Entrevista a Gabriel Calderón.

Entrevistas Centrales / 2 mayo, 2022 / Luis Vidal Giorgi

Gabriel Calderón: “Me gustaría, y creo que responde un poco más a este tiempo, que la Comedia fuera una plataforma de actividades y no techo o cumbre de llegar a un lugar, ser la oportunidad de pensarnos distintos todos”

Gabriel Calderón (1982), representante de una generación que irrumpió con fuerza en el siglo XXI en el medio teatral nacional, desde su dramaturgia con proyección internacional, como también en la dirección, la formación y, asimismo, participando en el delineado de nuevas políticas culturales desde el MEC en administraciones anteriores. Es desde este año director de la Comedia Nacional. Conversamos sobre las propuestas para este año en cual el elenco municipal cumple 75 años de su creación.

 

-En la evolución de la Comedia han existido momentos de inflexión: por ejemplo, recuerdo en los periodos de Jaime Yavitz, al convocar a Carlos Aguilera y autores nacionales como Carlos Varela, coexistía con la línea de Eduardo Schinca y los clásicos, también —en democracia ya— se invitó a un director extranjero relevante como Aderbal Freire. Con Héctor Vidal, se definía tres áreas de obras que tenían que estar en el repertorio: los clásicos, la dramaturgia contemporánea, incluso la experimental para darla a conocer en el medio, y el autor nacional. Con Mario Ferreira, que coincidió con la apertura de la nueva sala Zavala Muniz, hubo un ciclo de espectáculos teatrales-musicales y se convocaron varios directores extranjeros. Entonces, ¿cuáles serían algunos de los elementos que quisieras que al terminar tu mandato sean sus huellas o características?

-Una de mis ideas es salir de la discusión, que es buena, de programación y artistas, y abrir la Comedia, relacionarla de manera real; ¿qué quiere decir de una manera real?, que no por hacer una coproducción se establece una relación, tiene que existir una voluntad de trabajar en conjunto y establecer una relación a largo plazo, en tres sentidos: con el público, incluso con el que no viene; con los artistas, incluso los que no trabajan con la Comedia; y con el mundo, sobre todo con los que no nos conocen. Uno de los peligros es que la Comedia se debilite, es decir, abrirse tanto que pueda perder identidad.

Yo quisiera que uno de los desafíos sea que abriéndonos, mezclándonos, proyectándonos, la identidad de la Comedia, si es que existe, se fortalezca. Para eso se necesita una cierta línea de programación y una cierta relación con los artistas, no es lo mismo los artistas que te pueden ayudar a establecer lazos estables con el sistema teatral independiente, que los que te pueden ayudar a trazar una proyección internacional. Y a veces ser una plataforma para que ciertos artistas uruguayos establezcan lazos internacionales y otros trabajen en el teatro independiente o sean conocidos por el gran público.

Desde ese lugar es que yo empiezo a pensar este trabajo con la Comedia, en qué podemos hacer… Sobre todo después de una pandemia, ya que el sistema teatral independiente, que siempre fue frágil, está mucho más frágil de lo que históricamente estuvo. La cuestión es cómo podemos hacer nosotros para mezclarnos y ayudar a mejorar, ya que somos unos privilegiados en el sistema teatral. En la relación internacional hay una discusión que es distinta a la de hace unos años, hay artistas que establecen una relación, yo soy uno de ellos; la Comedia no puede salir a ocupar esos lugares, ya que para ellos su proyección internacional es su única manera de lograr vivir del teatro, la Comedia no puede fagocitar esos lugares.

Y con el público me parece que hay muchísimo espacio para ganar, es una mirada que yo continúo de cuando hacía teatro independiente, pensar solo en las salas llenas es pensar de una manera acotada. Yo siempre pienso que ninguna de esas voluntades que apuntan a la popularización del teatro va en desmedro de la calidad artística, nada se hace declinando para atraer gente. Si uno piensa que lo que hace tiene un valor, hay que pensar cómo hacés para que más gente venga, y si no puede venir porque la locatividad es limitada, cómo hacés para que tengan alguna experiencia, y eso tiene que ver con las notas, con la comunicación, con los videos, con que conozcan a los artistas, que sepan que no solo trabajan en esta obra o en este teatro.

Me gustaría, y creo que responde un poco más a este tiempo, que la Comedia fuera una plataforma de actividades y no techo o cumbre de llegar a un lugar, ser la oportunidad de pensarnos distintos todos, que trabajar con la Comedia sea distinto a lo que era, que programe un autor es distinto a lo que era. Es en la discusión que estoy, porque no es una idea solo mía. Por ejemplo, cada una de las obras que pensamos en la programación con el Consejo trata de discutir algunas de las ideas tradicionales de lo que se puede hacer en la sala grande del Solís o lo que representa Thomas Bernhard como un autor complicado.

-Hubo momentos en el medio teatral que había ciertas resistencias al autor nacional, Walter Reyno, que lo defendía, decía que el autor nacional se hacía más por deber que por convicción. Ahora las cosas han cambiado, hay una importante camada de nuevos autores, entre los que te incluís, además hay espacios formativos. ¿Qué lugar va a ocupar el autor nacional en esta etapa?

-También por ahora me salgo de la discusión, en el entendido que el autor y la autora van a estar para ser parte de la programación; igual señalo que no es lo mismo apoyar al autor nacional hace 75 años, cuando se creó la Comedia, que hace 20 o 30, que no había esto que señalábamos: hoy hay una tecnicatura, becas, fondos de apoyo y autores y autoras presentes. Yo creo que hay que apoyarlo pero hay que pensarlo. Uno de mis diagnósticos es que a mí, como autor nacional, me ayudó mucho dirigir a otros autores, que si el autor-director se autodirige solo, su conocimiento de dramaturgo queda muy restringido a su propia dramaturgia; me parece que la Comedia puede aportar a los autores nacionales no estrenándolos sino ofreciéndoles direcciones que no son de su autoría. Creo que la experiencia de hacer textos contemporáneos potentes es muy formativa. Eso que hace el director al buscar en otra voz que no es la propia. Se puede apoyar entonces desde otra mirada y esto no va en desmedro del autor nacional, que tiene que ser representado.

-Para la actividad de este año entonces, ¿qué destacarías?

-Yo destaco, primero, cosas que no son obras necesariamente. Destaco que nosotros, ahora en junio, vamos a hacer tres obras con y en el Teatro La Gaviota con FUTI y grupos de teatro emergentes, son cincuentas artistas entre actores, actrices, directores, diseñadoras de los cuales la Comedia aporta unos doce. Luego la Comedia se estaría yendo a estrenar un espectáculo al Festival de Teatro Clásico de Almagro, yo quería ir con una obra que no fuera de un teatro clásico, pues sentía que no era una forma que pudiera representar hoy a la Comedia, entonces vamos con una reescritura al cubo de Calderón de la Barca, escrito por el creador chileno Guillermo Calderón y dirigida por mí.

En setiembre vamos a estrenar en el interior, luego de diez años, Esperando la carroza, de cuyo estreno en la Comedia se cumplen 60 años, realizaremos una gira. Y en octubre cumplimos 75 años, vamos a hacer 24 horas de actividad, hora a hora vamos a tener una actividad en algún lugar de la ciudad o presencias virtuales, en conjunto con TV Ciudad y con la EMAD. Que represente este festejo esta diversidad de posibilidades, que no sea solo una obra.

-Ese aniversario puede ser una excusa para que la Comedia, que ha perdido un poco de presencia en la difusión de su actividad, a veces por temas presupuestarios, dé a conocer más ampliamente a la ciudadanía lo que realiza, que constituye un bien cultural accesible. Y más hoy que en las redes sociales y en programas hay voces destempladas que hablan de cerrar TV Ciudad, que la ilarmónica es un gasto innecesario o políticos que rebajarían de categoría el Departamento de Cultura. ¿Cómo hacer para que la Comedia esté presente en los ciudadanos y que sepan que es de ellos?

-Toda discusión que achica, atrasa. Y la Comedia tiene que ser una muestra de eso, mostrando que está más proyectada, más relacionada, con ejemplos, no con discursos, con su accionar, mostrando que el camino es ampliar, y que ese ampliar no es en desmedro de los demás. La discusión de cuánto se le va a dar al teatro independiente o cuánto a la Comedia, o que hay que cerrar TV Ciudad, es dar una discusión adentro de un balde. En ningún otro rubro, en este país, se da una discusión así, nadie plantea cerrar hospitales para abrir escuelas, dejar de entregar viviendas para que se limpien las calles, nadie lo plantea, pero en cultura sí, entonces nosotros tenemos que demostrar que esa es una discusión absurda y que lo único que demuestra es ignorancia, pensar que lo único que vale es lo que yo quiero y lo que a mí me interesa y que el resto no tiene lugar en la ciudad. El trabajo de la Comedia es demostrarlo con obras, no con el discurso de las obras, con las acciones que esas obras llevan, ese es el desafío.

– Les insisto a mis alumnos que pueden venir un sábado de noche al Solís a ver un espectáculo de la Comedia Nacional por doscientos pesos, se asombran pues no lo saben.

-Y por cien pesos, si son estudiantes… ¡y es verdad que no lo saben! Ahora que, después de muchos años, volvimos a hacer funciones populares los jueves y que el miércoles, por ejemplo, para Estudio para la mujer desnuda las entradas se agotan rápidamente, es una grata sorpresa ver tanta gente joven que viene. Tenemos convenio con la Universidad, con los estudiantes de escuelas de teatro y si hay alguien que no puede pagar que nos escriban.

Sin duda la comunicación, que engloba varios aspectos, hay que volverla muy real y mostrar que es esto lo que queremos, queremos que participen de una actividad que es propia de la ciudadanía toda y no exclusivamente nuestra.

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