DO NOT EXPECT TOO MUCH FROM THE END OF THE WORLD
Rumania, Luxemburgo, Francia, Croacia, 2023
Dirección: Radu Jude
Guión: Radu Jude. Fotografía: Marius Panduru. Montaje: Cătălin Cristuțiu. Productora: 4 Proof Film. Elenco: Ilinca Manolache, Ovidiu Pîrșan, Nina Hoss, Dorina Lazăr, László Miske, Katia Pascariu. Productor: Ada Solomon, Adrian Sitaru
Duración: 163 minutos
Esta película rumana se divide en dos mitades. La primera, en blanco y negro salpicado de fragmentos de color, sigue a Ángela (Ilinca Manolache), asistente de producción de una empresa de medios que realiza vídeos corporativos. Vemos cómo pasa un día entero conduciendo de un lado a otro de Bucarest para encontrar al protagonista de un próximo clip de protección laboral. La segunda, íntegramente en color, separada de la primera por una frontera simbólica y macabra, es el propio rodaje del anuncio.
El tema principal de la película es la explotación, que tiene varios rostros: la que se efectúa mediante la subcontratación de la producción en países con mano de obra barata y medidas precarias de protección de los trabajadores en el ámbito laboral o social; la de los trabajadores administrativos en agencias y corporaciones, artesanos de productos de exportación; la autoexplotación por trabajo excesivo, por incapacidad de negarse. Las dinámicas de poder se denuncian claramente: hay apuntes sobre la propiedad privada, el individualismo exacerbado, la expansión descontrolada de los negocios inmobiliarios, el dato de que las metrópolis se están volviendo inhabitable, el embellecimiento de la realidad bajo discursos publicitarios.
No parece haber ninguna humanidad que pueda recuperarse en los personajes de la película. A lo sumo pequeños destellos, como el gesto de la mujer que quiere hacer un regalo a la protagonista de lo poco que tiene, porque de lo contrario, estará irremediablemente perdida.
Y la inequidad es, a su vez, un hecho que debe tomarse como tal y, por tanto, explotarse.
Nadie parece hacerse ilusiones sobre lo que está pasando, simplemente disimular, ocultar su sensación de disgusto delante de otros, sólo para despotricar en privado. No esperes demasiado del fin del mundo es quizás la película más sombría y crítica de Radu Jude, un hombre inquieto que ya ha peleado en películas anteriores con temas como la esclavitud de los romaníes o de la participación de Rumania en el Holocausto. El pesimismo del autor resuena desde el título, “robado” al aforista polaco Stanislaw Jerzy Lec, que juega con la idea adelantada por Mark Fisher de que es más fácil imaginar el fin del mundo que el del capitalismo. Esta comedia negra confirma el interés autoral de su director Jude, quien se graduó en Dirección por la Universidad de Medios de Comunicación de Bucarest. Su ópera prima fue premiada en Sundance y seleccionada en Berlín y Toronto, y desde entonces ha triunfado en los principales certámenes. Su cine tiende a inclinarse por la comedia cáustica, con retratos ácidos de la sociedad rumana que le han valido premios como el Oso de Oro en Berlín por Sexo desafortunado o porno loco, o el Gran Premio en Karlovy Vary por No me importa ser bárbaro. Más cerca, esta película de Jude ganó la competencia internacional del reciente festival de Cinemateca.