Entrevista Central

Estreno de «Mujer:Es»

Entrevistas Centrales / 30 enero, 2020 / Luis Vidal Giorgi

“Hay una estrategia inhumana donde lo bello de lo estético trata de disimular el vacío interior”

Anaclara Alexandrino, como dramaturga, y Nahuel Delgado, como director, son parte de los egresados de la Escuela de Teatro El Galpón que culminaron su formación artística el año pasado, luego de cuatro intensos años. Mujer:Es es uno de los espectáculos que fue parte del trabajo final de egreso. La temática elegida pasa por la los medios de comunicación y los estereotipos femeninos, pero trasciende ese ámbito para ironizar y reflexionar sobre las manipulaciones del sistema que llevan a un vacío existencial.

Cursaron los cuatro años de la Escuela de El Galpón; ahora, como egresados de un grupo de más de veinte estudiantes, ¿cómo valoran esa experiencia y la formación que recibieron?, ¿qué aspectos destacarían en lo técnico y en la manera de concebir el teatro?

Anaclara – Haber egresado es una alegría muy grande. La Escuela nos marcó un antes y un después a todos nosotros. Tuvimos la oportunidad no solo de formarnos como actores y actrices, sino de conocer el mecanismo teatral desde adentro, entender su funcionamiento, y a su vez tomar conciencia del inmenso trabajo que requiere formar parte de El Galpón, ya que tiene un funcionamiento especial, en donde sus integrantes se encargan de mantener en pie al teatro.
Por otro lado, se nos dio la oportunidad de hacer asistencias de dirección e incluso de formar parte de elencos de distintas obras a lo largo de nuestros cuatro años de Escuela; a través de estas oportunidades adquirimos conocimientos y aprendizajes muy valiosos; gracias a esto yo comencé a entender de qué se trataba realmente hacer teatro.
En mi caso, en el primer año de escuela descubrí mi interés por la dramaturgia, como otros compañeros por otros rubros. La particularidad de estudiar en El Galpón fue que nos querían como parte del colectivo, no íbamos solamente a tomar clases, también íbamos a involucrarnos con el teatro en sí, empezamos a conocer a sus integrantes y funcionarios, a formar parte del lugar. Todos podemos afirmar que, desde el día que fuimos a inscribirnos para dar la prueba de ingreso, nos dieron la bienvenida con una sonrisa. “Ustedes nos necesitan a nosotros, y nosotros los necesitamos a ustedes”, esas fueron las palabras de bienvenida en el 2016, y por suerte, hoy seguimos acá y teniendo la oportunidad increíble de estrenar nuestras propias obras.

Nahuel – La experiencia escolar fue el primer paso para decidir y lanzarme de lleno a la profesión del actor. Más allá de algunas particularidades de autodidactas, creo fundamental la instancia de la escuela como punto de partida de la vocación. La instancia de adquirir e intercambiar conocimientos, el sentido de lo colectivo, la constancia y el espacio de creación fueron elementos fundamentales en los cuatro años de carrera. La escuela nos permitió el tener clase todos los días de la semana con cinco horas diarias, con una gama variada de materias y con docentes de reconocida trayectoria. El Galpón tiene la enorme ventaja de tener tres salas totalmente distintas, ello nos permitió la práctica y el entrenamiento de técnicas vocales y corporales variadas. A la vez, la formación y sus docentes incluyeron espacios alternativos durante la carrera. Así, para realizar las muestras se utilizó desde la Sala Campodónico hasta el salón más pequeño de la escuela. Fue fundamental el lugar de laboratorio dentro de la institución, creo que es un lugar imprescindible en cualquier escuela de formación teatral. Fomentar la co-creación y la autonomía del estudiante nos permitió asumir el gran desafío que nos llevó el egreso, donde Mujer:Es es un proceso y resultado vinculado al mismo. La posibilidad de experimentar otros roles durante la formación, y no solo el lugar de actuación, me dio la confianza para asumir la dirección y abordar un texto creado en los ensayos, trabajando a la par con la dramaturga y compañera de generación. Otro detalle, para nada menor, es la historia del teatro; que, más allá de lo artístico, es también lugar de resistencia que tuvo un papel fundamental político-social en épocas terribles de la historia latinoamericana.

-Esta obra que ahora estrenan fue el trabajo final de egreso, donde establecieron roles en los distintos rubros y fueron responsables de la totalidad del proceso de creación del texto y de la puesta en escena. ¿Cómo fue ese proceso?

Anaclara – Fue un proceso muy difícil y al mismo tiempo apasionante, nos vimos inmersos en el abismo de la creación total. Para nuestro egreso formamos cuatro grupos, cada grupo estuvo a cargo de un compañero que iba a dirigir y luego definimos los distintos roles, en mi caso elegí encargarme de la dramaturgia. Esto significó para todos una gran responsabilidad, ya que no solo íbamos a actuar sino que la obra dependía en su totalidad de nosotros mismos; fue un aprendizaje sin igual, dado que pudimos trabajar en distintos rubros artísticos y técnicos.
Nuestro proceso de creación fue un poco particular, ya que la materia prima de la obra surgió casi sin darnos cuenta, en la primera reunión que tuvimos para definir en rasgos generales sobre qué iba a tratar nuestra obra, verbalizamos el hecho de ser un elenco de seis mujeres y un hombre a cargo de la dirección, y enseguida nos dimos cuenta de que por eso y por la situación social que estamos viviendo tenía que tratar sobre la mujer. Luego de esto, investigamos muchísimo y probamos muchas cosas, yo escribí algunas escenas que nada tenían que ver con lo que terminamos haciendo; improvisamos mucho, hasta que poco a poco todo fue apareciendo: la idea de trabajar con lo absurdo y la ironía, un programa de televisión, crear un “mundo perfecto”, y de alguna manera poder trabajar con la indiferencia o el caso omiso hacia lo que sí importa, lo que sí pasa, lo que no es parte de esa realidad artificial. Haber creado la obra fue una experiencia muy linda y muy gratificante, en mi opinión nos acercó aún más al teatro, nos volvió más parte de él; siento que cada una fue una pieza fundamental para el puzzle que acabó siendo Mujer:Es, y tener, ahora, la oportunidad de estar en cartel es extraordinario.

Nahuel – El proceso de Mujer:Es tuvo la dualidad de lo hermoso y duro. Estuvimos aproximadamente cinco meses de ensayo, donde la temática se decantó por sí sola. La única imagen que teníamos era la realidad en la que nos encontrábamos: un elenco de seis mujeres y un director. No podíamos evadir la realidad, la temática sobrevino —la mujer—, con su ironía propia. Hablar de la humillación femenina con un elenco totalmente integrado por mujeres pero justamente el director es hombre. En seguida lo asociamos a los medios de comunicación, donde el mundo femenino es colocado al servicio del masculino y donde los altos cargos son ocupados mayoritariamente por hombres. La imagen que debe vender la mujer en la televisión y cómo el hombre, los dueños de los medios de comunicación masivos, está detrás de ello. Nos interesó el mundillo de los programas al estilo magazine, los programas “para mujeres”. El machismo instalado de una manera macabra y sin tapujos, sus reclames televisivos y el mecanismo capitalista de cegar a los espectadores, de imponer sus ideales perversos. A estas Mujer:es se “las tiran” al aire como objetos sexuales en cualquier día y a cualquier hora, deben vender sus cuerpos como la depiladora vende sus cremas o la consejera sexual sus libros.”

-La obra tiene un título sugerente (Mujer:Es) que juega con el significado respecto a lo femenino. ¿Cuáles son las situaciones y temas presentes en la obra sobre el género?

Anaclara – El eje central de la obra transcurre en el set de televisión de Es nuestro mundo, un programa hecho por mujeres y para mujeres. La obra en su totalidad es una denuncia al machismo que vivimos día a día, pero desde la perspectiva de mujeres machistas que ignoran serlo. También se puede percibir la violencia de género que ejercemos entre nosotras mismas. Elegimos trabajar con la ironía de que estas mujeres sean —según ellas— luchadoras y revolucionarias a través de su programa, ya que la televisión es, muchas veces, un espejo de esto, que pasa dentro y fuera de aire. Por otro lado, si bien exponemos satíricamente estas situaciones, en el transcurso de la obra hay distintos quiebres con el eje central, momentos de abstracción que parecieran pertenecer a otro mundo, en donde se exponen de una manera cruda y empática distintas situaciones de abuso y violencia.

Nahuel – A su vez, nos interesaba tratar el ámbito privado y no solo el público. Mostrar la crueldad diaria de ambos espacios, así decidimos incorporar a la obra lo que el grupo llamó “cachetadas de realidad”. Son inserciones dentro del programa de televisión en los que se trabaja en otro código totalmente distinto y que los personajes son incapaces de ver. En esa línea trabajamos temáticas como la alimentación, el aborto, la desaparición, la violación y la atrocidad. Se contrapone el mundo “ideal” televisivo con la cruda realidad, pero ese mundo perfecto televisivo contiene la misma perversidad, solo que “disfrazada”. Esa estrategia inhumana del capitalismo utilizada históricamente, lo bello de lo estético que trata de disimular el vacío interior. El envase de plástico sin contenido.

-¿Alguna frase significativa o sugerente de la obra?

Nahuel – La máxima de Galeano, que para el grupo fue inspiradora, para elogiar una flor se dice: “parece de plástico”.

Anaclara Me gusta mucho esa frase, la usé como epígrafe de la obra.

 

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