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Una isla, un hombre, un escape

Libros / 3 enero, 2018 / Por Rodolfo Santullo

“El agua blanda” es la nueva novela del prolífico escritor uruguayo Hugo Fontana y en ella nos cuenta las peripecias del periodista Julio Lamas, que pasa de cronista obligado de un secuestro de avión a casi exiliado político en tiempos convulsos.

El llamado Operativo Cóndor fue una operación realizada por militantes peronistas en 1966. En dicho operativo un comando integrado por 18 personas –estudiantes, obreros, sindicalistas y periodistas- desvió un avión civil de Aerolíneas Argentinas y obligó a su comandante a aterrizar en las islas Malvinas, habitadas por el Reino Unido pero reclamadas históricamente por la Argentina. Una vez allí nombraron el lugar como Puerto Rivero, en homenaje al gaucho entrerriano Antonio Rivero que en 1833 resistió la invasión británica al archipiélago, y desplegaron siete banderas argentinas en las inmediaciones. También atraparon a algunos de los curiosos kelpers que se acercaron a ver qué pasaba y distribuyeron su proclama en inglés. Pocos días después –y sin protagonizar verdaderamente incidentes violentos- terminaron por ser trasladados de regreso a territorio argentino.
Lo anterior le sirve a Hugo Fontana (Canelones, 1955) para desarrollar una de sus mejores novelas hasta la fecha. Aquí nuestro protagonista es Julio Lamas, un desencantado periodista –especialista en Economía- quien es obligado por un comando de Lavanda a viajar con ellos a Nueva Rovira para, una vez allí, reclamar esa isla como parte del territorio lavandino. A él le toca en suerte ser el obligado cronista de la presuntamente heroica gesta. Aunque comparte época, el ambientarla en un país inventado –uno vecino tanto a Uruguay como a Argentina- le permite a Fontana las libertades literarias necesarias para dar vuelo a su historia, así como logra por los parecidos una gran sensación de claustrofobia y encierro (como sin duda se sentían los días previos a los golpes de Estado en cualquier parte del Cono Sur).
Pero no es “El agua blanda” una novela política (o tan sólo una novela política), ya que una vez en esa isla Lamas decidirá salirse del libreto e iniciar su propia aventura, una aventura existencial donde él –en la soledad, frío y aislamiento de la isla (a la que los locales llaman Campbell)- podrá en cierta forma reencontrarse con quien es (o era) y, tal vez, tener nuevamente la oportunidad de amar. Narrada con una melancolía no exenta de momentos de estupendo humor, Fontana logra un ritmo cinematográfico, colmado de potentes imágenes de la isla, sus habitantes y el pueblo o ciudad que es su capital. No contento con eso, hace de Lamas también uno de sus más grandes personajes. Uno que- aunque comparte cierta filosofía bien fontanesca, cierta amargura, cierto abandono- brilla por su gran profundidad narrativa y psicológica.
De extensión breve y un estilo que invita a leerla de un tirón –difícil es dejarla una vez se empieza- “El agua blanda” es una gran muestra de qué clase de escritor es Hugo Fontana. Uno que en tiempos recientes había editado un gran volumen de cuentos como es “Desaparición de Susana Estévez” y ahora hace lo propio con una novela como “El agua blanda”. Un escritor de esos que siempre hay que seguir y leer.

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