Entrevista a María José Santacreu: Cinemateca y el streaming de Socio Espectacular

Entrevistas Centrales / 29 abril, 2021 /

 

 

La directora de Cinemateca María José Santacreu nos da pormenorizado panorama del proceso vivido por la institución desde la aparición de la pandemia, y de la concreción del streaming +Cinemateca y de la pronta implementación también en la plataforma de streaming de Socio Espectacular. Nuevas herramientas que persiguen el objetivo de asegurar la continuidad de instituciones señeras de nuestra cultura que han sabido superar graves crisis en el pasado.

-Hace un año exactamente, desde nuestra revista, te entrevistamos para saber cuál era la realidad de Cinemateca a poco de haber sido declarada la pandemia y la suspensión de los espectáculos públicos; luego se abrieron las salas teniendo en cuenta las medidas sanitarias, y se volvieron a cerrar en marzo de este año por el recrudecimiento de la pandemia.
¿Cuál es la situación actual de Cinemateca, a partir de la prolongada crisis sanitaria?

-La situación de Cinemateca es la misma que padece el sector cultural, pero con un agravante: la Cinemateca no cierra cuando cierran sus salas, porque el archivo fílmico hay que seguir manteniéndolo, el equipo de frío y los deshumidificadores andando, los funcionarios trabajando. Entonces lo que sucede es que lo que cierra es la fuente de ingresos, pero no la de gastos, ni la responsabilidad institucional sobre el patrimonio, entre otras cosas.
La pandemia se llevó el crecimiento en materia de socios que tuvimos gracias a la apertura de las salas nuevas: volvimos al número de afiliados que teníamos previos a la mudanza. A eso se suma que durante la reapertura todas las funciones fueron a pérdida, ya sea por los aforos reducidos como por la retracción natural del público por miedo al contagio. Y si a lo anterior le sumamos los recortes en los apoyos presupuestales, las pérdidas de rubros como la publicidad en pantalla o de venta de servicios, pues, es una situación muy, muy compleja. Pero en los casi 70 años que tiene Cinemateca, la mayoría los ha vivido en crisis, salvo muy contadas excepciones, como en 1966 cuando Martínez Carril y Luis Elbert decidieron que había un exceso de socios y se propusieron espantar a una parte de los 4200 afiliados, porque no les daba la capacidad locativa de su única sala: programaron un largo ciclo de Eisenstein y otro de cine independiente argentino y muchos abandonaron el barco para siempre. O a la salida de la dictadura, cuando la participación en las instituciones culturales fue muy alta entre los ciudadanos. O tal vez el brevísimo changüí que nos dio el siglo XXI entre diciembre de 2018 y marzo de 2020, cuando pudimos disfrutar a pleno de las salas nuevas y de cierto frenesí por asociarse a la Cinemateca. Pero salvo esos escasos momentos, siempre la noche.

-La mayoría de las cinematecas en el mundo son subsidiadas por los Estados. ¿Han tenido alguna ayuda estatal para paliar las consecuencias de la pandemia?

-Han sido escasas las ayudas específicas por la pandemia. Hubo algunas exenciones de tasas fijas de servicios y algunos impuestos, además, ganamos el fondo butaca solidaria del MEC para una de nuestras salas. Pero sin duda, la ayuda más grande, y sin la que no sé qué hubiéramos hecho durante los cinco primeros meses de cierre, provino del proyecto en conjunto con TV Ciudad, que nos dio la posibilidad de seguir en contacto con nuestros espectadores y de programar películas que pasaron a exhibirse semana a semana, con la curaduría de Cinemateca.

-En la dirección de ir al encuentro del público, desde al año pasado se concretó un ciclo semanal de cine programado por Cinemateca en TV Ciudad. ¿Cómo evaluaron esta experiencia?


-Es una experiencia excelente porque, además de representar un ingreso por la curaduría, nos permitió seguir pasando cine cuando estábamos cerrados y porque, además, tuvo como consecuencia que muchos socios no se borraran, ya que lo interpretaron como un esfuerzo por mantener algún tipo de servicio en tiempos de cierre. La experiencia de salir por Tv Ciudad tuvo otro alcance: poder salir de las fronteras de Montevideo y llegar al interior.
A la vez hubo un impacto anímico que para nosotros no fue nada menor: tener la posibilidad de seguir trabajando a pesar del cierre nos ayudó a que este proyecto generara otros, con los cual nos fuimos sosteniendo esos meses, se vendieron contenidos para el Plan Ceibal, se hizo un autocine; en fin, sentíamos que el cierre era una contingencia que eventualmente iba a pasar en lugar de una catástrofe de la que no nos íbamos a poder recuperar.

 

-Recientemente se lanzó la plataforma de streaming +Cinemateca, para su instrumentación Cinemateca accedió al fondo Hilfsfonds de asistencia a instituciones culturales afectadas por la pandemia, creado por el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Federal de Alemania. ¿Cómo fue el proceso que culmina con esta nueva forma de relacionamiento para socios y público en general?

-Es un ejemplo de lo que te decía anteriormente, porque supimos del fondo a raíz de que nos propusimos hacer un autocine en el Espacio de Arte Contemporáneo con el Goethe-Institut y un conjunto de instituciones y empresas como la IM, la Organización de Estados Iberoamericanos, el Banco República, Musitelli y el Automóvil Club. La cuestión no era tanto el beneficio económico que pudiera salir de ese proyecto, sino seguir andando, mantenernos exhibiendo cine, no bajar los brazos. Y así fue que en el medio de un mundo analógico donde en pleno invierno estábamos tratando de colgar una pantalla de 12 metros en la pared de la excárcel de Miguelete, Christiane Schulte, la directora del Goethe-Institut, nos puso al tanto de la existencia de este fondo. Los tiempos eran cortos, pero nosotros ya teníamos un proyecto muy pensado e incluso presupuestado, porque la idea de la plataforma la veníamos manejando desde hacía mucho tiempo. Nos habían llegado varias propuestas de unirnos a plataformas que ya venían funcionando, quizás bajo la premisa de que como tenemos un archivo, tenemos películas, que es algo que no funciona de esa manera, porque desde el punto de vista de la distribución el mundo del streaming está totalmente separado. Lo cierto es que siempre aspirábamos a contar con una plataforma propia, porque es una gran herramienta que no se limita a permitirte pasar películas, sino que abre todo un universo nuevo que queremos explorar. Fue este fondo el que finalmente nos posibilitó realizar la inversión necesaria para desarrollarla, y aquí estamos.

-Para acceder a la plataforma se tiene un menú de posibilidades, dependiendo de la cantidad de películas, y además se tiene acceso libre al valioso archivo fílmico de Cinemateca. ¿Cómo es el diseño de posibilidades que ofrece la plataforma?

-La plataforma ofrece distintas modalidades de acceso, dependiendo de lo que desea el usuario. El catálogo está abierto para que cualquiera pueda ver qué películas están disponibles. Habrá algunas personas que quieran ver una película puntual, que no quieran atarse a un plan mensual, entonces pueden utilizar el sistema pay per view y pagar $115 para ver esa sola película. Luego estarán los que piensan que van a ver varias por mes, para los que hay planes de 12 o 24 películas, que salen $350 y $520, respectivamente. Luego están los socios de Cinemateca: ellos tienen 6 películas gratis mensualmente y es posible que haya algunos meses que tengan ciclos específicos para ellos u otros beneficios que iremos ideando. Sin embargo puede haber socios a los que eso le parezca poco, en consecuencia, pagando $200 (además de la cuota mensual que ya pagan) podrán acceder a 12 películas más. O a 24 más, si pagan $400.
Los clips de archivo son de acceso libre y tienen el agregado de que se aporta un contexto sobre las imágenes que van a ver, como el accidente aéreo de un caza de guerra en el barrio Reducto, la inauguración del teatro del Palacio Salvo, el centenario del entierro en suelo oriental de los restos de Artigas, un concierto de Alberto Castillo en el Palacio de la Cerveza, el velorio de José Batlle y Ordóñez, o el desfile por los 50 años de Parva Domus.
Lo que se intenta es contar la historia que enmarca esas imágenes: ¿por qué Uruguay había comprado 25 cazas de guerra?, ¿cómo era el avión que se estrelló? Nosotros sabemos que lo que se ve en esas imágenes es una hélice maltrecha y unos hierros retorcidos, pero también sabemos que cualquier aficionado al cine sabrá de qué aviones se trataba si le decimos que son los que liberan el campo de concentración japonés en el film El Imperio del Sol, de Steven Spielberg, donde un Christian Bale adolescente les grita “¡P-51, Cadillac del aire!”. Y es que para eso también sirve el cine, para permitirnos ver lo que ya no se ve. En el caso de Batlle y Ordóñez, no le íbamos a contar a la gente quién fue o qué hizo, porque eso no es necesario, pero sí le podíamos contar cómo murió. Hay un pudor muy grande en Uruguay sobre la muerte, y está bien, pero hay veces que se lleva a un extremo un poco absurdo. Eso hace que desconozcamos la causa de muerte de casi todas las figuras históricas, salvo que mueran en una batalla como Aparicio Saravia. ¿Será que esas muertes son consideradas gloriosas y las otras, detalles vergonzantes de la biología? Lo mismo para las imágenes de Alberto Castillo: el Palacio de la Cerveza, donde ofrece un concierto, es el Palacio Sudamérica y quiere la (mala) suerte que en 2020 ese lugar tan emblemático del Art decó montevideano se haya puesto a la venta. Y es que las imágenes del pasado no son nunca únicamente del pasado y esta pequeña sección de nuestra plataforma de streaming nos permite demostrarlo.
El archivo de Cinemateca es un archivo con muchos problemas de accesibilidad, porque Uruguay tiene un programa muy humilde de digitalización de sus acervos. No vamos a decir que lo de la plataforma va a resolver ese problema, no lo hará. Pero en la medida que podamos mostrar algunas imágenes y hablar de ellas estaremos cumpliendo con una función que ha quedado mucho tiempo relegada.

-Desde hace muchos años existe una alianza entre Cinemateca y Socio Espectacular, en estos momentos se está trabajando en conjunto en una plataforma de streaming del Socio. ¿Qué podemos adelantar al respecto?

-Cinemateca y Socio Espectacular están trabajando en conjunto para que Cinemateca le brinde al Socio las soluciones tecnológicas para su propia plataforma. Esa plataforma tendrá su programación propia, que reflejará la diversidad de espectáculos que pueden verse con la tarjeta de la institución, sean obras de teatro o películas, música u otros contenidos, no solamente en la modalidad video on demand, sino también streaming live.
Por nuestra parte estamos programando un conjunto de películas que son exclusivas de esa plataforma, mientras se va armando el resto de la programación de teatro, etc. Evidentemente la clausura temporal de los espectáculos públicos hará que en un principio no puedan estar disponibles los espectáculos en vivo, pero poco a poco la plataforma se irá llenando de contenido. Esperamos tener todo pronto en el mes de mayo, estamos acelerando los procesos, así que pronto tendrán buenas noticias.

-Estas plataformas no sustituyen lo intransferible de lo presencial, pero sí establecen otra forma de consumo cultural que llegó para quedarse. ¿Cómo imaginás el comportamiento del público pospandemia?

-Realmente es difícil de predecir cómo se va a comportar el público, no sabemos si la gente va a estar desesperada por salir o acostumbrada a quedarse en casa. Lo que sí sabemos es que, pase lo que pase, se vuelva o no a la total normalidad que nos fue arrebatada, las nuevas tecnologías que se imponen no desaparecen, sino que se integran a un menú cada vez más amplio de opciones. Lo interesante del caso del cine es que es la sala la que ofrece mejor solución tecnológica: pantalla más grande, sonido 7.1, mejores parlantes, proyectores de 18 mil lumens, una situación “de capilla”, es decir, oscuridad, silencio, reverencia. Pero lo que se está haciendo, integrando otras opciones, es atendiendo a distintas necesidades de las personas, y el mismo espectador puede preferir ver una película en streaming un día de semana e ir al cine en otras ocasiones más señaladas. Los habrá quienes decidan dejar alguna película para ver exclusivamente en el cine, por su especial atención a la fotografía —en la última entrega de los Óscar, la actriz Frances McDormand pidió expresamente a los espectadores que, en cuanto pudieran fueran a ver Nomadland en un cine— pero que elijan hacer revisiones de otras en streaming. Lo cierto es que hasta el cinéfilo más recalcitrante ha visto alguna película en la tele, en la computadora, en una tablet o en el celular, y de nada sirve negarlo. ¿De qué vale ponerse en un papel de purista si lo que se pierde es a la gente y la gente se pierde el buen cine? En este escaso tiempo en que ha estado en funcionamiento la plataforma de streaming de Cinemateca, han sido muchas las personas que nos han dicho “hacía tiempo que no veía una película tan buena”. Algunos eran antiguos socios de Cinemateca que habían dejado de ir a la sala por las más diversas razones. ¿Preferimos que esas personas no vean nuestras películas porque no pueden verlas en la sala o nos alegramos de que las vean aunque sea por otros canales? La respuesta es obvia.

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