede con el que está por fuera del sindicato?

-Al igual que como hicimos cuando aprobamos Fortalecimiento de las artes, consideramos que el sindicato debe velar por cada ciudadano que pertenece al teatro independiente, así no esté afiliado. Esta ley mantiene ese espíritu.

-¿Cómo se aplica? ¿Es un apoyo a la producción?, ¿una subvención? ¿De qué manera los grupos —y los creadores independientes en general— accederán a este apoyo?

-Lo que se genera es un Consejo que tiene amplias facultades. Al ser este representativo, las primeras facultades son las de análisis, es decir, las de conocedor del ámbito, lo cual trae aparejado la capacidad de investigar cada realidad de producciones muy diferentes que se dan en todo el país. Y, según todas esas diferentes producciones, hay distintos objetivos. En líneas generales, se pretende fomentar a toda la actividad en todos los niveles, en todas las condiciones y en todo el territorio nacional.

-¿Es algo parecido al Fomento para las artes? Es decir, ¿habrán concursos y jurados?, ¿o habrán mecanismos diferentes?

-Por ejemplo, el Consejo puede conformar fondos concursables para determinados ítems específicos; puede destinar fondos institucionales, puede destinar fondos individuales.

-¿Y el Consejo está abierto a recibir propuestas de producción?

-Sí, propuestas de producción, de formación, porque es amplio el concepto. La importancia de este Consejo es que es representativo y que sus asignaciones y sus competencias están veladas por la representatividad, tanto del Ejecutivo como de todos los sectores que conforman el teatro independiente.

-La situación actual es que, después de ser votada en el Senado, no se dispone de los fondos correspondientes…

-Dos cosas. La situación actual es que, una vez votada en el Senado, casi de inmediato las instituciones representativas —que no son el Ejecutivo— designaron a sus delegados con sus respectivos suplentes para integrar ese Consejo; y aún está pendiente que el Ministerio de Educación y Cultura designe a su delegado y a su suplente para que ese Consejo efectivamente se conforme. Eso sería desde el punto de vista estructural, desde el puto de vista orgánico, cómo debiera empezar a aplicarse esta ley, con ese Consejo funcionando. Ahora bien, dicho Consejo debe generar de inmediato políticas públicas —y enlazadas con los ciudadanos por la representatividad— hacia la cantidad de apoyos diversos que hay que hacer. Todos esos apoyos pasan por lo económico, por lo tanto ese Consejo —y la ley así lo dice— debe contar con un fondo —que debe ser un fondo presupuestal— que sostenga esa actividad. Por supuesto, esto implica no solamente la aplicación de un fondo, sino de un fondo con las características propias de un fondo público; es decir, los llamados, el nivel de rendición y el nivel de fiscalización deben ser extremadamente rigurosos. También por eso se entiende la integración de este Consejo que debe tener amplias facultades.

-¿Todo esto depende del Ministerio de Educación y Cultura —tanto la conformación de ese Consejo como la posibilidad de que disponga de fondos—?, ¿o depende del Poder Ejecutivo en general?

-En general, depende del Poder Ejecutivo. En particular, la conformación del Consejo y la puesta en marcha de esta ley —como cualquier ley que está aprobada— depende de la cartera pertinente, en este caso la cartera que corresponde es el Ministerio de Educación y Cultura, porque tiene que ver con el teatro. Y en cuanto a la presupuestación, lo ideal sería que los fondos correspondientes a esta ley de Teatro independiente se incluyeran en la ley de Presupuesto que se está discutiendo actualmente. Y eso corresponde al Ejecutivo en sí… Y en específico, el Ministerio de Educación y Cultura debe hacer las gestiones para que ese fondo aparezca y corresponderá tanto a Economía y Finanzas como a la OPP la asignación de esos recursos.

– Es decir, la efectivización de los recursos…

-Sí, porque es el equipo económico del Gobierno el encargado de definir desde dónde se toman esas partidas para alimentar dicho fondo.

-Respecto a estos puntos, ¿hubo instancias de diálogo o de discusión con el Gobierno?

-No, han habido algunas aproximaciones pero no ha existido ninguna instancia formal en la que el ministro u otros representantes del MEC hayan convocado a las instituciones para tratar específicamente este tema. Pero, en todo caso, un ámbito de discusión sería una instancia previa a la aprobación de una ley… sería una etapa apertura. En este caso, el ámbito que tiene que generar el ministerio es de concreción, y la misma ley da la herramienta, que es la conformación del Consejo. Entonces, sí, la voluntad tiene que ser estrictamente del MEC, y aparte debe ejecutarse de inmediato, porque la ley ya existe y ya está aprobada.

-¿Ante este escenario que se configura en una año tan especial, cual es la importancia de la aprobación de esta ley?

-Lo que me parece más importante subrayar de esta ley es el hecho de que los fondos que se destinen a cultura o, mejor dicho, al teatro dentro —aunque en cualquier rama específica de la cultura diría lo mismo— estarán disponibles en órganos con representatividad. Eso es bien importante, y el cuestionamiento a la no representatividad es que si no hay representatividad nosotros no podemos ser garantes de que no haya discrecionalidad; la representatividad es versus discrecionalidad. Entonces, el mismo fondo asignado de otra manera dentro de cualquier cartera, asignado en un contexto en el que no se cuente con la estructura suficiente para impedir la discrecionalidad favorece actos bilaterales, favorece actos puntuales. Y en este caso, lo que se perdería al poner un jerarca o a una persona cualquiera que estuviera a cargo de distribuir un fondo es el análisis y el conocimiento que tienen las instituciones del sector, conocimiento de toda la vida y experiencia adquirida, en los últimos quince o veinte años, con la aprobación de unas cuantas leyes y programas; se perderían también de esa experiencia, estarían ignorando la experiencia del análisis que hay sobre las necesidades del sector.

-Tengo entendido que hay leyes similares en otros países de Latinoamérica, como en Argentina, ¿puede ser?

-Hay en varios países. Por ejemplo, en Argentina… también hubo en Brasil, en Colombia y en varias partes del mundo. Nosotros hicimos un análisis de varios amparos de los Estados, y lo primero que sacás en conclusión es que, a nivel mundial, el teatro independiente es una actividad que debe ser subsidiada. Y lo primero que hay que hacer es perderle el miedo a la palabra subsidio, pero sobre todo no plantear el subsidio como algo extraño; basta saber la cantidad de cosas que el ciudadano ni imagina que en Uruguay se subsidian. Esa es tal vez la primera medida a la que hay que sacarle la máscara; es decir, desmentir esa idea de que sería una cosa extraordinaria que se subsidie el teatro. No, hay otras actividades, y mucho más redituables que el teatro en sí, que son subsidiadas.

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