Libros

40 años no es nada

Libros / 31 julio, 2018 / Rodolfo Santullo

 

Gráfica Ilustrada impresiona a simple vista. Un lujazo de libro —uno de los libros más bonitos que quien suscribe haya visto editados en nuestro país— de más de 200 páginas y en un tamaño que lo vuelve un dolor de cabeza para ordenarlo en la biblioteca, el repaso que el propio Larroca organiza de su obra es un trabajo por demás relevante. Relevante primero que nada por la calidad artística del material incluído pero también por ser una puesta a punto, un justo relevamiento a la obra de un creador cuyo nombre no se cuenta entre los primeros que saltan a la memoria cuando hablamos de ilustradores nacionales con visibilidad en medios de prensa, como sí pasa con Ombú, Hogue o Arotxa (quien se cuenta entre los prologuistas del libro junto a, entre otros, Elvio Gandolfo).

Pero a no asustarse por lo imponente de su contenido o presentación. Larroca ordena sus trabajos mediante unas útiles secciones temáticas y un buen número de fichas que acompañan a una gran mayoría de ilustraciones puntuales. En las secciones, explica muchas veces las circunstancias en las que se produjeron los trabajos, si son éditos o inéditos y en muchas ocasiones brinda contexto histórico —y muchas veces político, no guardándose ninguna opinión— de la obra. Las fichas de los dibujos, por su parte, ya brindan detalles técnicos como los elementos utilizados o, en ocasiones, lugar donde se publicaron o expusieron.

Leído —visto, más bien— en su conjunto, el resultado quita el aliento. La variedad de estilos, técnicas y dinámicas que maneja Larroca en su obra lo hace una de esas rara avis capaces de mimetizarse con lo que sea que necesite para llevar a cabo la obra que desea realizar. Desde el dibujo simple a lápiz, pasando por la historieta, el dibujo humorístico para las páginas del diario, portadas de discos, o collages, no parece haber formato que no haya utilizado en algún momento de su carrera. Al mismo tiempo, da la sensación de ser una verdadera esponja que absorbe cuanta referencia cultural o popular orbita a su alrededor y volcarla —canibalizarla, incluso— en sus trabajos (las menciones a personajes pop como los superhéroes o Los Simpsons están tanto o más presentes que los retratos de personalidades públicas reales). Y el recorrido, además, sirve para contemplar y admirarse de lo extenso de su producción —de lo abarcativo de la misma— a lo largo de estos cuarenta años de carrera continuada en diversos ámbitos del espacio cultural uruguayo, incluso realizando exhibiciones tanto en Uruguay como en Estados Unidos, España e Inglaterra, por mencionar solo algunos de los países; y esto sin olvidar su trabajo como ilustrador para medios periodísticos, especialmente en El País Cultural. El trabajo es tan inconmesurable que el propio Larroca se sorprende, en su texto introductorio, de contar con más de 3 mil obras entre éditas e inéditas. No es para menos.

El recorrido que comienza, evidentemente, con sus primeros trabajos llega incluso hasta su obra más reciente —las ilustraciones para el documental Sangre de Campeones—, y es muy difícil seleccionar destaques en una obra tan contundente y pareja, pero me quedo con la parodia del cuadro de Blanes —La Fiebre Amarilla— con los Simpsons o con ese Mickey Mouse ejecutor a punto de ultimar al asesino de Minnie. Cada lector tendrá sus favoritos. Opciones no le faltan.

Gráfica Ilustrada cumple además funciones de otro aniversario. Cuarenta años son también los que cumple Ediciones de la Plaza, y los festeja con este librazo de Oscar Larroca. Un doble aniversario que es un gran festejo, uno donde los más beneficiados resultamos nosotros: los lectores.

 

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