-¿Cuándo comenzó tu formación actoral?
-Nació como una curiosidad, algo que estaba latente en mí desde que era adolescente. Mi madre y mi padre se habían conocido haciendo teatro y yo sentía una gran intriga por respirar ese mundo, que de alguna forma era parte de mi historia. Hoy siento que fue el motor que me impulsó a dejar de estudiar medicina y a tomar la decisión de correr el riesgo por algo desconocido pero a su vez familiar. Empecé a estudiar en la Escuela del Actor y luego mi formación continuó en la escuela del Teatro Circular de Montevideo. La escuela fue una experiencia que atesoro en mí. Significó sumergirme en un proceso de aprendizaje y de entrenamiento sobre el oficio, que me permitió conocerme a mí misma hacia el encuentro con los demás.
-¿Cuál es tu mayor motivación dentro del teatro?
-Me motiva generar espacios donde poder expresarme como artista, desde un lugar honesto y genuino conmigo misma. El encuentro y la construcción en colectivo, la investigación de nuevas formas y lenguajes de expresión y el placer de bucear en aquello que resulta extraño o ajeno a nuestros lentes. Lo que sucede a nivel generacional también me motiva y me impulsa. Poco a poco la cancha también se está abriendo hacia las nuevas generaciones, hay muchas compañeras y compañeros escribiendo, estrenando sus propias obras con convicción, garra y esfuerzo. Eso motiva y genera una energía que contagia.
-¿Es importante para una joven como vos pertenecer a una institución como el Teatro Circular de Montevideo?
-El sentimiento de pertenecer a un lugar es importante, sea cual sea. Hoy parte de mí está en el Circular. Considero que estoy integrando una institución con una gran historia en el teatro uruguayo, con un decir y una identidad que definen su existencia como tal. Y por otro lado, también es un espacio de construcción, ya que la institución también se refresca con los nuevos albores y aportes que impulsan las nuevas generaciones.
-¿Tu generación tiene un punto de vista crítico respecto a su experiencia formativa?
-Sí, siempre fuimos muy conscientes y críticos sobre nuestra formación. Cuando estábamos en la Escuela siempre tuvimos inquietudes por los docentes que queríamos tener en el futuro, y nos interesaba conocer y transitar por diferentes lenguajes artísticos. Eso muchas veces era tenido en cuenta por la institución. Fue una formación muy íntima y personal, alejada de cualquier formato tradicional. Lo cual para quien viene de instancias educativas o formativas más estructuradas rompe con los esquemas.
-Como joven, ¿cuáles serían los temas que te interesaría trabajar en un espectáculo?
-Me interesan los temas que agrietan una pulsión social y que tienen un poder de desenmascarar la realidad. El desencuentro, la incomunicación, la pérdida o reconstrucción de identidades y la soledad.
-¿Tenes algún proyecto?
-Actualmente estoy trabajando en un proceso de investigación, el cual ya lleva unos meses de ensayo, junto con Gustavo Bianchi, y que quizás el año que viene pueda transformarse en algo más concreto.