La revista Socio Espectacular en todos estos años ha venido cumpliendo mes a mes una función de informar y difundir la labor cultural que se desarrolla en nuestro país. Por este motivo, nos pareció adecuado contar con un espacio donde podamos conocer a quienes ejecutan la acción que tanto disfrutamos, esos señores llamados actrices y actores, tantas veces postergados, desconocidos para el público en general. Les proponemos conocer a quienes con su arte nos general el placer en cada una de sus creaciones.
En esta entrega: Cristina Machado & Guillermo Robales
CRISTINA MACHADO
-¿Cuándo decidiste dedicarte a la actuación?
-Recuerdo que a los 15 años, en un impulso adolescente, fui a la EMAD (Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático Margarita Xirgu) con la intención de inscribirme. La respuesta fue que los requisitos para ingresar eran: 18 años de edad y el bachillerato completo. Volví a mi casa desconsolada. Hice Preparatorios de Derecho y esperé cumplir 18 años para poder ingresar a la EMAD. De todas maneras pienso que mi vocación había nacido antes. Si bien no fui una asidua espectadora de teatro durante la niñez, vi mucho cine y la representación de los personajes que veía en la pantalla formaron parte de los juegos de mi infancia.
-¿Cuál es la herramienta fundamental que un actor debe tener para la creación de un personaje?
-La sensibilidad es un factor fundamental en la creación de un personaje. Desde luego que la técnica es una herramienta necesaria. Creo en la formación académica, en la experiencia y en el oficio. A la pregunta sobre si un actor nace o se hace, respondería que nace y luego adquiere la formación y los elementos técnicos para desarrollar esa sensibilidad. Recuerdo que hace dos años, en 2015, en «Víctor o los niños al poder» de Roger Vitrac, dirigida por Margarita Musto, tenía que interpretar una niña de 6 años. Nada más distante de mi edad. No fue la técnica la que me guió para componer esa niña, sí la memoria emotiva, la intuición y la sensibilidad. ¿Qué camino transitar para llegar a ese lugar? No podría definirlo. Sí sé que apareció la niña y fue una experiencia conmovedora.
-¿Cuántos años hace que pertenecés al elenco oficial de la Comedia Nacional?
-Muchos. 37 años: ¡una vida!
-¿Hay referentes que te han guiado en tu carrera artística?
-Sí, grandes referentes: mis maestros Eduardo Schinca, Elena Zuasti, Omar Grasso, Villanueva Cosse. Fueron mis profesores en la EMAD y luego tuve el privilegio de ser dirigida por ellos en teatro profesional. También fueron referentes para mí: Antonio Larreta, Jorge Curi, Aderbal Freire.
-¿Recordás alguna obra en especial entre todas las que realizaste?
-Recuerdo varias. Las que más me enriquecieron por diversas razones fueron: «A pico seco» de George Feydeau, dirigida por Eduardo Schinca. «El Acero de Madrid» de Lope de Vega, también dirigida por Eduardo Schinca. «Mefisto» dirigida por Aderbal Freire. «La boda» de Bertolt Brecht dirigida por Héctor Manuel Vidal. «El tobogán» de Jacobo Langsner dirigida por Juan Worobiov. «La voz humana» de Cocteau dirigida por Margarita Musto. «El poder nuestro de cada día» dirigida por Mario Ferreira…
-¿Qué proyectos de trabajo tenés para el año que inició?
-Estamos ensayando «Rinocerontes» de Eugène Ionesco con dirección de Álvaro Aunchain, a estrenar el 3 de marzo en el Teatro Solís. Hay más títulos previstos para la temporada 2018, pero aún no sabemos a cuáles seremos asignados. Eso forma parte del funcionamiento de la Comedia Nacional.
GUILLERMO ROBALES
-¿Por qué decidiste hacer teatro?
-Cuando estaba en el liceo comencé a ir a talleres de teatro. Al terminarlo ya estaba decidido a presentarme en la EMAD (Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático Margarita Xirgu) y entré. Veía obras y me imaginaba poder estar en un escenario. Los actores me parecían superhéroes, en mi imaginario creía que eran personas afortunadas, idealizaba mucho la profesión. Algo fundamental fue el apoyo de mis padres, estuvieron de manera incondicional, disfrutando conmigo esos años de formación. El teatro es juego y desde ese lugar lo hago; cuando no es así lo sufro bastante y se vuelve algo repetitivo y aburrido de hacer.
-¿Qué es lo más grato de tu carrera?
-Poder construir otras realidades. Salir por un rato de tu vida, tu familia, la rutina, tus obligaciones y entrar en otras situaciones ficticias que tenés que vivir como propias. El trabajo colectivo, cuando se da, creo que es de las mejores cosas del teatro. Cuando todos los integrantes de una obra tienen el mismo objetivo y tienen claro para qué y por qué están haciendo lo que están haciendo, es alucinante. Los ensayos, si están planificados por el director, son de las cosas más divertidas que tiene el teatro. Algo muy gratificante que me ha dado mi carrera además, en mi vida personal, es mi pareja.
-¿Te identificás con algún personaje de los que has interpretado?
-Pocas veces me ha pasado, pero una vez fue muy fuerte esa identificación, tanto así que creo que no hubo personaje, se fusionaba muy bien el personaje con mi personalidad y realmente estaba colocado desde un lugar sincero y abierto a los demás. Hay textos que te tocan de cerca desde el primer momento que tenés contacto con ellos y otros ante los que hay que buscar desde qué lugar uno les da “forma” a sus personajes. Justamente, cuando te seduce el personaje y la obra, como al principio de cualquier relación amorosa, no pensás en la forma y todo fluye de una manera tan sincera que parece fácil actuar, como también parece fácil el amor cuando lo vivís con libertad.
-¿Utilizás tu experiencia de vida para crear tus personajes?
-De manera consciente solo me sucedió en la oportunidad que mencioné anteriormente, porque obviamente siempre exponemos y trabajamos en el escenario con nuestro cuerpo y nuestra mente. Fue en una obra de O´Neill, “Viaje de un largo día hacia la noche”. Fue de las mejores cosas que me han pasado como actor. Conocí un autor que escribió hace 75 años atrás sobre cosas parecidas a las que me habían y me estaban pasando. Me obligaba a revolver y a conocerme todos los días en esas situaciones excelentemente planteadas por el autor, y a curar otras para poder entenderlas y escenificarlas.
-¿Cuánto hace que estás integrado al Teatro Circular?
-Hace pocos años, desde 2013.
-¿Tenés algún proyecto para el año próximo?
-Por ahora, sólo confirmada la reposición de “El médico a palos” en febrero.