Entrevista Central
Marcelo Diaz: «El espectador va a entender la obra emocionalmente»
Entrevistas Centrales / 31 enero, 2019 / Luis Vidal Giorgi
Marcelo Díaz, director argentino que ha desarrollado la mayor parte de su carrera en Alemania, luego del estreno de su versión de “Casa de muñecas” de Ibsen; aborda con El Galpón un espectáculo que parte de un proceso creativo basado en la improvisación y la investigación, sobre una temática de intensa vigencia: la inmigración.
–Al ser una obra que parte de un proceso de investigación sobre el tema y que se va creando en el proceso, ¿cómo es la metodología aplicada a su elaboración? ¿Cuáles son los pasos a seguir, las imágenes, las situaciones de los personajes elegidos?
-La metodología de elaboración del proyecto se basa en la improvisación. Es un tipo de improvisación muy diferente, porque no son improvisaciones demasiados concretas, estamos buscando imágenes polisémicas. Trabajamos con otro tipo de consigna, por ejemplo: me quiero dar una pequeña alegría; quiero cambiar mi identidad, vos sos mi casa.
Con este tipo de estímulos, dejo un tiempo a los actores, mientras el músico está tocando todo el tiempo, guitarra, piano —tenemos música en vivo—. Luego los actores, a partir de eso, van proponiendo imágenes, pequeñas situaciones. Yo las recojo, les cambio matices, las desarrollo.
Entonces depositamos en una caja —yo le llamo así— todas las imágenes y situaciones válidas. Con las cuales luego armaré el collage, porque la obra es un collage.
–El tema de la inmigración es un tema muy actual, tú mismo eres un inmigrante, muchos de los actores son descendientes de inmigrantes y en este momento en nuestro país hay una fuerte inmigración latina. ¿Cómo abordaron el tema y qué aspectos son los elegidos?
-Nosotros no queremos hacer una obra que hable sobre personajes concretos, no va a haber un sirio o un venezolano, va ha haber tres actores uruguayos y tres actores alemanes, que van a hacer de ellos trabajando en distintos idiomas. Y efectivamente el tema de la inmigración es un tema que nos atañe a todos, yo mismo soy inmigrante, viví ya en cuatro países diferentes, entonces tratamos de tomar material de nosotros mismos, pero también de investigaciones que hacemos: hemos leído muchos tratados, nos hemos encontrados con expertos en inmigración. Y es un material riquísimo para trabajar, abordamos el tema a partir de la experiencia personal, de lo que hablamos, pero nunca de historias concretas; al ser un collage no hay desarrollo de personajes, sino que desaparecen, y son actores que están en determinadas situaciones o imágenes.
–En la puesta en escena en particular, ¿qué elementos destacarías?
-Esta es una puesta particular porque no tiene una historia, aunque dentro del collage haya pequeñas historias: un personaje que vuelve a aparecer en momentos de la obra, músicas y motivos que se repiten; todo esto va creando un hilo conductor. La puesta en escena va a vivir muchísimo de una escenografía muy sugerente y particular, que es un gran portón de metal oxidado, derruido, que se abre y se cierra, y cada vez que se abre aparecen nuevas cosas, sorpresas, imágenes, personajes. Y en la obra hay mucha música, porque hay poco texto, que está en cinco idiomas diferentes —castellano, portugués, alemán, inglés e italiano— y dialectos —algunos del sur de Alemania—.
Lo que el espectador va a rescatar de esto, es que va a entender emocionalmente la obra, no racionalmente. Es una propuesta teatral que es diferente, que deja impresiones, emociones, entra por los poros, no por el pensamiento. Cuando yo pregunto a los actores lo que entendieron, hay interpretaciones muy distintas, creo que esto va a pasar con el público. Es una obra que invita al espectador a participar activamente, en el sentido que es presentada de una manera muy sensorial.
–El elenco está formado por actores uruguayos de El Galpón y alemanes de la ciudad de Núremberg. ¿Cómo ha sido el encuentro creativo de ellos en base a la propuesta?
-El encuentro creativo ha sido maravilloso. Vivimos una fiesta en cada ensayo. Ellos no se entienden idiomáticamente, a veces el inglés ayuda un poco, pero nadie habla el inglés tan fluido como para que sea un idioma común: se habla castellano, alemán e inglés… se traduce. Pero en el escenario el entendimiento es increíble, y te das cuenta de dos cosas: una, que el tema del teatro es muy universal, y, segundo, que las necesidades más básicas del ser humano son muy universales, a pesar del terruño donde uno se crió, de las diferencias culturales, de temperamento, religiosas. Creo que hay denominadores comunes que hacen al ser humano, sea de dónde sea. Y esto lo palpitamos en todos los ensayos y creo que va a ser una de las tesis del espectáculo.
Pablo Pippolo: “Nos interesó la temática y que fuera realizada en conjunto con otro país”
Pablo Pippolo es un actor formado en la escuela de “El Galpón”, que viene desarrollando una carrera ascendente, mostrando su solvencia en distintas facetas actorales. Participa junto a Anael Bastarrica y Sofía Morales del proyecto sobre la inmigración que estrenan a fines de febrero con actores alemanes. Conversamos sobre el espectáculo con él.
–¿Cómo surgió y se fue desarrollando el proyecto de esta obra binacional?
-Es un proyecto que se llama Tránsito, sobre la temática de la inmigración, en un proceso de investigación. En la Comisión Artística, nos pareció muy interesante la temática y que fuera hecho en conjunto con otro país; en este caso con Alemania, con el Grupo de la ciudad de Núremberg. Lo presentó el director Marcelo Díaz, con tres actores alemanes y con los actores de El Galpón, que somos Anael Bastarrica, Sofía Morales y yo.
Nos interesó mucho la temática, es algo que estamos viviendo en Uruguay ya desde hace tiempo, la gran cantidad de inmigrantes que está viniendo, y en Alemania está muy vigente. El año pasado estuvo Marcelo con algunos integrantes del grupo alemán, tuvimos algunos encuentros para conocernos y ver la forma de trabajo. Y fue una experiencia muy linda esos encuentros, ese tipo de trabajo de investigación. Nos planteaba, por ejemplo, una frase o pauta, y en grupo de dos teníamos que preparar algo en diez minutos para mostrar; a partir de eso, él lo tomaba y lo transformaba, nos pedía que los ejercicios fueran por el lado más abstracto. Vimos videos de Pina Bausch como referencia.
Usamos los varios idiomas como el inglés, el portugués, el alemán y el castellano, pero el espectáculo no va a estar apoyado en la palabra como vehículo para que puedas comprenderlo, apunta más a imágenes, situaciones. Asimismo, el director nos pidió que conversáramos con inmigrantes en nuestro país, para ver como ha sido ese cambio, el choque cultural y especialmente el día a día, la vida cotidiana, desde las comidas a las maneras de hablar, cómo lo fueron viviendo y adaptando, esas historias también forman parte de nuestros recursos para la creación de la obra. Yo particularmente conversé con dos amigos, uno venezolano y otro colombiano. Y es muy estimulante estrenar una obra de estas características en Alemania y en nuestro país. También la vamos hacer para extensión estudiantil.