Dervy Vilas (1933-2019)

Entrevistas Centrales / 28 noviembre, 2019 / Luis Vidal Giorgi

 

Entrañable artista que deja su honda huella.

 

Las facetas creativas de Dervy Vilas fueron múltiples, desde su acercamiento al teatro a partir de la actuación, de la cual fue derivando al rol de director, docente, adaptador, gremialista y gestor de actividades culturales: diversas manifestaciones de su labor que han dejado su huella, sobre las cuales queremos recordar algunos de sus aspectos más significativos. Resaltando, en esta evocación homenaje, asimismo su bonhomía, su carácter afable y buscador de coincidencias, características que iluminaron, junto a su diversificación creativa, su entrañable personalidad.

POR EL TEATRO DEL BARRIO AL CENTRO

Su acercamiento al teatro comenzó en un club de barrio, cuando el barrio era uno de los principales agentes de socialización, en el legendario Club Atlético Tuyutí de la Blanqueada, decimos legendario pues uno de sus amigos y vecinos lo inmortalizó en una serie de letras de La Margarita, a las cuales  luego Jaime Roos le puso música: su vecino de adolescencia era el dramaturgo Mauricio Rosencof. Allí Dervy hizo, como se decía antes, sus primeras armas en el arte filodramático.

Luego en el IAVA, donde se concentraba los estudios de bachillerato en los años 50, se vinculó al grupo que ensayaba y representaba en ese centro de estudios, se llamaba El Aula Escénica; allí participó en obras como Los de la mesa diez de Osvaldo Dragún. Un día la directora invitó a Atahualpa del Cioppo a ver un ensayo, y luego, según recordaba Dervy, en un reportaje que le hicimos para esta revista en el 2013, “caminado rumbo al Sportman a tomar un café, Atahualpa me dijo: «¿A usted no le interesaría trabajar en una obra que yo estoy dirigiendo? Es de autor alemán, se llama Bertolt Brecht». La respuesta fue inmediata, le dije que sí. «Entonces lo espero el lunes en Mercedes y Roxlo, en El Galpón»”. Era el año 1957 y, desde ese lunes, Dervy no se fue más de El Galpón.

Comenzó a actuar en obras como El Herrero y el Diablo, de Gené, dirigido por Ugo Ulive, y El Gran Tuleque, de Rosencof. Luego hizo la escuela de la institución, dirigida en ese momento por otro grande del teatro uruguayo que se fue este año: Jorge Curi.

MAESTRO EN EL TEATRO INFANTIL

Dervy, con el paso del tiempo, fue derivando a la dirección y a la dramaturgia, especialmente en el rubro teatro para niños. A partir de un seminario de autores que inició El Galpón, Dervy escribió su primera obra: Sin ton ni son, en el año 1968, la cual, dirigida por Bernardo Galli, obtuvo el Florencio a Mejor espectáculo para niños. Luego el Teatro Circular lo invita a dirigir y allí estrena otra obra suya: La ronda Gironda, con la cual también obtiene un Florencio.

La actividad como adaptador y director de teatro para niños fue fundamental en la huella de Dervy Vilas; entre sus obras destacamos las realizadas con canciones de María Elena Walsh: Canciones para mirar, que permitió el acercamiento al mundo mágico de Walsh a millares de escolares uruguayos a través del Programa de Extensión de Teatro El Galpón.  Y sus adaptaciones de otro personaje muy querido de los niños uruguayos, el Sapo Ruperto, de Roy Berocay, espectáculos que  constituyen grandes hitos en el teatro infantil del Uruguay.

Para esta nota le pedimos al actor Roberto “Chico” Andrade, que fue invitado por El Galpón para protagonizar el Sapo Ruperto, que nos hablara de ese recordable espectáculo: “El trabajo del Sapo Ruperto I y II fue una experiencia única. Dervy dirigió los dos espectáculos con mucha creatividad, fluidez y contundencia. Nos cuidó a todos los actores con mucha dedicación y paciencia, ya que teníamos que afrontar varios retos: actuar (con una férrea máscara), bailar, cantar, hacer acrobacia y realizar peleas con armas blancas. Agradeceré siempre a Dervy el haberme convocado para ese trabajo”.

En su trabajo como adaptador, ya en teatro para adultos, obtuvo un Florencio por su versión de Lorenzaccio, dirigida por su amigo Omar Grasso; asimismo, es imprescindible recordar que fue, junto a Antonio “Taco” Larreta, el realizador de la versión de Fuenteovejuna de Lope de Vega. Espectáculo emblemático de El Galpón, ya habitando en su sala grande de 18 de Julio, en el año 1969, una obra que agotó las 600 localidades de la recién inaugurada sala durante dos años.

HUMANISTA, DIRECTOR Y DOCENTE

Como director, entre sus varios títulos, señalemos Ay, Carmela, de Sanchis Sinisterra, y El jardín de los cerezos, de Chéjov, que fue la obra con la que se reinauguró la Sala Campodónico. En la obra de Sanchis, dos actores de revista durante la Guerra Civil española, que actúan en el bando republicano, caen por error en la zona franquista y son obligados actuar ante las tropas franquistas antes del fusilamiento de prisioneros republicanos. En ambas obras, Héctor Guido fue protagonista y, en el recuerdo de Dervy, nos comentó: “Ese espectáculo, que se estrenó en el año 90, nos marcó tanto a Dervy, como a María Azambuja y a mí; fue muy impactante la recepción que tuvo en el público y, a la vez, fue una obra de muchas giras por su posibilidad de trasladarla; en esos viajes la relación de amistad con Dervy se profundizó y siempre fue un referente también por su actividad como directivo del teatro y como gremialista. Tenía el don de reconocerte los logros y hacerte sentir bien por su preocupación permanente por el otro”.

Dervy Vilas también fue docente en las escuelas de El Galpón y de Teatro Circular, en lo personal fue docente nuestro en la etapa de la dictadura, donde a la escuela del Circular se habían unido los alumnos de la escuela de El Galpón, ya que con el cierre de su teatro habían quedado sin cursos; con Dervy hicimos el egreso trabajando un año el método Stanislavski y con textos de Chéjov;  estando en cartel un tiempo, fue una intensa experiencia de aprendizaje y compañerismo con la siempre cálida guía de Dervy.

Asimismo, como gestor y dirigente en el ámbito teatral, fue directivo de la Sociedad Uruguaya de Actores, integrante de la Cofonte, del Instituto Internacional de Teatro, delegado en la Federación Internacional de Actores y en otras organizaciones internacionales.

Como promotor y gestor cultural hay que destacar su estada al frente de las actividades culturales en la Feria del Libro desde 1978 a 1999, donde organizó la venida de literatos como Octavio Paz, José Saramago, Osvaldo Soriano, o creadores como Fontanarrosa, Dolina y Quino, entre otros. También estuvo a cargo de actividades culturales en el Club Banco República.

COMUNICADOR AMABLE EN TIEMPOS DIFÍCILES

Y otro aspecto fue su actividad como comunicador en la radio CX30, donde empezó en el año 1976 con el programa para niños El Ratón Rabón; luego fue el Programa de los niños, desde 1980, con la que sería luego su esposa y madre de sus dos hijos, Mercedes Bocage. Allí en la épica CX30 de Germán Araújo, produjo el programa de Milton Schinca Mundo abierto, y luego, cuando Schinca marcha al exilio, el de Alfredo Percovich.

Recibió premios como el Alberto Candeau en el 2013, que es otorgado por los actores a sus pares por su contribución a la sociedad. Y fue declarado Ciudadano Ilustre de Montevideo en el 2014.

Por sus múltiples aportes como creador, gestor, organizador, dirigente, docente, comunicador, Dervy Vilas será recordado. Y, especialmente, también por su calidad humana y generosidad, siempre interesado en el otro y en mejorar la convivencia para lograr una sociedad más justa. Si Brecht decía: “También la ira contra la injusticia pone ronca la voz. Desgraciadamente, nosotros, que queríamos preparar el camino para la amabilidad no pudimos ser amables…”, Dervy Vilas logró en esa lucha mantener la amabilidad ante todo. Salud.

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