Festival Temporada Alta de Girona en la Sala Verdi. Con Gustavo Zidan.

Entrevistas Centrales / 31 enero, 2023 / Luis Vidal Giorgi

Gustavo Zidan:

“Siempre un festival es un aporte para ampliar la mirada tanto del artista como del espectador”

La patrimonial Sala Verdi montevideana vuelve a albergar una nueva edición de este prestigioso festival internacional de la ciudad de Girona. Conversamos con Gustavo Zidan, director de la sala, acerca de este evento que trae algunas novedades.

 

-Luego de la muy buena repercusión que en enero viene teniendo la actividad de Montevideo de las Artes, ahora llega a la Sala Verdi la presencia del Festival de Temporada Alta de Girona, ya un clásico de este escenario teatral municipal. En esta oportunidad, que se retoma sin las limitaciones de la pandemia, presenta nuevas características que implican un mayor involucramiento de la Verdi en la grilla de los espectáculos. ¿Cuáles serían las novedades para esta edición?

-Las primeras ediciones del Festival Temporada Alta de Girona contemplaban solamente las propuestas que venían de Cataluña, esas propuestas por supuesto eran acordadas con las partes de extensión en Buenos Aires con Timbre 4, con la Alianza Francesa de Lima y nosotros desde la Sala Verdi. A medida que fue pasando el tiempo, fuimos sugiriendo propuestas que vinieran de otros países e incluso nacionales, siempre en un diálogo con el eje curatorial del festival, que es el teatro contemporáneo. En esta ocasión serán trece espectáculos.

-El festival está enmarcado con la impronta del teatro contemporáneo, ¿cuáles serían los elementos a resaltar en contenidos y formas de algunos de estos espectáculos que se inscriben en esa categorización?

-Entre las obras a presentar están: la tragicomedia 360 gramos (España), un espectáculo poético, que fusiona palabra, cuerpo y danza; la obra audiointeractiva ¡Bailemos… que se acaba el mundo! (Argentina), la cual consiste en una experiencia para un grupo de espectadores a quienes se invita a bailar como si asistieran a un baile de club del pueblo; la farsa cómica de títeres Clownti (Colombia); la obra de teatro documental Figueiredo (Portugal/Brasil), en la cual un documento oculto sirve de punto de partida para esta conferencia performativa que busca transitar entre la historia y la memoria, tejiendo vínculos en torno a una política de destrucción que se extiende desde 1500 —el genocidio indígena en Brasil—; la tragicomedia clown La Celestina, tragicomedia de Lita (Argentina); Loco Amoris (España); la humorística Ma solitud (España); la experiencia inmersiva Moria (España), cuya puesta en escena cuenta la historia de dos refugiadas, la dramaturgia se sostiene a partir de testimonios reales filmados en el campamento de Moria; Rota (Argentina); y la videoinstalación de danza Vanitas (Francia). El teatro político también es abordado con la propuesta de Altsasu, el espectáculo se refiere a una situación en ese pueblo vasco, donde una pelea a la salida de un local bailable, que incluye a dos guardiaciviles, deriva en una acusación por terrorismo contra nueve jóvenes y penas de prisión de ocho años, algo terrible. Un espectáculo de teatro documental que aporta una mirada sobre un tema contemporáneo.

-La presencia uruguaya está definida en dos espectáculos, uno de ellos un estreno. ¿Cuáles son los componentes que los hacen propuestas atractivas para los espectadores?

-En las obras nacionales, está el espectáculo de Leonor Courtoise, que se basa en los textos de Alicia Migdal, que es justo rescatar al ser una escritora muy valiosa y original a quien no se le ha dado el lugar que merece. Está inspirada en la nouvelle titulada Muchachas de verano en días de marzo. El otro espectáculo es Yo soy Fedra, de Marianella Morena, que ya ha obtenido reconocimientos, con la actuación de Noelia Campo, veinte espectadores en su dormitorio vibrarán con su historia.

¿Algo más que quisieras destacar?

-Quisiera señalar que llevar adelante este festival implica un acto de tenacidad, que siempre los contextos para desarrollar este tipo de propuestas son complejos, desde el punto de vista de la articulación, de lo presupuestal, pero es una línea de programación que nosotros venimos trabajando desde hace tiempo y son riesgos que estamos dispuestos a correr. Siempre un festival es un aporte para ampliar el gusto, para ampliar la mirada tanto del espectador como del artista, para ampliar las posibilidades expresivas y de realización. Por eso creo que el aporte se da por los dos lados de la actividad teatral, en el artista y el espectador.

 

 

 

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