Entrevista a Guillermo Casanova
Entrevistas / 13 agosto, 2020 /
La nueva programación
Desde el 13 de marzo, cuando se anuncia las restricciones impuestas por la pandemia de alcance mundial, el teatro El Galpón ha instrumentado una serie de acciones que van desde la solidaridad hasta la adecuación de la programación, contemplando el aspecto sanitario —a partir de un protocolo creado por el Instituto Pasteur—, para viabilizar la presencialidad del público, pero también incorporando la modalidad virtual, vía streaming, de presenciar los espectáculos ofrecidos. Para el manejo de esta herramienta audiovisual se convocó a Guillermo Casanova, director y productor de reconocida trayectoria y experiencia. Fuimos a su encuentro para tener conocimiento de los entretelones de esta nueva modalidad que vino para quedarse.
–A partir de la irrupción de la pandemia, y la consiguiente prohibición de los espectáculos públicos, las expresiones artísticas tuvieron que usar el recurso de la virtualidad ¿Cuál es la idea que tiene El Galpón en función de las circunstancias actuales?
-En definitiva, es una estrategia y una herramienta de trabajo para darle al espectador, ya sea de forma presencial o virtual, la posibilidad de ver un espectáculo de teatro. Obviamente el espectáculo de teatro visto en un teatro es una cosa completamente distinta a ver una obra de teatro por televisión o por streaming, que vendría a ser la transmisión de cualquier contenido de medios, ya sea en vivo o grabado, que se puede disfrutar en computadoras u otros dispositivos a través de internet y en tiempo real. Por ejemplo, videos musicales, programas de televisión, etc.
-Desde los ámbitos teatrales se ha discutido de la efectividad del teatro filmado, por la singularidad intransferible de lo presencial. Tengo entendido que hay técnicas específicas más compatibles con el formato teatral.
-Más que una cuestión de técnicas, se trata de que nosotros no queríamos hacer un teatro filmado. Justamente, porque si haces un teatro filmado a los cinco minutos te aburriste, ya que estás utilizando los recursos cinematográficos que no necesariamente avienen con la esencia teatral. Pero ahora estamos pensando en hacerlo de forma experimental —cuando digo experimental no es probar y ensayar, sino en el sentido de que vamos a hacer obras filmadas, pero desde un lugar donde se pueda ver al espectador, las butacas, etc. —. Las cámaras van a estar ubicadas de forma distinta a lo que es una realización cinematográfica de planos generales y planos contraplanos; se ubicarán desde otro ángulo en el que se evidencie que lo que estás viendo es una filmación, sin ningún artificio. Es decir, no se pretende que entres al mundo de la obra de teatro o que entres al mundo de la realización cinematográfica. Esto es otra cosa. Es como filmar un concierto: cuando vos escuchas música, simplemente escuchas música; pero cuando grabas a unos músicos en planos cerrados y ves cómo tocan los instrumentos, ya entran en juego otras cosas… y esto vendría a ser algo parecido.
– Es decir, la filmación no se detiene, no hay cortes; no se corrige un furcio, por ejemplo, ¿no es así?
-Sí, claro. Es en vivo. También tenemos la expectativa de filmar obras que sean presenciales —que esperamos que sea cuanto antes—. La idea es filmar al público mientras ve la obra; mostrar la obra y el público desde diferentes ángulos, desde diferentes posiciones. Obviamente, si es una obra para niños esos espectadores van a ser mucho más divertidos, porque vas a ver las risas y los saltos de los niños. Pero también, en una comedia o en un drama, vas a ver reflejado los sentimientos del espectador. Esa es un poco la propuesta. No va a ser un plano cerrado del espectador, sino más bien una toma más amplia en la que se vea el público, con el fin de estimular una actitud más presencial.
-¿Se van a filmar las obras que fueron seleccionadas a partir del llamado que realizó El Galpón cuando presentó su protocolo?
-Hay varias propuestas. Haremos obras de teatro que ya se hicieron, y las trasmitiremos en vivo. Empezamos a trabajar con El monstruo de colores, con Todo por culpa de ella, y cuando las obras sean presenciales, la propuesta es que haya otras obras de otros teatros durante todos los días de la semana —menos los lunes que va a haber música—. O sea, la propuesta es que también haya músicos tocando para el público y para el streaming. ¿Por qué? Porque, de alguna manera, disponemos de una sala con un aforo de ochocientas personas en la que ingresarán un máximo de doscientos espectadores; por lo que se supone que las entradas van a estar agotadas; pero, si además hacemos un streaming live, los que se hayan quedado sin entrada tendrán la posibilidad de ver la obra con la misma gente que está en la sala. La idea es que estés, de alguna manera, viviendo el mismo momento que los espectadores presenciales.
-A partir de tu larga experiencia, ¿sentís que esto es algo nuevo para vos?, ¿algo te motiva de manera distinta?
-Sí, claro. Esto es nuevo. De cualquier manera, hace tiempo que venimos trabajando con esta propuesta del streaming, de las cámaras. Porque una cosa es trabajar con cámaras y varios cameraman, que es carísimo. Si lo hacemos, por ejemplo, con tres cámaras, tres cameraman, tres asistentes, se torna aburrido y caro. De esta manera lo que estamos tratando de proponer es un cambio en la manera de ver; el formato es con catorce cámaras, pero sin ningún cameraman. La propuesta es que haya catorce cámaras en distintos lugares del escenario, para darle una dinámica distinta a la obra.
-Entonces, esto implica un gran trabajo de edición…
-Hay un trabajo de edición en vivo… ese es el gran trabajo. Y la gran propuesta es disponer de esta cantidad de cámaras, puestas al servicio del escenario, lo cual permitirá agilizar la obra. La idea es que también haya cámaras en el vestuario. Que haya cámaras en el hall, en la calle, de manera que puedas ver la entrada de la gente, los actores maquillándose, preparándose, entrando a la obra. Darle todo un preparativo. No es que arranque de cero la obra, sino que, ya 15 minutos antes de que suba el telón, abrir el streaming, como para ir viendo los preparativos.
-Es un lindo desafió de interpretación de esta nueva realidad, tanto para vos y tu equipo como para el público y los actores…
-Hermoso, sí. No es fácil, estoy aprendiendo. Para esto nos dio una gran mano Leo Correa, que es el director de cámaras de VTV, de los partidos de fútbol y de la murga. Obviamente, él tiene mucha más experiencia que nosotros en este rubro; en ese sentido, nos tranquiliza que nos haya dado para delante… nos dijo que íbamos por buen camino.
La idea es que cada vez se irá mejorando, eso sin duda. Es un formato que vino para quedarse, y eso es bueno. Cuando nosotros arrancamos hace años con la publicidad, inventamos el efecto cine; es decir, sacarle un campo a los cuadros de video —que eran de veinticinco—: los pasamos a veinticuatro, y todo el mundo se creía que era cine. Ese fue un invento de los uruguayos. Y esta propuesta tiene una pretensión similar, la idea es, con la poca plata que hay, hacer cosas nuevas y buenas. Apostar a cámaras que no son cámaras de estudio implica experimentar y probar para que esto tenga un nivel de bueno para arriba.