Portugal, Angola, 2019
Dirección: Carlos Conceição
Guion: Carlos Conceição.
Producción: Carlos Conceição, António Gonçalves.
Fotografía: Carlos Conceição.
Edición: Carlos Conceição, António Gonçalves, Mariana Gaivão.
Intérpretes: João Arrais, Isabel Abreu, Carlos Conceição, Guli.
Duración: 83 minutos
Los créditos iniciales dicen que Carlos Conceição nació en África y se fue a Europa en su adolescencia, su madre se quedó atrás. Ella dijo que quería adoptar un ave que viviría por 150 años, pero solo si él cuidase de ella cuando ella muriera. El paisaje sobre el que vuela el joven después solo puede ser África, montañas y grandes llanuras, manadas de antílopes, tierra del color de una arcilla imposible. Una mujer le habla en voz alta cuando aterriza, implorándole que vaya a buscarla sin demora y así comienza un viaje. Habrá caminos, ciudades, barcos y todo tipo de paisajes relucientes, aunque el camino no es lineal, sino que se rige por una alegre digresión, se repliega sobre sí mismo, serpentea a través del pasado, presente y futuro y se desvía hacia diferentes géneros, concluyendo en un ensayo experimental de ciencia ficción. Su mezcla de sorpresas narrativas y estilísticas está justificada, y aspira a convertirse en una muestra de ilusionismo cinematográfico.
El nombre de Carlos Conceiçao podría venir a unirse a las fantasmagorías suprarrealistas de los grandes nombres del cine portugués de las últimas décadas –Costa, Gomes- y hacia eso apuntó la recepción de Serpentário en la vanguardista sección Forum de Berlín.